Mientras la fase de precampañas para la Presidencia de la República llena de ruido el espacio público con descalificaciones y una intensa guerrilla por el poder; mientras el conflicto universitario en la UNAM se alarga y se complica sin verse una solución en el corto plazo, y mientras la Presidencia de la República encuentra la cuadratura al círculo para hacer un "destape democrático" y anuncia que la ya tradicional crisis económica de fin de sexenio no llegará esta vez, se observa con preocupación que nuestra vida democrática en la capital del país es frágil y carente de estructuras institucionales.
Un grupo de ciudadanos ha impulsado una amplia reforma para crear las instituciones políticas que necesita la ciudad capital. Después de largos meses de discusión y análisis se logró establecer una agenda de reformas para darle al Distrito Federal las reglas institucionales que puedan producir una gobernabilidad democrática. La historia reciente de las reformas en la capital del país ha desarrollado algunos avances, como la elección directa del jefe de gobierno desde 1997, pero al mismo tiempo existe una serie de huecos y vacíos que obstaculizan tener un gobierno autónomo y democrático; por ejemplo: el DF no tiene una constitución propia; su gobierno no controla su capacidad de endeudamiento; una mayoría de senadores puede remover al jefe de gobierno; la ciudad no está incluida en los programas de combate a la pobreza; los delegados que van a ser electos en el año 2000 no cuentan con una definición de sus responsabilidades y de los recursos con los que contarán; en materia de gobierno, es el Presidente de la República el que nombra al procurador y al jefe de la policía; no existen tampoco contrapesos de la ciudadanía en las delegaciones, como sucede en los ayuntamientos, o mecanismos para una rendición de cuentas más eficiente. En síntesis, las reglas actuales del gobierno del DF lo hacen frágil y vulnerable para cumplir con los objetivos de ser un gobierno democrático y eficiente.
Todas estas reglas, que se necesitan para tener una estructura de gobierno estable, están más allá de los intereses partidistas, pero desafortunadamente, como sucede con otros temas importantes de la agenda nacional ųcomo la reforma laboral o la reforma fiscalų, no ha habido el consenso necesario ni la voluntad de los partidos para legislar sobre una reforma institucional para el DF. Cualquier partido que gane las elecciones en el año 2000 en la capital del país necesita contar con estas estructuras, pero todo indica que los partidos no tienen más visión de largo plazo que la prensa del día siguiente, y de forma equivocada se calcula que si hoy el PRD gobierna el DF, entonces no es conveniente impulsar una reforma, porque los beneficios serán sólo para el perredismo, lo cual es completamente falso, porque nadie sabe con certeza cuál será el resultado electoral del año 2000.
Frente a esta trampa, en la que se han ubicado los partidos políticos, los cuales sólo se preparan obsesivamente para "la madre de todas las batallas", la del 2 de julio del año 2000, un grupo de ciudadanos ha organizado esta consulta pública, la cual podrá tener dos fases para evaluar sus resultados: la primera será convocar a una participación social amplia y, la segunda, será el logro de incluir la reforma del DF en la agenda legislativa del próximo periodo extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión.
Con una propaganda que tiene como eje la frase "no te quejes", se hace una invitación a la ciudadanía a que participe en este ejercicio democrático. Los ciudadanos necesitamos empujar este tipo de reformas, porque independientemente de quién gane en el año 2000, es importante contar con las reglas que aseguren un gobierno democrático, eficiente, autónomo y con capacidad para rendir cuentas, para que, a su vez, la ciudadanía pueda contar con instrumentos para vigilar y exigir un buen gobierno. Si no se logra tener estas estructuras, el DF seguirá siendo un ejemplo de una democracia débil. Así, mientras el país observa la feria de vanidades de los partidos y sus precandidatos, los ciudadanos podemos dejar de quejarnos unos momentos y expresar nuestras opiniones este próximo domingo 16 de mayo.