La Jornada jueves 6 de mayo de 1999

SECTOR INFORMAL, LA VERGÜENZA

SOL La situación de un vasto sector de la población que la política económica en vigor ha expulsado de las actividades productivas, y que se documenta en un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), es uno de los saldos más amargos y vergonzosos de los 17 años de neoliberalismo que ha padecido el país y una muestra palmaria de la inviabilidad de esa doctrina.

Las cifras del organismo indican que en la llamada "economía informal" -eufemismo de la jerga tecnocrática en el que caben tanto las actividades laborales y mercantiles de subsistencia, ajenas al marco fiscal, como prácticas ilegales en las que se manejan sumas cuantiosas, como el contrabando organizado- circulan unos 146 mil millones de dólares anuales, es decir, una tercera parte del producto interno bruto (PIB) de México. Ese dato desmiente la versión oficial de la Secretaría de Hacienda, la cual atribuye al "sector informal" una magnitud de sólo 10 por ciento del PIB, es decir, unos 44 mil millones de dólares. Esta preocupante discordancia hace necesaria una explicación por parte de las autoridades económicas, a fin de despejar la inevitable sospecha de que, en las oficinas gubernamentales, se realice un "maquillaje de cifras" con propósitos propagandísticos.

Sea cual fuere la cifra correcta, el hecho es que el modelo económico vigente ha expulsado a millones de personas -44 por ciento del empleo urbano total- del mercado laboral establecido y los ha empujado a ganarse la vida en medio del más absoluto desamparo, al margen de la seguridad social, los derechos laborales básicos y, en no pocas ocasiones, de la ley. El drama de esos mexicanos es, a su vez, caldo de cultivo para el surgimiento de grandes concentraciones de poderes políticos y económicos mafiosos -los liderazgos priístas de comerciantes ambulantes son un ejemplo claro- y una circunstancia propicia para la comisión de fraudes fiscales por parte de grandes empresas e individuos acaudalados: según el documento de la OCDE, "no es raro que empresas pertenecientes al sector formal vendan una parte de su producción en el sector informal que escapa a la imposición fiscal", además de que "los vendedores ambulantes y otros minoristas del sector informal son proveídos, al menos cierta medida, con importaciones no declaradas que no pagan impuestos, así como, en ciertas ocasiones, con bienes robados".

Se establece, así, un círculo vicioso que distorsiona en forma inadmisible la institucionalidad, las leyes, la economía, la política y el tejido social de la nación: producto "de la pobreza generaliza, de la falta de instrucción de una parte importante de la población y de la ausencia de una red de protección social", la denominada "economía informal" contribuye a ahondar las desigualdades y las injusticias multiplicadas por un manejo económico sordo y ciego ante las necesidades de la población, pero atento a las prescripciones de los organismos financieros internacionales.

Finalmente, el reporte de la OCDE es un desmentido, implícito pero demoledor, a las actitudes triunfalistas que imperaron durante el sexenio pasado, que distan de haber sido superadas en el actual, y que incluso ofrecieron a la sociedad mexicana el ingreso del país al Primer Mundo y, especialmente, al organismo internacional que ahora emite este deplorable veredicto sobre nuestra economía.