n Despojo, lesiones, amenazas y robo, entre los cargos
Enfrenta Gutiérrez 5 denuncias penales
José Galán n El líder del Movimiento Territorial del PRI-DF, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, enfrenta más de cinco denuncias penales por despojo, lesiones, amenazas y robo, presentadas ante la Procuraduría capitalina en el último año, incluyendo la denuncia por falsificación presentada en marzo de 1998 por el PRD-DF debido a la alteración de documentos oficiales.
Gutiérrez de la Torre, en libertad provisional luego de depositar una fianza de cien mil pesos en el juzgado 55 penal con sede en el Reclusorio Oriente, que lo encontró culpable de despojo agravado, por lo que le dictó el auto de formal prisión, es investigado precisamente por la denuncia presentada por Armando Quintero hace más de un año, cuando simuló sellos del PRD en entrega de dotaciones de agua en colonias sin ese servicio en Iztapalapa.
Fuentes de la Procuraduría capitalina subrayaron que ninguna de esas denuncias, cuyas averiguaciones previas se mantienen en reserva, precisamente "porque no se les va a dar carpetazo. Siguen vigentes, y los detalles están bajo análisis a fin de integrar los expedientes respectivos".
Las fuentes no descartaron que esas averiguaciones previas, "presentadas por individuos y organizaciones sociales por igual", sean acumuladas al expediente que por despojo agravado tiene el secretario general adjunto del PRI-DF en el juzgado 55 penal del fuero común.
"El indiciado no tiene por qué presentarse con la boca tapada, ya que los expedientes abiertos no se refieren a casos de difamación", afirmó una fuente. "En el caso de la invasión del predio Las Minas, en Iztapalapa, el ilícito está claro, y no hay vuelta de hoja. Ese señor no tiene porqué politizar un simple hecho de procuración de justicia".
Para la Procuraduría capitalina, las denuncias presentadas en contra del miembro del Consejo Político del PRI-DF "no recibirán ningún carpetazo. La instrucción es proceder en consecuencia para investigar todas y cada una de ellas. Y hemos comenzado a encontrar elementos suficientes para continuar adelante. De ninguna manera serán casos congelados", enfatizó.
n Su lideresa, María Elena Serrano, les prometió que nadie los sacaría del predio
Se dicen defraudadas las 700 familias desalojadas de Las Minas
n Temen represalias de La Güera, protegida de Cuauhtémoc Gutiérrez; "es capaz de todo", aseguran
Elia Baltazar n El miedo es un lugar común. Pero en Las Minas éste llega a terror. Las 700 familias que el pasado viernes fueron desalojadas de aquel predio, ubicado en la colonia Miguel de la Madrid, saben lo que es vivir acosadas por las constantes amenazas de una mujer que se proclamó su líder, bajo la promesa de un terreno del cual nadie, les dijo, los despojaría.
Ya lo perdieron todo, pero el miedo persiste, porque María Elena Serrano Magallanes, la lideresa que encabezó la invasión de Las Minas, en octubre de 1997, protegida de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, "es capaz de todo", dicen. Y "nuestra vida corre peligro". Mucho más ahora que salió libre, luego de pagar la fianza que la libró de la cárcel, acusada por despojo agravado. Por eso quienes acusan piden el anonimato y un lugar "lo más lejano posible" de aquel terreno de 46 mil metros cuadrados, para reclamar el engaño de que fueron objeto.
Relatan que todavía unos días antes del desalojo, la lideresa les dijo que ya pronto tendrían sus escrituras, "y pasó a cobrar las cuotas semanales obligatorias de 10 pesos y el pago de 110 por el agua. Eso sí, con la advertencia de que si no cumplíamos tendríamos que pagar el doble".
Siempre fue así, dicen: "Compañero, si no pagas vas a tener que sacar tus garritas de aquí o te las saco yo". "Si no construyes, compañera, te vas a tener que largar porque allá fuera hay muchos esperando un lugar". Muchas de las veces cumplió sus promesas echando mano de una cuadrilla de golpeadores que actuaba bajo su resguardo.
Todos saben quiénes son aquellos que obedecen las órdenes de La Güera, como conocen a Serrano Magallanes, pero nadie sería capaz siquiera de señalarlos. Ellos son Aidé, Juana y Carmela Evangelista, quienes actúan como "orejas y lugartenientes" de la lideresa, y Javier y Felipe, dos jóvenes herreros responsables de la "seguridad" del predio. También están sus tres hijos: Noemí, Andrés y Eliset, a quienes construyó las mejores casas del lugar, "gracias a nuestros ahorros, porque antes no tenían ni en qué caerse muertos".
La historia de Serrano Magallanes se hilvana de boca en boca y cada uno de sus agremiados aporta los datos necesarios: "Dicen que La Güera se dedicaba a vender costales, y sólo tenía una casa de cartón en un terrenito que invadió ella sola, y del cual nadie hizo caso porque sólo se trataba de una franja de tierra", justo en la parte alta de Las Minas, sobre la calle Veracruz, la que mandó cerrar para construir una de las dos entradas al predio situado en un socavón. Su casa, pues, se levanta como una torre de vigilancia sobre lo que ahora son ruinas y antes eran techos.
