Sigue vigente en la UNAM el diálogo público, señalan tres activistas

Elena Gallegos/ I Ť En un par de días se cumplirá un mes del estallamiento de la huelga en la UNAM. A título exclusivamente individual, tres jóvenes que han participado en forma activa dan sus puntos de vista del movimiento estudiantil, sus aciertos y errores. Ellos son: Alma Maldonado, identificada con la corriente histórica del Consejo Estudiantil Universitario (CEU); Agustín Avila, de la Coordinadora Estudiantil; y el consejero Universitario José Luis Cruz, de la Red de Estudiantes.

Agustín es pasante de economía, José Luis de ingeniería civil y Alma estudia un posgrado en pedagogía. Esta es la conversación:

-ƑPor qué ha sido tan lento el movimiento estudiantil para responder no sólo a los llamados del rector, sino a las circunstancias que lo rodean?

José Luis: Este movimiento tiene una característica muy especial: discute. Lo hace en las asambleas de cada una de las escuelas y luego en el Consejo General de Huelga (CGH). Esta dinámica ha metido al conflicto en sus propios tiempos. Todo está en función de las discusiones que se dan en las asambleas. Nada que no pase por ahí podrá transitar a salvo por el CGH, lo que es una virtud, pero al tomar sus propios tiempos, resulta un poco lento e imposibilita respuestas rápidas ante la sociedad.

Agustín: Yo no creo que sea lento. Al responder a sus propios mecanismos y tiempos, el movimiento ha ido dando más fuerza a sus pronunciamientos y a sus acciones. Eso es una virtud. Trabaja en forma horizontal, representativa y democrática, lo cual es muy distinto a lo que ocurre en algunos movimientos sociales, y le da muchas más posibilidades de sacar adelante sus iniciativas.

 

La ausencia de hegemonías

 

Alma: Esa percepción de lentitud del movimiento se debe a su composición. Si hay una característica que lo pueda definir es su diversidad. Ha quedado claro que no hay posturas hegemónicas ni mayorías. Y como en cada escuela hay diversas propuestas y visiones, pues alcanzar el consenso lleva mucho tiempo.

-ƑPero eso que ustedes llaman virtud no se convierte en defecto en un país en el que diariamente están pasando de manera vertiginosa muchas cosas?

José Luis: Lo que ocurre es que la discusión política muchas veces no es madura. Hay una serie de acusaciones y una serie de conflictos en las escuelas que imposibilita que este mecanismo horizontal, que son las asambleas, alcance tiempos más ágiles y respuestas más rápidas. Por un lado puede ser virtud, pero por otro también debilidad. Eso ha hecho que en algunos momentos se pierda tiempo.

Agustín: Esto lo podemos analizar en dos planos: internamente, es una virtud, porque la respuesta que estamos generando al construir consensos está incidiendo en el fortalecimiento y en la unidad del movimiento. Si partimos de que para ganar, primero hay que estar fortalecidos, pues sí, vamos avanzando en esa lógica. Pero en lo externo sí nos crea problemas, ya que las respuestas frente a las sociedad no son tan ágiles como quisiéramos.

Alma: Sí podemos hablar de riesgos respecto de los tiempos. Es obvio que como una decisión se toma hasta que se construye un consenso, pues se avanza con mucha mayor firmeza, aunque existen riesgos si consideramos que, al interior de la universidad misma, muchos académicos y otros sectores están esperando respuestas inmediatas y resoluciones prontas. Sí estamos ante un problema, pero a medida que se consolidan las posturas y las propuestas, se podrá caminar más rápido.

-Este movimiento estudiantil parece poco creativo para construir salidas, siguen presentando el mismo esquema de diálogo de hace 13 años, Ƒhay atraso político?

José Luis: No. Esta es una generación que se enfrenta nuevamente a la necesidad de defender un proyecto de nación y de universidad. Hay inexperiencia, errores que se cometen en la conducción y en la participación misma, pero se está aprendiendo aceleradamente. El movimiento aglutina y esa es una de sus virtudes, a una generación que llamaron equis, y que hoy sabemos que no lo es. El movimiento tiene propuestas, y la de diálogo público no ha pasado de moda. Lo pidieron los jóvenes en el 68 y en el 87 y sigue siendo una salida para discutir a la universidad y para encontrar solución al conflicto.

Alma: Hay tres razones para que este movimiento pida todavía diálogo público: no hay confianza, y en México no es bien visto que las organizaciones sociales platiquen en privado. Además, el rector no ha dado ninguna señal de confianza para dialogar a puertas cerradas; los estudiantes han encontrado en el diálogo público un mecanismo para solucionar problemas, y el debate de la universidad es un debate nacional, y la sociedad tiene derecho a escuchar las dos posiciones y cómo se dirimen las diferencias. Este movimiento sí ha sido creativo. Su carácter plebiscitario es ya una aportación. La promoción de una consulta metropolitana sobre la educación media superior y superior, lo será también.

Agustín: Este movimiento ha sido creativo y maduro. Ha hecho cosas que no se hicieron ni en el 68 ni en el 87. La huelga ha sido una de las más consensadas; hicimos una consulta general, festejamos el Día del Niño y el de las Madres. El sábado se encueraron los de Ingeniería en un Full monty. Hemos roto los esquemas tradicionales. Tal vez por eso no nos entiende la clase política y también, por eso, no se entiende la necesidad de discutir de cara a la nación. Esta exigencia de diálogo rompe con la dinámica de arreglar las cosas a solas y en lo oscurito.

-En el último CGH una de sus compañeras reclamaba que para muchos la huelga era un fin y no un medio, Ƒlo es?

Agustín: No, no lo es. La huelga es un mecanismo para lograr detener la ofensiva privatizadora contra la universidad y para plantearse, en un segundo momento, la transformación democrática de la misma. Nosotros usamos la huelga como el último mecanismo. Nosotros queremos que se solucione lo más pronto posible, sabemos de las pérdidas, pero la huelga la provocó el rector con su intransigencia y no ha abierto salidas para resolverla.

Alma: Sí hay varias visiones respecto de la huelga y sus tiempos. Es muy importante asumir que la huelga debe resolver en concreto el pliego petitorio planteado, pero no puede estancarse ahí el movimiento. Tenemos que pensar en torno a los mecanismos de lucha para defender la educación superior pública en México. Ahí podemos ser muy creativos para continuar esa defensa, pero lo que no se puede es lanzar al infinito la huelga.

José Luis: La huelga es un medio para defender el proyecto de universidad que, pensamos, se lesiona con las cuotas, y para rescatar la discusión de nuestra universidad, para que se nos tome como parte en la misma. Hay un pliego petitorio y el levantamiento ya está en función de la respuesta del rector. Si hubiera partes del movimiento que vieran a la huelga como un fin, šse equivocan!, hay que dejarlo claro frente a todos, en un contexto en el que los medios de comunicación manejan que somos los estudiantes los que no queremos que se resuelva el conflicto. Nosotros, lo dijimos antes y lo decimos ahora: no queríamos la huelga, ésta se produjo a raíz de la cerrazón del rector Francisco Barnés.