n Los Jubilados contagiarán su ímpetu de música desde el Salón 21


El son, ya lo dice el canto, es lo más sublime para nutrir el alma

n Dicen que el de Santiago de Cuba es una tradición que no se puede perder porque pasaría algo en la sangre

Pablo Espinosa n Santiago de Cuba, lo sabe el mundo, es la cuna del son. En su seno, que es también gineceo magnífico, los sones son senos que amamantan la alegría.

En Santiago de Cuba se han criado los soneros (que también son de la loma) más conspicuos de la isla que es la región más transpirante y es el país que más brilla con sus maravillas sonoras. Soneras.

De allí, de Santiago, son Mario Carcassés, Juan Gualberto Bebeto Ferrer, Hermelino Bizet Bizet, Rafael Lafarguez, Genaro Urquiza, Elpidio Toirat, Luis La Rosa Castellanos, Gerónimo Ibarra Rivera y Aníbal César Avila. Ellos son del son y cuando hacen sonar los sones retiemblan en su epicentro los senos, los seños se desenarcan, se arquean las comisuras de los labios y el sol se vuelve luna se vuelve sol durante días y noches, consecutivas jornadas de son que han traspasado las eras, las edades. Son.

Héte aquí que Los Jubilados, que así se llaman ellos cuando hacen son y que es un grupo al que le rezumba el mango en eso de hacer sonar los sones, están en México. Sabe el lector (La Jornada, 14 de mayo) que Los Jubilados elongan la vida, que no tiene edad, desde su juventud que es ímpetu de música. Esta noche, y también la noche del domingo, harán sonar sus sones en el Salón 21. Mientras, nos regalan linda charla, comparten su música, nos dicen cómo nació el son en Santiago y de cómo mantienen aquella tradición ''que no se puede perder porque pasaría algo en la sangre".

A continuación, platican Los Jubilados, cuya edad promedio es de 70 años. He aquí su son: ''Buenochicomira, nosotro practicamoel son como recuerdo de la raíz anterior que nosotrotuvimos de nuestros ancesesores. Mantenemoentonce la misma línea que los mayore que nosotros''.

 

Cultivar la raíz de los ancesesores

 

''El son nace del campo, chico. Mira, ven acá: el son sale del monte con un tresito, un pal de maracas, un pal de bongóes como un motivo suficiente para quienes vivieran en esos lugares tan apartados de la montaña. Y con esa musiquita, niño, óyemetú, comenzaba la fiesta y no acababa, porque si de pronto pasaba por ahí la gallina de un compadre, le metían mano y hacían una caldosa y entonceseguía la fiesta, chico, dos o tres días.

''El son, ya lo dice el canto, es lo más sublime para el alma. Y el son, ademáchico, tiene una cosa que hace brincar hasta al que no sabe bailar.

''ƑTúsabebailal, chico?

''Bueno, que tevoyacelbailal con el calcañal palante.

''Entoncenosotro, vaya, seguimoesa raíz de nuestros ancesesores y no podemoperder eso porque ejerce un bien en la sangre, en las venas, porque sin haber estudiado fuimocapace de sotené y de apoyar, a etaedá, porque yo tengo 73 años y al igual que locompañero, como Bebeto, tenemoyaunaedá que sellama avanzá pero nos quedó elepíritu y el deseo de sotené lo que nosotrosencontramo cuando nacimos y la gente dice y se admiran de ver la fortaleza con que etamotocando el son y que al contrario podríamopensá que tenemo 20 años. Eso es lo que es el son, chico ųdice Mario Carcassés. Ahora Bebeto te puede dar una eplicación de lo que él vivió y de lo que etamoviviendo:

''Yoloquelepuedoeplicá del son ųinicia Bebeto el suyoų es que lo empecé a la edá de cinco años. Yo tengo 74 años y empecé a dominar ese aire a la edad de 15. En ese tiempo el perfeccionalismo era el que más destacaba porque el son, parece mentira y eveldá, no tiene pentagrama. Es inspiración, es gusto, del que nace con eso. Cuando el son setátocando a base de pentagrama no tiene la mímica esa que un grupo se hace sin eseojetivo que nada más que con la idea de la inspiración del alma. Porque eso nace del gusto.

 

De la botijuela a la marímbula

 

''En el verdadero son ųsigue su son Bebetoų hay ciertos instrumentos. El primero que se conoció del son, eplicado por mi padre y por mi bisabuelo que eran músicos soneros de ese tiempo, era una botijuela.

''Sí, chico, una botijuela ųinterviene presto Mario Carcassésų que es como un bajo primitivo. Una botijuela es como si fuera de barro, como si fuera una tinaja pero distinto de un garrafón, con un hueco aunlao y arriba en el lomo otro hoyo que era la boquilla, lo que se soplaba. Entoncetúcogía con el dedopulgal, yo soy zuldo pero el derecho con el dedopulgal los movimientos. Entonce, es un hueco así que tiene abajo y le sacaba losonido que eran de un bajo. Mi abuelo tocó eso. Después surgió la marímbula y allá depué el contrabajo. Síguele tú, Bebeto.

''Edecil ųretoma Bebetoų esoson los verdaderos instrumentos del son: par de bongóes grandes. Ahora van degenerando, pero eran unos bongosones así de grande que tocaban. No había tumbadora, porque la tumbadora es de la nueva generación. Losintrumento eran el tré, maraca y clave. Así fue como empezó el son.

''Asegún iban pasando lotiempo ųsigue su son Bebetoų alláseiba modelnizando la vida dentro del son. La marimba tenía cuatro cuerdas, que era un cajón así, y tenía fleje de ese de la ortofónica, porque era muy primitivo todo y no se conocía ni el radio ni la televisión sino la ortofónica. Y era la cuerda de la ortofónica que se le daba con una manigueta cuerda y cuando se reventaba ya esa cuerda como si fuera la cuelda de un reló lo cogían entonce para la marimba y la ponían de mayor a menor en los teclados."

Enuncia pausado, solemne Bebeto:

''Y así empezaba el son.

''Y esos bailes del campo eran orquestas. Muchas improvisaciones y disputa dentro de los cantantes, que empezaron a tirarse unosaotro, sin fajarse, pero se tiraban duro. Edecil, pasaba la noche, pasaba el día, y seguía el son. Sentraba en otro día, y seguía el son. En el monte eran tan grandes las fiestas que empezaban un día y no se sabía cuándo iban a telminá, todo dependía de, comodecimonosotro, del mafugo, el alcohol, el chipiltrín, del ron y se iban juntando muchos amigos músicos y con los campesinos hasta donde estaba la concentración aquella con música y el baile. Una fiesta familiar de todos los campesinos, chico.''

Eso es el son, chico, el género inventado del colectivo. El colectivo que no tiene pentagrama sino alma. La letra es el alma: lo que nosotro le pongamoaeso. El son es el gusto. El gusto y el deseo.

Es así como estamos manteniendo el verdadero son.