La Jornada jueves 13 de mayo de 1999
Lamentan que Flacso preste sus instalaciones para clases extramuros
Señora directora: Mucho le agradeceremos la publicación de la siguiente carta.
A la Secretaría General de Flacso, en San José, Costa Rica.
A los latinoamericanos del continente.
A la comunidad académica de México.
Con gran sorpresa hemos constatado que la sede mexicana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales ųuna institución intergubernamental de América Latinaų está funcionando como oficina extramuros de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales durante la huelga estudiantil en la UNAM, lo que significa intervenir en apoyo de una parte del conflicto.
Es realmente lamentable que una institución que fue creada para estudiar de manera plural y autónoma la realidad social latinoamericana asuma esa posición política en el conflicto universitario en México, involucrando a las ciencias sociales latinoamericanas.
Abelardo Mariña, Adrián Sotelo, Alfredo Guerra Borges, Beatriz Stolowicz, Berta Palomino, Delia Selene de Dios, Eduardo Ruiz Contardo, Guadalupe Teresinha Bertussi, Guillermo Michel, Guillermo Villaseñor, Gustavo de la Vega Shiota, Iván Zavala, Javier Meza, John Saxe-Fernández, Jorge Turner, José Javier Contreras, José Luis Piñeyro, José Rivera, Julio Boltvinik, Luciano Concheiro, Ma. Esther Navarro, Max Ortega, Octavio Loyzaga, Paulina Fernández, Raquel Sosa E., Raúl Delgado Wiese, Raúl Rojas Soriano, Rodolfo García Zamora, Víctor Figueroa S., y 87 firmas más.
Profesor de la FCPS disiente de las opiniones de Iván Zavala
Señora directora: En relación con la carta publicada en La Jornada el domingo por el profesor Iván Zavala, los profesores de la facultad queremos manifestar nuestra indignación por la ligereza e irresponsabilidad con la cual el autor esa misiva se refiere a sus colegas, quienes firmamos el documento aparecido el 8 de mayo en la página 14 del periódico que usted dignamente dirige.
Nuestro documento tiene 193 firmas. De ellas 139 corresponden a técnicos académicos, profesores de asignatura y ayudantes de profesor, y 54 a profesores de carrera, de los cuales uno es profesor emérito, 31 profesores titulados y 22 asociados. Tanto los profesores de carrera como los de asignatura tenemos una antigüedad que oscila entre los 15 y los 30 años en la UNAM. Nos parece una falta de respeto que el profesor Zavala nos tache de "vulnerables", "chantajeados", "empleados de confianza disimulados", "aviadores y porros".
Los firmantes reunidos discutimos el texto del documento. Lo hicimos con libertad, vocación universitaria y conciencia de la necesidad de buscar espacios de convergencia y comunicación que contribuyan a solucionar el problema que vive la UNAM. Nos preocupa que en un momento en que los universitarios estamos buscando caminos para el diálogo, el profesor citado estimule la división y trate de propiciar el enfrentamiento, lastimando la convivencia de nuestra comunidad académica. Ello revela una intolerancia y una agresividad que no corresponden con la construcción del clima de pluralidad y participación que es condición fundamental para poner fin al conflicto.
Profr. Manuel Márquez Fuentes. Académico de carrera titular B, FCPS, 33 años de antigüedad.
Respuesta a Márquez Fuentes
Señora directora: Agradezco a Manuel Márquez que confirme, precise y amplíe las denuncias contenidas en mi carta del domingo. Su carta a El Correo Ilustrado es una valiosa ayuda para los universitarios en lucha.
Temía que apenas 73 de los colegas firmantes de Márquez serían "profesores de asignatura vulnerables y chantajeados, empleados de confianza disimulados de cualquier cosa o burócratas federales disfrazados de profesores de asignatura". Márquez confirma la veracidad de mi denuncia y añade que su gravedad es mayor de lo que suponía. Según sus propias cifras, siete de cada 10 firmantes del infortunado documento no tienen estabilidad en su trabajo, y por lo tanto están a merced de las presiones, las intimidaciones y los chantajes que sufren las personas con empleo precario. En estas malas maneras han destacado Francisco Barnés y sus directores. Los 139 "técnicos académicos, profesores de asignatura y ayudantes de profesor" que cita Márquez son precisamente quienes, sufriendo las angustias de una situación laboral insegura, ceden más fácilmente ante órdenes disfrazadas de sugerencias. Ya no se trata, como yo lo temía, de 38 sino de 72 por ciento de firmantes vulnerables y chantajeados.
Nadie con empleo inseguro es libre ante su empleador. La mayor parte e los firmantes, si de veras estuvieron alguna vez "reunidos" en alguna parte, no discutieron "con libertad", suponiendo que hayan discutido. Estaban prisioneros de la inseguridad laboral que las autoridades universitarias, incluidas las firmantes, propician sistemáticamente desde 1973. Márquez engaña o se engaña al pretender que sus colegas fueron firmantes libres.