Más tarde se unió a un grupo de invasores profesionales de Iztapalapa, que la acercaron al PRI. "Así conoció a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien la apoyó en su primer intento de invasión al predio Las Minas, en febrero de 1997". No tuvo éxito porque aún no gozaba de la representatividad necesaria. Pero el empuje del rey de la basura bastó para que unos meses después, en octubre de 1997, lograra su cometido.
El rumor de la tierra prometida que esperaba ser conquistada se esparció y la gente llegó para sumarse al ejército de Serrano Magallanes. Vinieron de Neza y de la parte alta de Iztapalapa, principalmente, así como de la misma colonia Miguel de la Madrid. "Cuando uno anda de arrimado no tiene nada que perder, por eso nos arriesgamos", señalan algunos vecinos.
Las Minas, recuerdan, era un terreno baldío, donde lo mismo se encontraban cadáveres de perros que de humanos. "Nadie se atrevía a pasar por allí, hasta que llegamos nosotros, lo limpiamos y nos acomodamos con nuestras casitas de cartón. Queríamos esperar un tiempo para ver qué pasaba".
Los primeros en acomodarse no pagaron más que 200 pesos por un terreno de ocho por ocho. Pero la plusvalía llegó y su pr ecio se elevó hasta 8 mil pesos, sólo que los terrenos ya medían la mitad. A últimas fechas, los lotes de 60 metros cuadrados se cotizaron hasta en 18 mil pesos. "Todo, a discreción de La Güera", agregan.
Después comenzaron las presiones de La Güera. Y las cuotas: "Había que cooperar para celebrar el Día del Niño, de las Madres, del Padre, el 12 de diciembre, las posadas, su cumpleaños... Y bueno, era la líder, y había que llevarle mariachis y hacer la fiesta en grande".
Obligó a la gente a fincar: "Rapidito, compañera, porque si no te quito el lugar". Y lo cumplía. Mucha de la gente que invadió junto con ella terminó por irse obligada por las amenazas y las cuotas que ya no podían pagar.
Pronto la casa de María Elena Serrano comenzó a crecer, lo mismo que sus propiedades y sus exigencias. "Luego nos obligó a ir a todos los mítines de los priístas. Eso sí, teníamos que pagar 50 pesos por cada gorra y playera que teníamos que usar, y en cada acto era una nueva, porque era diferente el candidato. Y no podía ir sólo uno de la familia, sino todos".
Bajo el lema de "al partido alabando y con el garrote dando", obligó a las 700 familias a afiliarse al PRI y votar por cuanto candidato se apostara. "Pasaba lista de asistencia, y pobre de aquel que se negara, porque ya sabía uno que tarde o temprano llegaban sus gorilas a cobrarnos la falta".
Cuando el valor todavía alcanzaba, muchos de los colonos de Las Minas agredidos por La Güera presentaron sus denuncias en la 44 agencia del Ministerio Público. Entre éstas se encuentra una presentada por una familia de la colonia Miguel de la Madrid, cuya casa fue prácticamente destrozada por la gente de Serrano Magallanes, luego que se opusieron y presionaron para que no le permitieran la construcción de una toma de agua clandestina, que empeoraría los problemas de agua que ya de por sí se padecen en la zona.
Su liderazgo era incuestionable a la sombra del líder del Movimiento Territorial y aun de la propia administración perredista en la delegación, que la dotó de luminarias para el alumbrado público y de material para la pavimentación de calles. "Siempre nos dijo que sus influencias eran muy altas y nosotros le creímos porque nunca hicieron nada contra ella y hasta le daban material", confiesan.
Sus métodos para conseguir lo que quería eran igualmente ilimitados. "Una vez incluso secuestró a una cuadrilla de trabajadores de la delegación para que nos pusieran una válvula en la toma de agua. Y obligaba a los de la Compañía de Luz a hacer la conexiones para colgarnos con diablitos. La colonia estaba iluminada como la mejor de las ciudades", aunque no contara con instalación propia.
Cada servicio era una sangría para las familias, pues por cada uno de los terrenos, aunque pertenecieran al mismo dueño, tenía que pagar 210 pesos por la válvula del agua, 110 por la caja de luz, 327 por los postes de luz, 407 de la cuota de agua, etcétera.
Sus amenazas y sus propias acciones hicieron que el mito de La Güera creciera alimentado del rumor: "Dicen que le cortó la mano a un señor que trató de matarla, que ha permitido violaciones, que ha golpeado a familias, que nadie puede con ella, ni la muerte...". Por eso el miedo sigue pegado a la piel de la gente que habitó Las Minas y que ahora permanece bajo cajas de cartón, en las calles, frente a lo que siguen reclamando como suyo.