n El crecimiento económico general es insuficiente, advierte


Persisten pobreza y desnutrición en zonas rurales: estudio del BM

n Plantea limitar la participación del Estado y fortalecer a las instituciones financieras para el campo

Angélica Enciso L. n El crecimiento económico general es insuficiente para erradicar la pobreza y la desnutrición, sobre todo en las zonas rurales, donde habita la mayor parte de los mil 300 millones de personas ųen México cerca de 30 millonesų que viven en la miseria en el mundo, los cuales obtienen sus ingresos de la agricultura, indica el estudio Financiamiento rural, del Banco Mundial.

El documento señala que el concepto tradicional de financiamiento rural ųque consideraba una alta intervención estatalų ''resultó impotente para aumentar los ingresos y reducir la pobreza''.

Ante ello, propone la creación de un nuevo marco normativo que limite la participación del Estado ųla cual sólo deberá ser para ''eliminar la pobreza''ų, reducir políticas de discriminación de la agricultura y desarrollo rural y fortalecer la capacidad de las instituciones financieras para el campo.

En la mayor parte de los países en desarrollo, los mercados financieros rurales, apoyados por instituciones estatales de crédito agrícola, han ocupado un lugar central en las intervenciones gubernamentales de esas naciones. Los gobiernos han destinado ''considerables recursos'' a empresarios rurales a través de acceso a crédito barato, pero ''en términos generales los resultados de estas intervenciones han sido decepcionantes''.

El estudio del Banco Mundial considera que en este momento la intermediación financiera rural debe hacer frente a problemas relacionados con la selección de las posibles políticas normativas y del diseño institucional, que puedan resultar más eficaces.

Desinterés y olvido

Estima que el modelo anterior de intervención estatal tenía entre sus problemas fundamentales la aplicación de tasas de interés concesionarias ųmuchas veces negativas en términos realesų, apoyo a operaciones agrícolas más que a las actividades rurales, descuido o entorpecimiento de la creación de depósitos de ahorro y mecanismos de prestación de servicios costosos e ineficientes.

Sin embargo, se agrega, los intermediarios financieros convencionales no han tenido en cuenta a la población rural pobre. ''Ese olvido obedece a políticas macroeconómicas y sectoriales desviadas, a la falta de poder económico y político de los pobres en las zonas rurales y a la opinión ųdifundida entre los intermediarios financieros del sector formal que trabajan con fines de lucroų de que los mercados rurales no son rentables''.

El análisis señala que los créditos subvencionados destinados al desarrollo agrícola, a pesar de sus buenas intenciones en general han representado un obstáculo a la expansión de ese sector, ''en consecuencia, los pobres carecen todavía de acceso suficiente a los servicios de crédito, ahorro y seguro''.

Con relación a este punto, abunda en señalar que el crédito orientado a objetivos específicos ''solía basarse en graves errores de apreciación de las dificultades reales que se presentaban a las comunidades rurales y atacaba los síntomas, más que las causas''. Precisa que aun cuando esas intervenciones tuvieron algunos efectos positivos ''no consiguieron aumentar los ingresos y reducir la pobreza''.

Esas acciones, indica el documento, partían ''erróneamente de que la escasa participación de la población pobre en actividades financieras del sector formal obedecía a su incapacidad para ahorrar o pagar las tasas de interés del mercado''.

Con el nuevo sistema, considera, el Estado debe dedicarse a crear un marco normativo que facilite el funcionamiento ordenado de los mercados financieros rurales, ''pero su intervención directa en ellos será limitada''.

Se estima que para elevar los ingresos es necesario evaluar la eficiencia de los mercados y analizar las opciones de que se dispone para impulsarlos: ''la medida más urgente para conseguir el funcionamiento satisfactorio de los mercados es reformar las políticas''.

Sobre la reducción de la pobreza, el texto advierte que en muchos casos basta el crecimiento veloz de las economías rurales, pero ''para llegar a ello, tal vez no baste elevar el ingreso rural medio si el progreso no llega a todos por igual'', y además, la gravedad de la miseria puede obligar a tomar medidas urgentes ''como el socorro alimentario o la asistencia financiera en caso de desastres naturales''.

Asimismo, advierte que en la mayor parte de los países en desarrollo ''el progreso rural se ha visto demorado por políticas que discriminan a la agricultura y al sector rural a favor de la industria y la industria urbana''.

Con la nueva estrategia, se indica, la intervención estatal será mínima y orientada al mercado, centrada en la creación de un marco jurídico y normativo propicio para la intermediación financiera rural.

El estudio sobre la pobreza en zonas rurales concluye que la participación del Estado sólo deberá darse en los casos en que exista una deficiencia en el mercado, que ''se pueda corregir de manera eficaz en función de los costos''.