Parece que mi detractor no se da cuenta del flaco favor que hace a sus colegas de firmar al decir que 54 de ellos son de carrera, y que su antigüedad "oscila entre 15 y 30 años en la UNAM". Sé que sólo unos pocos han concluido su formación académica, lo que confirma lo que vengo denunciando hace 19 años: la mayor parte de quienes ganan los salarios más altos en mi facultad son quienes tienen la formación más baja. Por eso, dos directores y dos rectores se han empecinado en negarme la lista de los académicos de la UNAM distinguiendo en sus salarios los devengados por calidad académica y los recibidos por servicios políticos.
Márquez miente al acusarme de fomentar la división en la UNAM. Mi universidad está dividida hace muchos años por una burocracia ignorante y autoritaria, por estorbos constantes a las vacaciones académicas, por una distribución injusta del ingreso, y más recientemente por un rector que enfrenta a estudiantes entre sí, a éstos con sus profesores, y a unos y otros con la sociedad a la que se deben.
Iván Zavala
Impugna Cuauhtémoc Gutiérrez a José Galán
Señora directora: Sólo para no dejar pasar una mentira más del, ya famoso en el medio periodístico, "mitómano verdugo" José Galán, en la página 56 de la sección capital de ayer, quien dice que tengo cómplice.
Si en manos de José Galán ųtipo ignorante, fanático y vendidoų estuviera la justicia, la Santa Inquisición de los siglos XVI, XVII y XVIII le temerían. Seguramente para el dogmático Galán, la picota, la hoguera, el potro y la horca son los utensilios con los que la política ordena y hace justicia, sin ningún compromiso en busca de la verdad. En fin.
El 19 de septiembre próximo se cumplirán quince años de la publicación del primer número de La Jornada, creo que este diario nació, como lo pregonan, con el impulso de cientos de personas, "todas ellas comprometidas con la democracia, el pluralismo y la justicia", que siguen "convencidas de que el quehacer periodístico sólo adquiere sentido con la participación social", y de todo esto depende la fidelidad hacia el lector y un servidor, como "cliente" asiduo de sus páginas, exige la publicación de esta nota aclaratoria. Espero así sea.
Por enésima ocasión aclaro: No promoví ni mantuve invasión alguna en las minas. María Elena Serrano jamás realizó acto alguno bajo mi conocimiento ni permití o solapé cualquier agravio que ella cometió. María Elena Serrano no es cómplice mío. Soy inocente y lo demostraré en el juicio para cerrarle la boca a mis pequeños detractores.
Ojalá y José "el manipulador" deje la mentira. Pronto saldrá la verdad.
Lic. Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
Denuncia irregularidades de un proceso judicial en su contra
Señora directora: Por medio de la presente deseo denunciar las irregularidades que ha cometido el Poder Judicial del estado de Tabasco en mi contra.
Con fecha 7 de noviembre de 1996 fui detenido al salir de mi trabajo por elementos de la policía judicial del estado de Tabasco, estando en territorio chiapaneco, y sin que se me presentara orden de aprehensión.
Luego de presentar pruebas que me liberaron de un supuesto fraude que cometí cuando estuve al frene de la sección 44 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, recibí libertad condicional. Esto sólo pudo realizarse luego de ganar un amparo de la justicia federal.
Hoy tengo laudos de la justicia federal para liberarme de un nuevo juicio, iniciado por el supuesto mismo delito del anterior proceso legal, sin que las autoridades que imparten justicia en el estado se sirvan darles trámite.
Considero que las irregularidades de impartición de justicia en el estado de Tabasco, sobre los procesos legales que se iniciaron en mi contra, obedecen a diferencias políticas con el gobernador Roberto Madrazo Pintado y el actual dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps.
Mario Rubicel Ross García
Invita a no olvidar un pasaje de la historia universitaria
Señora directora: Era 1955. Estudiaba en la Escuela Nacional Preparatoria. Gobernaba don Adolfo Ruiz Cortines, al amparo del trabajo fecundo y creador. El futbol soquer sólo era un deporte y los universitarios estaban apasionados con el americano. Se acostumbraba que, en primavera, la ciudad de México tuviera su reina, la cual terminaba siendo actriz de cine de cualquier manera.
Por entonces muchos irreprochables universitarios, estudiantes y profesores, narraban una afrenta recibida por la máxima casa de estudios: se había graduado en leyes, o algo así. Era un junior. Tenía mucha notoriedad por ser hijo de un reciente primer mandatario. Su posición económica causaba indignados reproches por la forma en que la adquirió y envidia por su cuantía. Su carrera universitaria, según comentarios francos, abundantes y condimentados con detallada información, tenía mucho más actividades extracurriculares que curriculares. En fin, ahora sabemos que no es necesario ser un buen estudiante para ser presidente. Pero un título de "Por mi raza hablará el espíritu" no viene mal.
Su padre tenía un estatua en Ciudad Universitaria. En los inmediatos años que siguieron, los estudiantes la hicieron objeto de pintas, insultos y martillazos. Hasta tuvo un desventajoso contacto con dinamita. Finalmente fue retirada con exquisito disimulo.
Y quiero enviar estas líneas por aquello de que la memoria colectiva pueda no ser tenida en cuenta a la hora de que los historiadores escriban la historia.
Manuel López Hernández.