ƑAlguien dijo "causalidad"?
Juan Soto Ramírez
Por siglos y siglos se consideró que el verdadero conocimiento de un fenómeno cualquiera debía ser un conocimiento por sus causas, es decir que no se podía hablar de conocer efectivamente un fenómeno si no se determinaba la causa que lo producía. Geymonat, L (1993): Límites actuales de la filosofía de la ciencia, pp.73
Pensar que la realidad es mecánica nos lleva a aceptar que está hecha de efectos cuyas causas pueden des- velarse: mientras el petulante empi-rismo reduce obstinadamente la naturaleza a un conjunto de datos que se conectan entre sí, el ingenuo pragmatismo la piensa como un conjunto lleno de objetos. Inde-pendientemente de cuál sea la postura que se tome, existen varias con-dicionantes cuya influencia sobre la manera de pensar la realidad es determinante. Si nos preguntásemos: Ƒla realidad puede descomponerse en un complejo sistema de variables?, deberíamos responder sí, pero cuando a la pregunta añadimos un com-plemento necesario: Ƒpuede ese complejo sistema de variables agotar la realidad?, tendríamos que respon-der de manera rotunda: no. Hemos generado un conocimiento relativo, verdadero y falso a la vez, como la ciencia.
Ahora bien: Ƒlos
eventos de la realidad están conectados entre sí o
guardan una relación artificial que se genera en el proceso de
investigación? Ambos cuestionamientos
conducen a una respuesta parcialmente afirmativa y relativamente
negativa. Los investigadores cuantitativos lo saben muy bien. Dentro
de un sistema complejo de variables existen algunas que producen
efectos principales, otras que desencadenan efectos secundarios y
algunas más (indeseables para ellos), que liberan efectos
espurios. No obstante (y por fortuna de muchos), dichos sistemas de
variables son imperfectos, es decir no agotan la realidad que tratan
de explicar. Más aún, la conexión entre dos
hechos del sistema no puede justificarse fuera del mismo, lo cual nos
lleva a pensar entonces que si los sistemas complejos de variables se
rigen por una noción de causalidad, dicha noción
sólo es verdadera para el mismo sistema en el cual fue
acuñada. Es el hábito de pensar de una sola manera la
realidad la que nos lleva a suponer que a todo efecto corresponde una
causa: el futuro se induce conforme al pasado. Esta tendencia
práctico-instintiva forma parte de la naturaleza social que se
ha expandido por siglos. Fuera del hábito no puede justificarse
ningún tipo de conexión. ƑEs necesario salir del
hábito para descubrir otro tipo de eventos aunque se trate de
la misma realidad? Sí. La realidad no puede ser
simultáneamente visible y, por ende, no puede reducirse
sólo a una perspectiva o punto de vista.
Quien pueda inferir que B sucederá después de A (muy a pesar de que su inferencia sea verdadera y pueda contrastarse por medio de la evidencia), más que apelar a un razonamiento riguroso, sistemático, objetivo, etcétera, invoca un criterio subjetivo que se niega a reconocer: el de la experiencia propia porque es sólo por medio de la constatación de que una vez sucedido A sucederá B que la inferencia puede ser formulada, pero nunca antes. Lo cual trae consigo un nuevo problema porque quien piensa que B siempre sucederá después de A, supone que la naturaleza se mantendrá inmutable de tal suerte que ninguna condición podría modificar la conexión estipulada. Si después de A sucede B, las cosas habrán cambiado de tal suerte que tal conexión deberá incluirse dentro del sistema como posibilidad, aunque no suceda más que eventualmente. Con-forme pueda irse des-cubriendo que dentro de cada sistema de variables ocurre una infinidad de eventos que no habían sido considerados, el sis-tema se volverá cada vez más complejo de tal suerte que el sistema nunca agotará la realidad que trata de explicar. Si por el contrario dentro del sistema de variables se producen efectos que no habían sido considerados dentro del mismo ello pondrá en evidencia que la noción de causalidad no puede ir más allá del hábito. Si el aleteo de una simple mariposa es capaz de provocar la caída de un avión o un tornado imagine el lector lo que pudo haber provocado el presente artículo. Lo cierto es que para imaginarlo debe romper con el hábito para descubrir un mundo lleno de sorprendentes eventualidades.
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