Uno debería tener la certeza de la inutilidad de muchos de sus actos. Quizá, por qué no, de la mayoría. No en balde el mundo que habitamos es cada vez menos redondo. Tampoco es la casualidad la piedra cimental de la desconfianza e incertidumbre que prevalecen en estos días. Descreer es odioso pero es sano. ƑQuién no camina en estos días volteando para aseverarse que sólo es su sombra quien lo persigue?
La realidad es sencilla y se encuentra por doquier. Aunque alterna y se transmuta, ésa sí, siempre es la misma. En esta década sus nombres han sido variopintos y rápidamente reemplazables. En Ruanda el llamado de la raza sepultó decenas de miles. En Argelia, el fundamentalismo, esa nueva plaga que ya nunca se irá quema y mata por oleadas. Turcos e iraquíes, con el beneplácito de europeos y estadunidenses aniquilan o defienden kurdos según las necesidades; no se dispara contra la piel, se hace contra la geografía. En Afganistán, las mujeres han sido recluidas en sus casas, y sobre Pinochet, aun cuando se sabe que su condena sería esperanzadora para la razón y la moral, todavía no hay consenso para que se le juzgue. En nuestras tierras, los asesinos de El Bosque, Acteal y Aguas Blancas siguen caminando entre nosotros o, incluso, siendo nosotros. ƑUrdirán pronto otro cerco de Numancia?
Arriba, nuestros vecinos estadunidenses han armado a sus niños y jóvenes. En el Norte hay más pistolas y rifles que personas. Tristemente, empiezan a pagar --no se trata de pagar, pero así es-- el precio de "tanta modernidad", de tanto desarreglo en la familia y en la moral. La matanza en Littleton y las masacres escolares previas son abominables pero no gratuitas; basta encender la televisión y contar el número de asesinatos y violaciones que se transmiten cada día en sus programas. Es muy cruel decirlo pero hay que hacerlo: Ƒcómo pueden entrenarse soldados para matar en guerras absolutamente impersonales en las que el enemigo ni siquiera es su adversario, en las que las historias de los involucrados tienen tan pocos entrecruzamientos? Y es abominable pero también hay que escribirlo: Ƒcómo pueden pensadores de la talla de Susan Sontag defender las acciones de la OTAN? La lista es interminable.
También en esta década, buena parte de la humanidad, sobre todo los sectores religiosos, han mostrado su preocupación tras la clonación de la oveja Dolly. Pronto surgieron comentarios sobre el peligro que acecharía a la humanidad: nuevos demonios como Hitler o Stalin podrían engendrarse. Dichos temores son por supuesto equivocados. No se requiere ni clonar ni exprimir a la Naturaleza para que los Milosevic, los Blair, los Clinton o las OTAN se reproduzcan. En el poder todos se parecen: hay que ver sus muecas para saber que sus músculos son idénticos. La desgracia es cuando coinciden en tiempos y espacios. ƑMilosevic encontró a la OTAN o los jerarcas de tan benemérita organización germinaron al sátrapa yugoslavo?
Al inicio, la OTAN justificó sus ataques aduciendo que la única forma de detener el genocidio sería por medio de la fuerza. Esa es la posmodernidad: exterminar por la razón para que no se asesine sin justicia. Lo mismo escribió la sorprendente Sontag y otros prófugos de su conciencia: "Estados Unidos y la OTAN están en lo correcto". Y argumentaron: si a Hitler se le hubiese detenido a tiempo...
No lo creo. Pudieron hacerlo pero no quisieron. Lo sabían en Estados Unidos, en la Europa civilizada, en el Vaticano. Conocían lo mismo que hoy presenciamos. Y lo sabían aunque las matanzas o los bombardeos no se transmitían en vivo.
El siglo que fenece será recordado como el de las limpiezas étnicas. No debe hablarse de resurgimiento del racismo. Hay que hablar de continuidad. En el siglo XX muchas lápidas deberían llevar el epitafio raza. Este es el siglo de los panteones raciales.
Los argumentos dedicados a comparar las matanzas de kosovares con las de judíos --habría que agregar las de armenios, gitanos u otros "diferentes" como homosexuales-- son ociosos, inútiles y molestos: a cada uno le ha tocado su tiempo y sus verdugos. Los próximos otros también encontrarán en el siguiente milenio a sus perseguidores.
La tragedia de Kosovo es sólo uno de los fracasos de la humanidad. Su contemporaneidad es crítica pero sólo es espejo de un pequeño fragmento de la realidad. No de toda, tan sólo de un momento. Hay que saber que se habla mucho de ella por ser Europa pero otras noticias aseguran que en la lejana Sierra Leona el exterminio es idéntico.
La utilidad de las palabras es (casi) nula. El consuelo es que uno escribe para uno. Los Milosevic, las OTAN, los Columbine High School continuarán proliferando. Y los filósofos del escepticismo también seguirán clonándose...