n Rompió esquemas con Los años con Laura Díaz


Fuentes teatralizó su lectura

y cautivó en Buenos Aires

n Un público emocionado lo recibió en la 25 Feria del Libro

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 1o. de mayo n Rodeado de un público que guardaba un silencio sacro y emocionado, el escritor mexicano Carlos Fuentes se convirtió nuevamente en la gran atracción de la 25 Feria del Libro y rompió esquemas, al leer capítulos de su libro Los años con Laura Díaz pero teatralizándolos. El pasado miércoles Silvia Hopenhayn, quien lo presentó ante unos 500 asistentes, cerró el acto con una frase jocosa: "Ha nacido una estrella de radioteatros", dijo. Fuentes había comenzado cantando sorpresivamente una canción popular, para leer luego el capítulo que lleva la mirada de Laura Díaz hacia la intimidad de los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera.

Sus palabras también tenían altos y bajos en el tono, y había una cierta comunión con ese hombre que, al meterse en la historia de espejos de su infancia y en el desarrollo histórico de su propio país, también se desnudaba en los sentimientos y sensaciones que se entrechocan en la vida de un creador. Habló incluso del egoísmo que supone el apartarse de todo para crear. No hubo melancolía en sus palabras, y sí en cambio una enorme vitalidad, ironizando sobre la posibilidad de que pudiera estar "oyendo los pasitos de la Parca que se acerca y entonces hago un esfuerzo como este para decir todo lo que tengo que decir".

El escritor sostuvo que su nueva obra completa un ambicioso proyecto e incluso dijo que Los años con Laura Díaz se puede leer "como una contraparte ųalguien dijo un contraespejoų de Artemio, que es la novela de un hombre que agoniza en un país que se está construyendo, el México posrevolucionario que él mismo contribuyó a crear. En el caso de Laura Díaz se trata de una mujer que se hace a medida que el país se deshace".

Fuentes también intervino anoche en un diálogo con el poeta Guillermo Saavedra, y allí recreó su infancia, su reencuentro con el castellano de sus abuelas, después de recibir una educación bilingüe y entender que en inglés "ya todo parecía estar dicho". Decidió entonces tomar contacto profundo con la realidad latinoamericana. Fue un diálogo distendido, donde se anduvo por los caminos de la poesía, que Fuentes define como un género especialmente difícil, y también habló de la exaltación del lenguaje que sobrepasa al escritor.

En ambos encuentros con sus seguidores, la llaneza de su lenguaje, de su comunicación con el público, sus posiciones políticas, y la magia de sus novelas, su prosa, donde él siente que está la poesía también, hizo varios milagros, como el silencio total, ese silencio de los que escuchan cada sonido de la música.

Cautivando a todos, firmando libros o realizando definiciones políticas muy precisas y advirtiendo sobre la necesidad de enfrentar con otras propuestas este socialmente injusto periodo histórico, Fuentes volvió a dejar una idea de cercanía, que los argentinos a veces no pueden establecer con sus propios escritores.

Anoche sí pareció nostálgico cuando habló de que difícilmente se pudiera escribir ahora "la región más transparente" en la ciudad de México, dadas las dimensiones que tomó la capital, lo que obliga a los autores a escribir sobre distintos barrios. Varias definiciones políticas lo ubicaron también en el centro de los comentarios. Sostuvo con cierto dejo de broma, pero con un mensaje muy claro para algunos, que la única manera de enfrentarse a Estados Unidos es de pie y mirándolo de frente, no mediante "relaciones carnales" que, como se sabe, es el término que usa el canciller argentino Guido Di Tella para definir las existentes entre Argentina y la potencia mundial.

 

Amplio repertorio de gestos

 

"Fuentes exhibió un amplio repertorio de gestos, expresiones, entonaciones y miradas que echaron a volar las palabras que traía en su papel. Encarnaba cada una de las situaciones del relato con un tono distinto, acentuando la tragedia y destacando la ironía. Le daba cauce a la singularidad de los personajes de la narración, caracterizándolos uno por uno como si fueran otros tantos actores. En dos ocasiones, Fuentes se dio el gusto de canturrear dos canciones mexicanas", dice una crónica del periódico La Nación.

A su vez en Página 12, Cecilia Bembibre escribió: "Contando con la mirada de Laura Díaz, el personaje que hizo testigo de un siglo de la historia de su país, Fuentes cantó coplas populares, gritó la impotencia de sus personajes, los hizo pensar en voz alta, reír, hablar en inglés y desmoronarse en lágrimas".

Fue un día y un encuentro distinto en la feria que culminará la próxima semana y una nueva percepción de un escritor, que como Fuentes, tiene aquí un público lector, que ya lo espera como a un viejo amigo cercano.