n Así lo señalan testimonios periodísticos publicados en aquella época
En los 70, García Suárez formó parte de un movimiento ''desestabilizador''
n El dirigente de Empresarios por Labastida, representante de la vieja derecha patronal
Roberto González Amador n Representante de la vieja derecha empresarial, Eduardo García Suárez -uno de los dos dirigentes visibles del grupo que ofreció a Francisco Labastida dos millones de dólares para que financie su campaña por la candidatura priísta a la Presidencia- formó parte a mediados y finales de los años 70 de un movimiento patronal que ''trató de desestabilizar al gobierno'' y crear un ''Estado fascista'' en México, de acuerdo con testimonios periodísticos de la época.
Dirigente, junto con el también empresario poblano Roberto Vega, de la asociación civil Empresarios por Labastida, en su juventud García Suárez fue militante del Frente Universitario Anticomunista, una agrupación de extrema derecha que operó en los 60 y 70 en Puebla ligada al Opus Dei, al Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) y a los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
De Empresarios por Labastida se tuvo noticia el jueves pasado, cuando fue presentada en la ciudad de México. Hasta ayer, el secretario de Gobernación no había rechazado el apoyo ni el financiamiento ofrecido por ese grupo empresarial, que asegura tener seguidores en siete estados.
García Suárez fue militante del PAN. Luego, durante el gobierno de Manuel Bartlett en Puebla, intentó afiliarse al PRI y ser postulado como diputado federal por el partido tricolor. La dirigencia priísta poblana no lo reconoce como militante.
Información recabada en Puebla señala que García Suárez, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco) entre 1988 y 1990, fue retirado de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) cuando el presidente de ese organismo era Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Cuando salió de la Coparmex, creó el Consejo de Hombres de Negocios de Puebla (CHNP), en donde no participa ningún empresario renombrado de esa entidad.
De acuerdo con la información, el CHNP es un organismo patronal no registrado oficialmente. García Suárez debió salir del Consorcio de la Construcción, un organismo que durante el gobierno de Bartlett se adjudicó la mayor parte de la obra pública. Actualmente, al hombre de negocios -quien viaja en un auto compacto de modelo atrasado- no se le conoce la propiedad de alguna empresa, aunque es dueño de un restaurante bar en la capital poblana llamado Tango Taberna.
La historia personal de García Suárez en los movimientos de extrema derecha de los 60 y 70 corrió al lado de la de Gerardo Pellico, dirigente empresarial en Puebla y en organismos de representación privada en el ámbito nacional, así como del ex gobernador Gonzalo Bautista O'Farril y del arzobispo poblano Octaviano Márquez y Toriz.
En una columna publicada el 2 de noviembre de 1979 en Excélsior, el periodista Manuel Buendía relató un encuentro ocurrido el 14 de diciembre de 1975 en el Club de Golf de Puebla entre empresarios locales y el entonces candidato del PRI a la Presidencia, José López Portillo: ''Las organizaciones fascistas comparecieron ante José López Portillo para exigirle que su gobierno sea corporativo y que en él las ultras tengan representantes permanentes en el Congreso federal, las legislaturas locales y hasta gobernadores''. El periodista relató la respuesta de López Portillo: ''Soy un hombre de buena fe que no tiene compromisos con la clase social aquí representada. La democracia no entraña representación por gremios o por intereses. Eso se llama corporativismo... Ello estaría muy cerca del fascismo''.
En los primeros días de noviembre de 1979, García Suárez, a la sazón presidente del Comité Coordinador Empresarial, llamó a un paro patronal en Puebla, con el que el sector privado exigía la desaparición de poderes en ese estado y que fue acatado parcialmente.
En su columna Red Privada, publicada el 5 de noviembre de 1979, Buendía observó sobre los alcances del paro patronal: ''Como en aquella noche de diciembre de 1975, los ultraderechistas de Puebla abanderados por un grupo de patrones, volvieron a exigir a López Portillo, el martes de la semana pasada, encabezar un gobierno fascista. Y lo hicieron casi con iguales términos y con la misma inaudita arrogancia''.
El columnista cita el párrafo de un desplegado publicado en la prensa por García Suárez aquellos días: ''En momentos como éste debemos, con actos como el que aquí señalamos y vamos a ejecutar todos (la convocatoria al paro), darle a nuestro gobierno una muestra por contraste del tipo de ejercicio de autoridad que queremos''.
Relata Buendía, en la misma columna: ''De verdad se necesita insolencia para advertirle al gobierno que se le está dando 'una muestra'. En los tres años transcurridos de la actual administración ningún grupo, ningún sector o individuo se había tomado el atrevimiento de encararse así con el gobierno federal. Para que no hubiera dudas acerca de quién era el destinatario del mensaje, García Suárez aclaró explícitamente (...) que no se trataba de un problema local, sino nacional. Además, y sin perder el tono del mandante, exigió al Presidente la desaparición de poderes en Puebla''.
Sobre ese paro patronal, que calificó como un intento por desestabilizar al gobierno, Buendía reveló que el instigador había sido Gerardo Pellico ''y tocó a García Suárez, como nuevo presidente del comité empresarial, dar la cara. Cuestión de relevos. En el fondo y en la forma, la misma tesis, la misma línea política, las mismas intenciones'', de crear un gobierno fascista en el país.