Guillermo Sheridan
La élite en masa *
A unos días de que líderes e ideólogos del PRD se pronunciaron por una UNAM ''democrática, gratuita y popular'', un reportero nos cuenta emocionado que leyó en un muro universitario la curiosa leyenda ''šAbajo la élite!''.
ƑQué significa? ƑPor qué la palabra élite produce ese instantáneo agravio? Porque los sentimentales se sienten más a gusto en la medianía; más confortables voceando la queja igualitaria que exigiendo la responsabilidad individual. Se entiende que el PRD viva de esa elección; lo que indigna es que infecte de esa actitud un ámbito que se define precisamente por la responsabilidad personal, pues se pensaría que, al hacerse de una universidad, financiarla y tratar de meter a sus hijos en ella, lo que está diciendo el pueblo de México es que quiere élites, que las necesita, que le urgen las élites.
Es función del Estado aportar la educación básica obligatoria para que, quienes tengan los méritos, asuman su responsabilidad individual de optar por el ingreso a la UNAM. El modificado reglamento de pagos de la universidad considera que nadie debe perder esa oportunidad por razones económicas, y propone que parte de esa responsabilidad es pagar una colegiatura si se está en capacidad de hacerlo (pues la educación universitaria no es obligatoria). Pero tan es de élite el alumno becado que no puede pagar, como el que paga: es su responsabilidad la que los hace universitarios.
El Partido de la Revolución Democrática, sin embargo, subraya en su discurso la idea de una universidad ''democrática, gratuita y popular'', idea que sus activistas universitarios traducen en rechazar a las élites con un antídoto singular: universidad gratuita para todos e ingreso automático.
A él se debe que, en un movimiento estudiantil tan transparente y democrático, el ''pase automático'' resucitara en la imperativa lista de exigencias para levantar la huelga. De nuevo se procura que la Universidad Nacional sea sede hospitalaria de la masa agraviada, no recinto de la responsabilidad individual. De nuevo se propone la cursi ecuación: el estudiante de la UNAM tiene más conciencia social y más amor a México... porque su educación es gratuita.
Democratizar una universidad es una contradicción en los términos: se trata de una instancia jerarquizada por la naturaleza misma del saber, que no gobierna grupos sociales con derechos sino que transmite conocimientos a individuos que los ameritan. Es una institución en la que, en teoría, las mejores mentes de un país se educarían en el mejor conocimiento posible de la realidad con objeto de que ésta mejore para todos.
Una universidad no considera el origen, la clase o las creencias de los mejores, sino que son los mejores y que desean serlo más. (De prevalecer, la restauración del ''pase automático'' ayudará de nuevo a ingresar por decreto, no por méritos individuales, y la élite de los mediocres desplazará de nuevo a la de los capaces, con apoyo de los causantes.)
Hablar de elitismo en una universidad es una redundancia; si lo niega contradice sus propósitos y las expectativas sociales que la financian: el pueblo que paga quiere profesionistas de élite, no profesionistas democráticos (una universidad que no recibe a los mejores, sino sólo a los que pueden pagar, no es elitista: es onerosa, que es distinto). Al paciente preoperatorio no le importa que el cirujano ame a México sino que conozca su ciencia; no quiere que sea automático, quiere que tenga responsabilidad.
Ingresar a la UNAM automáticamente y recorrerla gratuitamente surge de una convicción que los activistas esquivan: los 80 mil pesos que cuesta mi carrera, mi particular mejoramiento personal, merecen ser pagados por los causantes: así de elitista soy. De este modo, la lucha ''popular'' y antielitista por la gratuidad de la educación universitaria y el pase automático se presenta como una lucha de clases cuyo singular objetivo es cambiar de clase e ingresar a una élite.
ƑRecordará el PRD que el presidente Lázaro Cárdenas decretó en el Plan Sexenal (1935) que no era competencia del Estado patrocinar a una institución que beneficia individuos y sólo ''indirectamente'' a la sociedad? ƑPor qué iba el Estado a financiar una élite egoísta que utilizaría sus conocimientos para explotar mejor a la colectividad? Hasta el Tata sabía que los universitarios son élite. Los neocardenistas le contestarían: es que ahora se trata de que todos sean élite; de que toda la colectividad se beneficie egoístamente de la colectividad, no sólo algunos.
Exigir el ''diálogo'' como procedimiento reglamentario y el plebiscito como forma de gobierno en la UNAM, no sólo supone que la masa estudiantil y estunamita es élite de entrada, sino que discute inter pares con maestros, investigadores y órganos de gobierno.
El voto que vendría del cerebro del investigador de toda la vida valdría lo mismo que el que viene de la mano de un joven preparatoriano. Así, una institución de élite, que quiere ser de élite y a la que México le exige que lo sea (y la financia para ello), querría ser gobernada no por sus propias élites, sino por lo que resulte de su desaparición. Es decir: una asamblea (y, claro, un Directorio) en perpetuo estado de plebiscitar y plebiscitarse no en nombre de una responsabilidad individual, sino de su ''democracia'', su colectiva ''conciencia social'' y su automático ''amor a México''.
Pero ningún político en campaña apoya reformas contra una entidad que le da 250 mil votos, y menos aún si con los votos se le entrega una amplia y veloz base combativa. Así el rector, a quien le interesa la elitista eficiencia de la UNAM, ya está considerado un enemigo de la ''clase estudiantil'', y el PRD, a quien le interesa la automática utilidad de la UNAM, ya está considerado su adalid.
''šAbajo las élites!''. Es tan desconcertante como, en un avión en pleno vuelo, encontrarse con una pinta que dijera ''šAbajo los pilotos!'' (es decir: abajo todos). La paradoja obliga a suponer que nace una nueva élite: la de los pilotos que están más a gusto en el suelo.
* Algunas reflexiones de este artículo resumen las que expuse en ''Democratizando a la UNAM'', Vuelta 253, diciembre de 1997.