n Expresó su preocupación por el conflicto, el cual, previó, "será largo"
Se reunió el rector Barnés con consejeros del IIE
n Para encontrar una solución, debe derogarse el RGP, plantearon académicos durante el encuentro
Alma E. Muñoz n Por primera vez desde que inició el paro estudiantil en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el rector Francisco Barnés de Castro efectuó una reunión privada con integrantes de consejos del Instituto de Investigaciones Económicas, a quienes hizo patente su preocupación por el conflicto universitario el cual previó, será largo.
Genoveva Roldán y Ana Esther Ceceña, del Consejo Interno del IIE y del Consejo Académico del área de Ciencias Sociales, respectivamente, mencionaron que al rector se le comentó que el conflicto sobre el Reglamento General de Pagos (RGP) pudo tener otra connotación si los representantes de los órganos colegiados tuvieran más comunicación con la comunidad universitaria. Barnés respondió que "todo momento es difícil" para temas de esta naturaleza.
Pidió a los académicos que le presentaran un formato de debate para analizar los problemas de la UNAM una vez levantada la huelga. Para los mentores, sin embargo, sería más importante si todo fuera de la mano, es decir, que dentro de la discusión se hablara también sobre las cuotas.
Por su parte, los integrantes del IIE le plantearon que para resolver el problema es necesario, por un lado, que las autoridades deroguen el RGP, y por el otro, que los estudiantes levanten la huelga; también informaron a Barnés que no aceptarán formar una comisión intermediadora.
El viernes pasado Barnés de Castro, junto con la directora del Instituto, Alicia Girón González, invitó a los representantes entrantes y salientes ante los Consejos Interno, Técnico, Académico de Area y Universitario, a reunirse para hablar sobre la crisis en la UNAM de manera "informal" y plantearles, a la vez, su visión sobre las posibles alternativas en torno al caso, luego de que de este centro universitario surgirea la propuesta de que conjuntamente académicos e investigadores tuvieran una participación más activa en el movimiento, pero con una posición neutral. A la reunión, efectuada en una casa de San Jerónimo, llegaron más de 20 personas, entre ellos miembros del personal del IIE. Las académicas citadas explicaron a Barnés de Castro que es necesario tomar en cuenta a toda la comunidad de la máxima casa de estudios para cualquier decisión de la UNAM, y criticaron la forma en que se aprobó el Reglamento General de Pagos.
Señalaron entonces que toca a estudiantes y autoridades analizar cómo se resuelve la huelga que hoy cumple 14 días y no a los académicos, quienes pugnan por que se derogue el RGP para restablecer los canales de discusión y que la UNAM retome sus tareas.
"El rector respondió que la derogación no puede ser el punto de inicio de un diálogo entre personas en disputa, pues el punto de llegada debe ser el levantamiento de la huelga, y las cuotas, el de partida" para hablar sobre los problemas sustantivos de la máxima casa de estudios, según explicó Genoveva Roldán.
De acuerdo con Ana Esther Ceceña, Barnés de Castro está de acuerdo en debatir sobre "muchas cosas más, y nos instó a hacer propuestas acerca de qué espacios de debate requeriríamos abrir para evitar que el conflicto se polarice demasiado y que se restrinja a una decisión de reglamento o de huelga. En este sentido se abrió la posibilidad por parte del rector de que toda la comunidad se incorpore al debate de los principales problemas universitarios incluso como parte de solución del conflicto".
En la reunión quedó manifiesto que Francisco Barnés de Castro no está de acuerdo con un diálogo público, como plantea el Consejo General de Huelga; insistió en el formato privado y en que el punto a debate debe ser el paro de labores, con lo cual discrepan los académicos, porque para que aquel se levante primero se debe derogar el RGP. Simultáneamente, debe debatirse la autonomía universitaria y la forma de gobierno dentro de la UNAM.
Según Genoveva Roldán, "tendrá que establecerse una relación paralela en cuanto a derogación del reglamento y levantamiento de la huelga. El tomar decisiones centrales permitiría la posterior discusión de problemas de la universidad. Pensar que pudieran ir de la mano sería lo ideal". En este esquema, dijo Ana Esther, "en la Rectoría estaría la iniciativa para dar el paso que levante la huelga y dialogar en otras circunstancias; de cualquier forma, los académicos seguiremos haciendo propuestas e insistiremos con el rector en que es mejor discutir con la universidad funcionando que con huelga", sobre todo si el problema se provocó por la falta de consensos entre toda la comunidad.