Iván Zavala
Para que nunca se repita el 15 de marzo

Apoyado en el sistema legal de la UNAM, el rector hizo aprobar, el 15 de marzo, el aumento de cuotas que desencadenó la huelga estudiantil que tiene lugar desde el 20 de abril. Para que nunca se repita esa imposición, tenemos que destruir el sistema legal que la hizo posible y sustituirlo por uno nuevo, que dé cuerpo a la universidad que está naciendo, de manera que ésta sea una negación de la que está muriendo.

1. Está muriendo la universidad burocrática, autoritaria, individualista, elitista y corrupta.

La característica principal de la UNAM actual, la que existe desde que Guillermo Soberón asumió la rectoría en 1973, es la dominación de la burocracia sobre la academia, en el doble sentido de que son burócratas, no académicos, quienes gobiernan la universidad, y de que lo hacen con criterios burocráticos.

Las decisiones que toman las autoridades actuales ųjunta de gobierno, rector, Consejo Universitario, directores y consejeros técnicosų se justifican siempre sólo por el hecho de que provienen de las autoridades, no porque sean las mejores para la enseñanza y la investigación. La respuesta de esos órganos, ante miles de razones dadas por miles de académicos durante los últimos 25 años contra decisiones absurdas e injustas, casi siempre se ha limitado a vagas referencias a "la legislación universitaria". Por lo menos en la facultad donde trabajo, innumerables decisiones insensatas no han tenido más fundamento que la voluntad ignorante y obcecada de las autoridades.

La UNAM que los burócratas han construido durante el último cuarto de siglo es individualista, porque el dinero es el único estímulo que ofrece al trabajo académico, porque enfrenta y aísla a los académicos entre sí y a éstos con los estudiantes. Los ejemplos que pudiera dar del individualismo del grupo en el poder en la UNAM desde 1973 son muchísimos. Me limito ahora a recordar al lector los más recientes. Los estudios que el rector hace publicar por la UNAM son sólo los inspirados por la concepción de la educación como una inversión. Los estudios de inspiración solidaria son silenciados. Se fundan centros al servicio del individualismo, como el de Estudios sobre América del Norte. Muy recientemente, el rector y sus lacayos estimulan el individualismo de investigadores, profesores y alumnos para enfrentarlos a sus colegas y compañeros en la defensa de la universidad gratuita y solidaria. El rector impuso el aumento de cuotas enfrentando los intereses de los estudiantes de hoy con los de mañana. Hoy mismo, el rector explota los intereses de profesores y de alumnos de la preparatoria y del Colegio de Ciencias y Humanidades para romper la huelga estudiantil.

La UNAM es hoy una institución fundamentalmente corrupta. Los recursos no se usan para la enseñanza, la investigación y la difusión de la cultura, sino para premiar los servicios políticos de los cómplices, inmediatos y mediatos, de rector. La corrupción no consiste sólo en el robo de dinero. En sentido estricto, la corrupción es desviar recursos de ciertos usos para dedicarlos a otros.

2. Está naciendo una universidad académica, democrática y solidaria, honesta y popular.

En la multitud de nuevos encuentros que tienen lugar todos los días en la universidad en huelga, estamos construyendo una alternativa a la universidad que agoniza. La nueva universidad no es un proyecto para un futuro lejano; está en tiempo presente porque la esperanza en ella nos da ahora la alegría y la fortaleza que nos mantienen en esta lucha. Quienes luchamos por ella la queremos académica, como alternativa a la burocracia de hoy; democrática, para acabar con el autoritarismo de hoy; solidaria, en lugar del individualismo que hoy la pervierte, y honrada, porque en ella no habrá corrupción y porque la administración de su patrimonio, de sus ingresos y de sus egresos será transparente, detallada y pública. Las cuentas secretas serán cosa del pasado.

3. La nueva ley.

La universidad por la que luchamos tendrá una nueva ley, obra que los universitarios de hoy ofreceremos a los de mañana, apoyados por los legisladores solidarios o mezquinos, convencidos u oportunistas. No vamos a pedirles nada, como los estudiantes no pidieron al rector que abrogara el aumento de cuotas. Nada vetusto se cambia con súplicas o con los legalismos de los sumisos y de los cansados.