Prodigy Present. The Dirtchamber sessions I (Sun Records). Más que un atrevimiento a destruir con sampleos-sádicos, rolas acrisoladas en pedazos de historia musical nueva, el disco Prodigy Present: The Dirtchamber sessions I es un verdadero impuesto tributario que la Electronic Body Music le debe a algunos influyentes músicos que en los últimos años se han transformado en escenarios de pretensiones extravagantes. Los nombres de Sex Pistols, Janes Adiction, Beastie Boys, Meat Beat Manifesto, Medicine, Barry White, Public Enemy, Charlatans, Propeller Heads, Chemical Brothers son sólo algunas de las gabelas que este álbum le debe a la entrega de uno mismo, que es el movimiento corporal. Ocho sesiones de ludismo auditivo al compás de la imaginación humana acalambrada de dinámica pura, de gente como Coldcut, Big Apple Productions, Cutmaster, Dj Cheese, Swift, Mixmaster Mike y otros, quienes se reúnen para manifiestar gustos individuales y metamorfosear canciones en cuartos de perpetuo baile. (Juan José Olivares)
Aerosmith. Little South of Sanity (Geffen). Una de las más grandes y sólidas bandas de rock de todos los tiempos. Llevan 30 años rocanroleando juntos (aunque Perry y Whotford salieron por un tiempo) y su poder de proyección, la energía que despliegan en el escenario, son la envidia de cualquier grupo de chavillos. Aunque Aerosmith no se queda en proyección y energía; su despliegue instrumental y vocal, además de su inagotable vena creativa, son más que evidentes aun para quienes no gustan del rock pesado. Todo ello ha sido capturado en esta excelente producción en vivo. Steven Tyler bien podría ser el prototipo de un buen cantante de rock.
La Matatena. Emulsión de Skape (Opción Sónica). Incondicionales confesos del ska, los ocho integrantes de esta secta cuasirreligiosa presentan su disco debut. Música fresca, sencilla, sin complicaciones, pero con el suficiente movimiento como para aliviar en mucho la consabida monotonía del ska contemporáneo. Los chavos evidencian, entre sampleo y sampleo, su búsqueda de raíces, y aunque la pretendida profundidad de su discurso ético se queda a flor de tierra, bueno, en conjunto resulta bastante divertida... nos dice mucho sobre las nuevas generaciones periféricas de nuestro país.
Peyote Asesino. Terraja (Surco). Nunca hubiéramos imaginado que este grupo fuera uruguayo. Todo sonaba a mexicano, desde el nombre, tomado de la genial galería de personajes de Jis y Trino (quienes ilustraron incluso algunas canciones), hasta la andanada de improperios, escatologías y desmadres tan de por acá. Pero bueno, resulta que la república oriental nos muestra su punta de lanza en esto del rock, que entre instrumentaciones de gran potencia y constantes giros en la construcción de cada pieza, logran dar un paso más allá del hip hop tradicional. (Antonio Malacara)