Panteón Rococó: Más que grabar, preferimos tocar para madurar

Patricia Peñaloza n "No tocamos ska puro... ni puro ska", dicen ellos. Su nombre, Panteón Rococó, es el de una obra teatral de Hugo Argüelles, pero también una de las bandas chilangas más aclamadas dentro del actual movimiento pseudosubterráneo para adolescentes de clase media llamado eskasero, de fuerte seguimiento a pesar de no contar con despliegue en los medios.

El ska como género es más bien un pretexto de reunión para esta nueva camada musical, pues la mayoría de los que en él se suscriben se basa en la fusión de ritmos latinoamericanos con sajones. El Panteón no es la excepción. ƑResultados? Llenos absolutos, baile obligado en cada canción, seis mil demos vendidos, la gente coreando to das las rolas, y todo a pesar de que... šno tienen disco!

Quizá lo distintivo de esta banda de once integrantes, creada hace tres años, sea su versatilidad de ritmos y lo cálido y neto de sus letras. Con candor y cachondería postpuberta, pueden retratar ese sabrosito primer amor o, bien, defender justas causas al cantar o participar en festivales por Chiapas, en marchas, en movimientos sociales. A veces son un poco panfletarios, pero no hay quien, al oírlos, resista mover el bote. El Panteón afirma que su primer interés está en la música y que prefiere "proponer una sociedad más justa, humana, que invitar a odiar". Luis, el vocalista, señala: "Venimos de barrios donde se viven carencias, situaciones de violencia, y nos interesa retratar lo que vivimos. Me cago de risa cuando oigo Gimme tha power de Molotov, pues sé que ellos no han vivido lo que cantan".

Misael en el sax, Paco en trombón, Piolín en trompeta, Leonel en guitarra, Iram en batería, Felipe en las teclas, Tanis en percusiones, Darío en el bajo. ƑY el disco? Aún no tienen planes, pues no han tenido varo para una buena grabación que presentar a algún productor. El cantante precisa: "Muchos se precipitan a grabar; nosotros preferimos tocar mucho más para madurar musicalmente, ganarnos respeto, y así, al llegar a una disquera, que no nos quieran cambiar ni imponer nada. Queremos ofrecer algo de calidad y sentir el orgullo de decir: 'lo toqué yo, nadie lo hizo por mí".