Iván Restrepo
¿Limosnas con cargo al erario?

En repetidas ocasiones los medios han informado sobre los donativos que algunos capos de la droga han hecho a la Iglesia católica y a algunas de sus instituciones. Por ejemplo, se citan los entregados por los zares del cártel de Tijuana lo mismo para construir templos que para seminarios y otras obras. En Sinaloa y Sonora también ha habido las popularmente llamadas narcolimosnas. En el caso de Tijuana hasta las albercas de algunas mansiones de prominentes capos eran utilizadas por seminaristas para su esparcimiento. En el desfile de los donativos, no falta quienes afirmen que el asesinado cardenal Posadas Ocampo tuvo negocios con algunos dirigentes del cártel de Guadalajara cuando era allí dignatario eclesiástico. Que rendir malas cuentas pudo ser la causa de su asesinato en el aeropuerto de dicha ciudad. En fin, las narcolimosnas, y hasta las narcoperegrinaciones (destacadamente las de Amado Carrillo a Tierra Santa en compañía de varios sacerdotes), existen, y no siempre son negadas por sus beneficiarios.

Otras ``limosnas'' que ahora son noticia las concedió el ex gobernador Mario Villanueva a la jerarquía católica de Quintana Roo, pero con cargo al presupuesto de la entidad. Por ejemplo, el terreno para edificar la catedral de Cancún, casa del obispo y oficinas parroquiales, así como un millón de pesos para tales obras. A la colocación de la primera piedra asistió en febrero pasado la plana mayor del gobierno estatal y municipal. El ingeniero comulgó junto con los demás integrantes de su familia y sus colaboradores más cercanos. Cabe señalar que las otras iglesias, algunas con presencia importante en la región y que cumplen su misión pastoral conforme lo establece la Constitución de la República, no recibieron ningún apoyo. Sólo la católica resultó abundamentemente favorecida.

De ese romance Iglesia-gobierno quieren olvidarse algunos jerarcas. Al obispo de Chetumal, Jorge Bernal Vargas, le preguntaron los reporteros recientemente su opinión sobre Villanueva y las acusaciones que se le hacen de proteger grupos delictivos. Respondió: ``Estamos contra el mal, contra el pecado, pero a las personas nosotros las respetamos. Cada uno sabe su responsabilidad''.

En cuanto a si la prelatura a su cargo corría el riesgo de ser investigada por la Procuraduría General de la República en torno a los donativos que Villanueva entregó a la Iglesia, el obispo sentenció sabiamente: ``No lo sé, ello depende... es como tú que das una limosna, y si un párroco recibe tu limosna, él no sabe de dónde viene''. Y de plano levitó al precisar si el ingeniero entregó donativos: ``Es una cosa que a cada uno corresponde responder; yo no voy a decir quién dio y quién no dio''. Finalmente aceptó que el gobierno estatal sí realizó ``acciones'' en pro de la Iglesia: ``Creo que... mmhh ayudó como cualquier persona que está en el gobierno, a quien nosotros necesitamos acudir para que nos ayude''.

Pero en Quintana Roo no fue cualquier persona ni cualquier ayuda: era el gobernador y eran recursos públicos. A no ser que en estos nuevos tiempos de romance Iglesia católica-gobierno de la República haya alguna disposición legal que permita tales donaciones en dinero y en especie. O que el ``espíritu de Ecatepec'', con el presidente Zedillo presidiendo la inauguración de una catedral que ofende al espíritu cristiano de millones de pobres, cubra al país e incluya al dinero público de los contribuyentes.

Por ahora, la jerarquía de Quintana Roo se olvidó de los numerosos favores que en especie le hizo el ex gobernador. Muy pronto dirán que jamás lo conocieron y que ni feligrés era. Hoy, hasta el terreno que les donó en Cancún para su catedral, no es el ``idóneo''. Según Moisés Estrada, director municipal de Desarrollo Urbano, se encuentra en una zona ``que promete ser muy conflictiva'' por la afluencia de vehículos y por estar cerca de varios edificios públicos, como el de Seguridad y la Procuraduría de Justicia. Como están las cosas, el mejor sitio es al lado de la presidencia municipal.