n Agustín Arellano, director general de Seneam


Urgente, decidir la ubicación de la nueva terminal aérea

n Pronto será imposible satisfacer la creciente demanda, advierte

Gustavo Castillo García n El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) tendrá que restringir su número de operaciones por hora y establecer horarios determinados a los vuelos nacionales e internacionales para aterrizar o despegar, ante la saturación que enfrentará si no se construye, a más tardar en el año 2005, una nueva terminal aérea que lo sustituya o le reduzca el número de vuelos que opera, afirmó el director general de los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), Agustín Arellano Rodríguez.

Por ello, es "urgente" tomar una decisión respecto a la ubicación de una nueva terminal. Según el funcionario, para establecerla hay sólo dos alternativas: Texcoco y Tizayuca. En el entendido, dijo, de que si se construye en Hidalgo, el AICM deberá seguir operando por tiempo indefinido, pues Tizayuca presenta limitaciones para el manejo del espacio aéreo y sólo serviría para desahogar el número de operaciones.

En cambio, la zona de Texcoco permitiría construir una nueva terminal con capacidad suficiente para cerrar el AICM. La obra, según Agustín Arellano Rodríguez, podría llevarse entre cuatro y cinco años, para que entre los años 2003 o 2004 "veamos los primeros resultados o el inicio de operaciones del nuevo aeropuerto".

Dijo que se debe considerar el tipo de operación que se pretende llevar a cabo, "si se va a segregar la aviación internacional de la nacional, o si se va a segregar la aviación de carga o la chartera, que es la comercial no regular; asimismo, qué tipo de interrelación va a haber entre los aeropuertos y cómo se van a manejar las posibles conexiones".

Subrayó que en el caso de Hidalgo, deberá tomarse en consideración qué tipo de vialidades se van a hacer y cuántas posibilidades reales de crecimiento se tiene a nivel de edificio terminal, de pistas de aterrizaje y de calles de rodaje, así como cuánto tiempo puede durar ese proyecto

Plan Maestro de Desarrollo, ante

la indefinición de las autoridades

Pero la indefinición de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) respecto a la nueva ubicación, ha obligado a que las autoridades del AICM preparen un "Plan Maestro de Desarrollo que permita atender el número de vuelos y pasajeros, que anualmente aumentan entre 4 y 6.5 por ciento, respectivamente, además de establecer los niveles de seguridad y atención en condiciones de eficiencia operativa hasta el año 2004 en el actual aeropuerto", indicó el director general del AICM, Roberto Cánovas Theriot.

La demanda de servicios para ese año implica aumentar diez salas de última espera, ocho posiciones de atraque, un número indeterminado de cajones de estacionamiento, y de metros cuadrados destinados a migración, sanidad y aduanas, entre otras áreas que deberán considerarse para el desempeño de las diversas autoridades que confluyen en la terminal capitalina, dijo Cánovas Theriot.

En ese marco, según el director del AICM, las obras de la nueva ampliación podrían alcanzar costos de entre 200 y 600 millones de pesos, dependiendo del número de metros cuadrados de construcción que determine el Plan Maestro de Desarrollo que se requieren.

Sin embargo, el director del Seneam consideró que el AICM vive una "situación terminal, en la que se te tiene que tomar una decisión; si no, verdaderamente este aeropuerto va a presentar problemas de saturación, por lo que tendría que operar con horarios restringidos".

Indicó que esta situación obligará a que entre en funciones el Comité de Operación y Horarios, mismo que regulará el número de operaciones que se pueden llevar a cabo por hora, y determinaría el horario de aterrizaje y despegue de cada aeronave.

Esto obligaría, a su vez, a que saturadas las 60 operaciones que por hora pueden realizarse en el AICM, los vuelos tuvieran que recorrer sus tiempos de entrada y salida conforme haya espacio en los flujos.

Cánovas Theriot afirmó: "para mantener el nivel de eficiencia y operatividad, atendiendo el crecimiento de 6.5 por ciento anual en cuanto al número de pasajeros, se requiere ampliar el edificio terminal; si no, no vamos a caber de plano, ya que si en 1998 se atendieron 18 millones de viajeros, para el año 2004 se deberá prestar servicios a alrededor de 27 millones de usuarios", eso sin contar el número de aeronaves, que en promedio aumentaría de 276 mil a poco más de 300 mil para esa misma fecha, y que necesitarán de servicio y espacio.

En ese contexto, la rentabilidad será el punto fundamental para las inversiones a desarrollar en el AICM, terminal que sólo operaría los próximos diez años si se decide construir otra con capacidad suficiente para atender a más de 40 millones de pasajeros que demandarán servicios en el año 2010.

Pese a la urgencia de contar con instalaciones suficientes, desde 1991 se encuentran detenidas las obras de construcción del llamado Módulo XI, que ASA contrató con la inmobiliaria Fumisa -que forma parte del grupo ganador para la remodelación del área internacional del AICM-, y que comprende el desarrollo de un edificio de atraque de aviones que contaría con ocho salas de última espera, y que en la actualidad cuenta con la cimentación terminada.

Al respecto, Cánovas Theriot indicó que seguirán detenidas hasta que no se concluya el Plan Maestro de Desarrollo para los próximos años, aunque sí se considera "conveniente que se haga el Módulo XI, a lo mejor, con algunas adecuaciones en su momento. Se tienen que respetar los contratos establecidos con Fumisa".

Decisiones burocráticas,

causas del retraso: Fumisa

Por su parte, Fumisa aseguró en la revista Aeroplus Magazine, publicación editada por la constructora y el Grupo Industrial Hakim -del cual también forma parte-, que las obras inconclusas "no han podido ser concretadas debido a decisiones burocráticas, principalmente; otras, por diversos criterios, han sido desechadas inexplicablemente, contradiciendo los argumentos que sustentaron su construcción, de considerarlas como sustantivas de interés público".

Señala también que "los diversos cambios en la dirección del organismo -ASA- ocasionaron innumerables modificaciones al proyecto original, debido principalmente a que se carecía de un plan maestro y, en algunos de los casos, al desconocimiento por parte de los titulares del alcance del proyecto, obligando al coinversionista -Fumisa- a modificar el proyecto tantas veces como directores ha tenido ASA -de 1991 a 1999- y, por tanto, atrasar una obra que debió estar terminada hace varios años".

La decisión sobre la nueva ampliación del aeropuerto de la Ciudad de México o el reinicio de las obras podría darse a conocer en junio de este año, ya que, según información proporcionada por Cánovas Theriot, será en ese mes cuando se tenga listo y pueda ser presentado para su aprobación al consejo de administración del Grupo Aeroportuario Ciudad de México S.A.

Pero mientras eso sucede, el AICM destinará recursos del orden de 30 millones de pesos para remodelar las áreas de reclamo de equipaje tanto nacional como internacional, el cambio de piso y la colocación de escaleras eléctricas para subir a la llamada sala Bravo 1, así como la transformación de la fachada de la propia terminal.

Las obras incluirán la mejora de los sistemas de drenaje del área nacional, al igual que los puentes peatonales; cambio de techumbre y mantenimiento general a las subestaciones eléctricas y a los cárcamos.

Más adelante, indicó, se someterá a consideración del Consejo de Administración la remodelación del llamado Salón Oficial, para hacerlo un salón VIP, y la construcción de un salón de usos múltiples.