n Henri Cartier-Bresson..., libro editado por RSF


China y Etiopía, entre los más represores de periodistas

n Los ingresos por ventas serán para los comunicadores perseguidos

Angélica Abelleyra n En la antigua Grecia, Sócrates enseñaba a sus discípulos la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien: una trilogía moral y filosófica que hoy no persiguen muchos pero que en manos de Henri Cartier-Bresson se transformó en un tratado gráfico de filosofía.

''Dicen los críticos macluhanianos de la imagen audiovisual que si Sócrates hubiera tenido un televisor, hoy no existiría la filosofía... ni la televisión. Si Cartier-Bresson no hubiera tenido nunca entre las manos una cámara fotográfica, la fotografía existiría, sí. Pero sería otra cosa. No tan verdadera, tan bella ni tan bondadosa hacia el género humano, su grandeza y sus miserias".

De esta manera Fernando Castelló presenta el libro Henri Cartier-Bresson por la libertad de prensa, editado por Reporteros Sin Fronteras (RSF) en el contexto del Día Internacional de la Libertad de Prensa que se conmemoró por noveno año consecutivo el pasado 3 de mayo.

Cuenta con material gráfico de Cartier-Bresson, quien cedió (junto con la agencia Magnum Photos) los derechos de autor para que los ingresos obtenidos por la venta del volumen sirvan para ayudar a los periodistas encarcelados por ejercer su profesión: cien profesionales alrededor del mundo con requerimientos de abogados, pago de fianzas y multas, atención médica y apoyo a sus familias.

Además del texto inicial de Castelló, presidente internacional de RSF, el volumen incluye la escritura del poeta francés André Pieyre de Mandiargues y del escritor Wei Jingsheng, el más célebre de los disidentes chinos, figura del movimiento Muro de la democracia (1978-1979) y redactor en jefe de la revista clandestina Tansuo (Encuestas).

Actualmente con residencia en Estados Unidos, Jingsheng fue encarcelado en su país entre 1979 y 1993; detenido nuevamente en 1994 y condenado a 14 años de prisión por ''intento de derrocamiento del gobierno" chino; sin embargo fue liberado en 1997 por motivos de salud y hasta ahora cumple un exilio forzado en Estados Unidos.

Aún más. Sumada a esos tres textos, da la bienvenida al recorrido visual una frase del propio Cartier-Bresson, a manera de dedicatoria en cada ejemplar: ''et un cri du coeur pour tous ceux qui luttent pour cette dignité: La liberté (y un grito de corazón por todos aquellos que luchan por esa dignidad: la libertad). Henri Cartier-Bresson.

Transcurrida la firma del célebre autor francés, aparecen entre las 90 páginas aves, ancianos, niños, mendigos, refugiados, enfermos y encarcelados en las imágenes captadas entre 1931 y 1975 de Polonia a Estados Unidos, entre Francia y Alemania, de España a Shangai, entre Irán y China, de paso por Grecia, Pakistán y México, sin olvidar Armenia, Mongolia, Suiza y Leningrado... es decir, el mundo casi completo dibujado por Cartier-Bresson en escenarios y rostros, en uno que otro abrazo, varias sonrisas y hasta el diálogo entre un hombre y un minigato.

México y Colombia: persisten tensiones

De acuerdo con reportes de Reporteros Sin Fronteras en América Latina, los siete países más represores contra la prensa en 1998 fueron Colombia, México, Brasil, Perú, Guatemala, Cuba y Argentina.

En su Informe 1999: La libertad de prensa en los países iberoamericanos, la agrupación ofrece su diagnóstico en torno de esta región del mundo y contabiliza así: siete periodistas asesinados (cuatro en Colombia, dos en México y uno en Brasil); los comunicadores asesinados (bajo investigación) son tres en el caso de Colombia, dos en el de México, dos en Brasil y Perú, y uno en Guatemala. Los encarcelados son tres en Cuba, uno en Perú, y tres en Argentina.

Forzados al exilio: dos cubanos y un peruano. Agredidos: 17 en Colombia, once en México, cuatro en Argentina y Perú y uno en Cuba. Los periodistas amenazados: 16 en Cuba, once en Perú, seis en Argentina, y dos en Brasil, Guatemala y México, en tanto que en Colombia se reporta uno. Con ''presiones y trabas" existen 43 en México, seis en Cuba, cinco en Perú, cuatro en Guatemala, y uno en Argentina y en Colombia.

Además, en la actualización de su Informe Anual de 1999, Reporteros Sin Fronteras indica que en lo que va del año en América Latina no se ha reportado ningún deceso.

Sin embargo, el régimen y las autoridades de Perú continúan amenazando a reporteros ''molestos" y ''persisten las tensiones en México y en Colombia, considerados los países más peligrosos para los periodistas en 1998", asienta el comunicado y abunda que en Colombia, apenas el 31 de marzo pasado, el Ejército de Liberación Nacional, uno de los grupos guerrilleros más importantes, declaró a los periodistas ''objetivos militares permanentes".

Pero también se convierten en blanco de grupos paramilitares, de las fuerzas del orden, de los gobernadores locales y de los narcotraficantes.

''En México, las autoridades aún tratan de controlar el trabajo de la prensa en Chiapas, estado siempre agitado por los disturbios", añade el informe y recuerda las continuas tensiones en Guatemala, donde se acusa al presidente de la República de presiones económicas que obligaron a dos empresarios de la comunicación a vender sus medios.

''O en Cuba, donde después de una calma relativa tras la visita del Papa, en enero de 1998, volvió la represión contra los periodistas y ''el régimen ha endurecido su posición con la adopción de una nueva ley que prevé duras penas de prisión contra quienes colaboren con los medios de comunicación extranjeros o difundan informaciones subversivas".

Antes los mataba la guerra y ahora...

Más adelante, el comunicado de RSF asienta que en el mundo fueron 19 los profesionales asesinados en el 98, siete menos que en 1997. Pero la cifra oculta una realidad inquietante: mientras los periodistas no murieron, como en años anteriores, cuando cubrían conflictos armados, ahora todos perdieron la vida por investigar casos de corrupción o de relación entre políticos y bandas mafiosas.

Ese fue el caso de Bangladesh (uno), Brasil (uno), Colombia (cuatro), México (uno), Filipinas (uno), Rusia (dos) y Tailandia (uno).

Sumado a todo esto, la violencia contra la prensa ha encontrado otros agentes: no es patrimonio exclusivo de los gobiernos, se ha privatizado y encuentra otros detentadores en hombres de negocios, traficantes de armas y droga y en personajes con ambiciones políticas.

Para terminar, el organismo internacional señala que China y Etiopía siguen disputándose el primer puesto como Estados con más periodistas prisioneros, seguidos por Siria, Birmania y Turquía hasta hacer un total de 25 países que mantienen en sus cárceles a reporteros por delitos de prensa tipificados o no.