n En pos de unidad, intolerancia común en Chiapas y Kosovo, dice
Condena Saramago ataques a minorías
n Critica el uso del nacionalismo como instrumento de aniquilación
Jaime Avilés, enviado /I, Venecia, 16 de mayo n Por la boca de José Saramago hablan todos los pueblos del mundo: "Es decir, yo no creo que el sentimiento nacional sea una cosa mala, pero quizá sea la peor de todas cuando se convierte en un arma contra el otro; en el fondo eso es lo que está pasando en Chiapas: en nombre de una unidad supuesta, casi fantasmagórica, como la está entendiendo el gobierno de México, el otro que es el indio ya no cuenta, es decir, el indio estorba. Entonces, desde el punto de vista de un Milosevic los kosovares estorban y, por lo tanto, hay que reducirlos a nada, expulsarlos, y esto tampoco se puede aceptar".
De traje y corbata verde oscuro, vestido para el domingo con el color de las aceitunas de Coimbra, obrero altivo que tomó la palabra por todos, gente de a pie, artista de la estatura de las galaxias que abarcan sus libros, a los 76 años de su edad, el único portugués que ha recibido el Premio Nobel de Literatura dos veces al mismo tiempo -una vez para él y la otra para Pessoa que en él vive-, en la severa y saludable expresión del anciano sabio y prudente que es, conserva el primer rostro que tuvo en este siglo: el de un niño.
Perseguido implacablemente durante siete días para pedirle una opinión sobre los muertos albaneses, los muertos serbios, los muertos chinos incluso, los muertos de Milosevic y los muertos de la OTAN, el autor de El ensayo sobre la ceguera, esta mañana accedió a conversar treinta minutos con este enviado, en la luz de un domingo después de la lluvia de mayo en Venecia.
Para quienes gusten de la escritura musical de Saramago, de su ritmo, de sus reiteraciones, de sus remates sorprendentes, de sus pausas, el diálogo ha sido copiado mecánicamente del casete que lo registró íntegro. Muchas veces al armar la estructura central de una idea llena de tantas otras, el arqueólogo que desenterró El año de la muerte de Ricardo Reis tuvo que buscar las palabras en portugués antes de decirlas en español, porque la entrevista lo alcanzó dentro del suave mundo de algodón que es el vocabulario italiano. Para quienes por último todavía no conozcan a Saramago, esta pretende ser una incitación irresistible.
šA las armas de la ética!
-Hace poco más de un año, a propósito de Chiapas, usted hizo un llamado a la rebelión ética, Ƒno?
-Mmm-jjjmmm.
-Ahora ante esta situación -el entrevistador se refiere a la guerra de la OTAN contra el mundo y a la guerra de Milosevic contra los kosovares pero también contra los serbios-, ante esto, Ƒcabría refrendarlo?
-Bueno, yo creo que más que nunca, porque lo que debería quedar claro a los ojos del mundo es que la OTAN es un instrumento, un arma del Pentágono; la OTAN que nació como una alianza defensiva, aunque eso tampoco hay que creerlo demasiado, pero bueno, así es que ha nacido, pues ahora mismo se ha convertido en el instrumento del que Estados Unidos dispone para servirse de lo que quiere en Europa. Por otra parte, la OTAN se convirtió en un instrumento del imperialismo de Estados Unidos, y no vale decir que esto es antiamericanismo primario, porque la verdad es que, al igual que la doctrina de James Monroe, cuarto o quinto presidente de EU, que decía que América debería ser para los americanos, lo que quedó claro es que esa 'América' se convirtió en un continente de los norteamericanos, y no sólo eso, sino que las fronteras estratégicas de EU se desplazaron, y ahora están en Africa, están en Asia, están en Europa. Yo creo que nada de lo que está pasando en el mundo se entiende si no es desde este punto de vista, desde esta perspectiva. Esto no quiere decir que no sería necesaria una intervención, en este caso, en los Balcanes, porque tampoco se puede admitir que un dictador, o lo que sea, un gobierno, un régimen, decida expulsar acaso a un millón de personas en nombre de un nacionalismo completamente loco. Es decir, yo no creo que el sentimiento nacional sea una cosa mala, pero quizá sea la peor de todas cuando se convierte en un arma contra el otro; en el fondo eso es lo que está pasando en Chiapas: es decir, en nombre de una unidad supuesta, casi fantasmagórica, como la está entendiendo el gobierno de México, el otro, que es el indio, ya no cuenta, es decir, el indio estorba. Entonces, desde el punto de vista de un Milosevic, los kosovares estorban y por lo tanto hay que reducirlos a nada, expulsarlos, y esto tampoco se puede aceptar. Lo que pasa es que -y esto también cada día está más claro- no se han agotado todas las posibilidades diplomáticas, políticas, para resolver este conflicto, porque en realidad todo el mundo está mintiendo, y los engañados somos cientos de miles, millones, nosotros, los ciudadanos de a pie, pero lo que no se puede olvidar es que hay algo que es auténtico, y son los muertos; alrededor de ellos todo son mentiras, mentiras y falsedades, pero ellos son auténticos y en eso hay que pensar. Entonces no es decir: o se está a favor de EU o se está a favor de Milosevic; no, ese es un dilema falso. Lo que hay que reclamar, lo que hay que exigir, y eso debería estar haciéndolo todo el mundo, la conciencia internacional, no la comunidad internacional, que yo no sé lo que es; cuando se habla de la comunidad internacional es una falacia, porque eso no tiene ningún sentido y es una comunidad que tanto funciona en una dirección como en otra, según los intereses de las potencias más importantes que están en ella. La conciencia internacional, la conciencia de los pueblos, insisto, repito, en este sentido, que no podemos quedar en esta situación de no pensar, de no reaccionar; pero la verdad es que todo en el mundo nos está empujando en esa dirección; lo que nosotros tenemos de más, estoy tratando de decir más sagrado, la única cosa sagrada, para decirlo así, que es el pensamiento, pues no se está tocando. En una cultura de frivolidad, de bandida, que es la cultura que en este momento domina en el mundo, pues eso es lo que nos están quitando a todos. Entonces, lo que me parece a mí, que no son los intelectuales, los escritores y todo eso, con algunas excepciones, es decir, yo creo que no están haciendo lo que tenían que hacer. Yo no quiero decir que los intelectuales sean la conciencia de los demás, cada uno tiene su propia conciencia, pero lo que pasa es que un intelectual, un escritor, tiene una responsabilidad más grande, porque escribe, porque habla, porque comunica, y por tanto tiene que usar todo eso de lo que él dispone. Curiosamente, yo he leído hoy que Norberto Bobbio, filósofo italiano que al principio de todo esto estaba a favor de la intervención armada, ahora está cambiando de opinión. Esto tiene que tener una repercusión en la conciencia pública de la gente; yo ya no quiero, al igual que ocurrió cuando Vietnam, que la gente se baje a la calle y millones y millones de personas protesten como entonces; ya no pido tanto, pero pido algo, pido eso que llamé, quizá un poco retóricamente, una rebelión ética, porque no tenemos ni armas ni poder ni fuerza, pero algo sí tenemos, que es la conciencia, es decir, la responsabilidad de ser cada quien un ser racional, como parece que somos, aunque a veces tengo alguna duda...