Mañana y el domingo 16, el músico venezolano se presenta en el Salón 21
La política no entiende de música: D' León
Ernesto Márquez n En las grabaciones, Oscar D' León se caracteriza por proyectar mucha alegría, esa que va manifiesta en su canto, su parloteo y gran musicalidad. En escena, su presencia es arrolladora --"un verdadero ciclón", dirían los clásicos-- con una actitud de macho man que llega a su esplendor cuando toca el contrabajo, instrumento que posee con tanta pasión como si de una mujer se tratara. "Y es que yo soy así", nos dice de entrada. "Yo soy alegre, espontáneo, sincero y... sabrosón".
Muy a gusto con su nuevo look --skinhead guapachoso-- D' León asegura estar en el mejor momento de su vida artística y nos da su peculiar secreto del éxito: "Me alimento y vivo de la música, no fumo, no bebo y hago el amor siempre que se puede".
Con 56 años de vida y casi 30 dedicados a la rumba, el León de la Salsa afirma que es el aplauso del público lo que más le impulsa. "Siempre he sido de los que creen que uno debe de estar pendiente de eso y sobre todo imponiendo jits para no quedar desfasado en el recuerdo de la gente. Por eso me he hecho a la idea de sacar un disco por año, para estar vigente; no quiero vivir del Sientate ahí, Llorarás o del Detalle, sino generar nuevos éxitos".
La charla se da en medio de una gira internacional que hace escala en México. Oportunidad que aprovecha el cantante para darnos a conocer su más reciente producción discográfica, Oscar D' León en Nueva York, un álbum que retoma el sonido de trombones como base orquestal y un tumbaito muy apegado al son montuno. "El son es la unidad monetaria principalísima del baile --afirma--. Del son se pueden desprender cambios, intercambios, mezclas y remezclas, pero su ritmo sigue presente como fuerza primaria".
El exponente de lo afroantillano reconoce asimismo que el son --"al que luego le llaman salsa"--, junto con el merengue y el vallenato, se están consolidando cada vez más en el gusto de los latinoamericanos. "El orgullo del hombre latino viene de su cultura, de su manera de ser y es algo irrefrenable. Por eso en los Estados Unidos y en Europa se nos ve como algo muy especial, por tercos, por aferrarnos a nuestras tradiciones, a nuestras músicas".
El Salsero Mayor, como también es conocido en Latinoamérica, dice que la música que se hace en el Caribe tiene el fundamento de alegrar la vida de cualquier ser humano en el planeta, tiene también la virtud de inyectar energía y emociones varias; "por eso quien la escucha o la baila rejuvenece al momento".
Luego, tras admitir que la exigencia del melómano hoy en día es "muy grande", señala un "contrasentido" de la industria del disco que al promocionar cantantes "cuyo único valor es ser guapos" los promociona exageradamente sin emportarle la calidad de éstos. "Muchos de ellos se amparan en la electrónica para corregir sus defectos interpretativos y en la tarima dejan mucho que desear", refunfuña. "Eso nos pone a nosotros en una posición de más credibilidad ante el público, porque lo que hacemos es de verdad. Aunque, para ser honesto, yo no me solazo con esa posición porque de alguna manera nos estamos quedando sin gente de recambio. De ahí mi intención de ayudar a jóvenes con talento. Porque esa es la única manera que tenemos para consolidar la escena, para ser fuertes".
D' León sostiene que la música afroantillana no debe de considerarse como un género menor, un simple conjunto de notas ruidosas y en desorden; "es tan culta y de suma calidad como el jazz o la música clásica", asegura. "Aunque ambos estilos de música no tienen comparación con la nuestra, ya que la música latina tiene su propio origen e inyecta más emociones que otros ritmos".
Por eso la urgencia de hacer producciones más personales, aquellas que contengan sus ideas y no las de otro. "Hoy en día las disqueras hacen sus planes comerciales con la música que piensan que debe de funcionar y eso impide que se grabe realmente lo que se desea. Por eso estoy planeando un estudio de grabación en Caracas en el cual pueda yo producir mis grabaciones, a mi estilo, a mi gusto, según lo que sienta, no según lo que sienta un productor. Porque finalmente quien da la cara en el escenario soy yo".
Por último, el cantante venezolano, quien en 1983 hiciera un viaje a Cuba que le acarreó problemas con los cubanos de Miami, dice no entender por qué la política tenga que interferir en su carrera. "Yo me puedo presentar tanto en Washington como en Puerto Rico, Madrid, México o La Habana sin importar qué suceda más allá de lo que manifieste musicalmente. Pero al parecer la política no entiende nada de música y nada de cultura. Por eso yo digo que soy apolítico. La única política que ejerzo es la de mi música".
El León de la salsa se presentará este sábado 15 y el domingo 16 en el Salón 21, situado en Andrómaco 17, esquina Molière, colonia Polanco, teniendo como teloneros a Los Jubilados.