Empieza hoy la cuenta regresiva en las filas del PRI para la postulación de su candidato a la Presidencia de la República.
Mientras en todo el país se festejará a las madres, el dirigente nacional del tricolor, José Antonio González Fernández, visitará al presidente Ernesto Zedillo para informarle sobre los resultados de la auscultación.
Es previsible que en ese encuentro el dirigente priísta reciba la luz verde acerca del procedimiento para la nominación del candidato presidencial, y entonces a esperar la llegada del día 17, cuando se harán públicas las condiciones.
Se pueden adelantar algunos de los aspectos sobresalientes del proceso priísta. Por sobre todas las cosas, la elección deberá ser abierta, con voto directo de los miembros y simpatizantes del partido. En este aspecto hay consenso. Así lo demandaron todos los aspirantes y cuadros del partido.
Lo único que falta por conocer es quiénes serán los que tengan derecho al voto. Bajo pena de alguna sanción, los partidos no pueden usar para sus elecciones internas el padrón oficial y no existe un registro valedero de militantes.
Una posibilidad es que se haga de una forma similar a como ha procedido el PRD, con los listados de militantes que se tengan, y si alguna persona que no aparece en ellos desea votar, entonces podría llenar su cédula de afiliación en ese mismo momento.
También ha trascendido que podría haber una fase previa de afiliación. Es decir, durante una o varias semanas, se instalarían centros de registro a los que podrían acudir los simpatizantes para formalizar su afiliación al partido.
Este último procedimiento tiene muchas simpatías, por dos motivos principales: uno, evidente e inmediato, que por primera ocasión en sus 70 años de vida, el PRI tendría un registro más o menos aproximado de sus miembros en activo y, dos, no menos importante, que daría un respiro a la dirigencia priísta para no tener la presión de decidir a corto plazo. O también se podrían realizar paralelamente el registro y la campaña interna de los aspirantes.
En lo que fue prácticamente el cierre del proceso de auscultación -aunque todavía habrá una reunión más con los precandidatos ya en activo-, González Fernández se reunió ayer con ex gobernadores y ex regentes del Distrito Federal, y luego con la agrupación de ex legisladores que preside Joaquín Alvarez Ordóñez.
Para muchos observadores resultó, por lo menos, incongruente que el presidente del PRI solicitara la colaboración de los ex mandatarios, pues muchos de ellos no se distinguieron precisamente por poner en práctica métodos democráticos de gobierno, y otros más recurrieron a todos los trucos posibles para tratar de imponer candidatos a diversos cargos de elección popular o para influir en la nominación de sus sucesores.
La cosecha
Dos conceptos de asociación de gobernadores se pusieron en evidencia el pasado fin de semana en Oaxaca, durante una reunión de análisis de los problemas de los trabajadores migratorios, en la que el mandatario local, José Murat, logró reunir a siete gobernadores más -un panista, Alejandro González, de Baja California; dos perredistas, Ricardo Monreal, de Zacatecas, y Leonel Cota Montaño, de Baja California Sur, y cuatro priístas, René Juárez, de Guerrero; Jorge Morales, de Morelos; Patricio Martínez, de Chihuahua, y Melquiades Morales, de Puebla. En ese marco, Monreal sacó su propuesta de formar una alianza de gobernadores, pero no tubo eco, pues los demás dijeron que para eso es el pacto federal.