José Blanco
Educación, mercado y derecho

Se quiere un debate a partir de fundamentos. Algunos escritores han dicho que las cuotas hacen de la educación una mercancía, siendo que se trata de un derecho: en la UNAM se estaría buscando ''introducir como cuña el principio del mercado (la educación como servicio) contra el principio del bien público (la educación como derecho)''. Estas formulaciones son ideología, en el sentido de falsa conciencia.

La educación no es nunca mercancía. ''Las mercancías ųescribe Marx en El Capitalų tienen primero que realizarse como valores antes que puedan realizarse como valores de uso. Por otra parte, tienen que acreditarse como valores de uso antes de poder realizarse como valores''. Agrega: ''Son mercancías debido a su dualidad, a que son objetos de uso y, simultáneamente, portadoras de valor''. No es el caso de la educación.

En su Tratado de economía marxista, Mandel sistematiza así los sectores que generan ingreso en la sociedad capitalista: además del sector principal ųel de la producción de mercancíasų, existen:

''1) el sector de la producción simple de mercancías; 2) la esfera de la distribución y la de los transportes no indispensables para el consumo de mercancías; 3) el sector servicios cuyas empresas suministran servicios de trabajo especializado destinados a los consumidores; 4) el sector de los servicios públicos que se venden a los consumidores (agua corriente, gas y electricidad) por las empresas públicas; 5) los servicios públicos suministrados gratuitamente por el Estado o por empresas públicas a los consumidores (enseñanza primaria gratuita, etc.); 6) la producción de valores de uso que no aparecen en el mercado.

''Salvo el primer caso, el de una producción de valor que no está acompañada de producción de plusvalía, se trata de venta y compra, no de bienes materiales, sino de tiempo de trabajo, de trabajo especializado. En cuanto a los dos últimos sectores, escapan a la producción mercantil como tal.''

La educación pública es, en cualquier país, un servicio público; pertenece al sector 4, o al 5, del catálogo de Mandel, según se cobre, o sea gratuita.

La cuota actualizada es del orden de 5 por ciento del costo medio de formación de un alumno de licenciatura; la educación en la UNAM será, por tanto, abrumadoramente sin paga para la mayoría: 95 por ciento cae en el sector 5 (escapa a la producción mercantil) y 5 por ciento en el 4; es, además, 100 por ciento gratuita para quienes no puedan pagar (sector 5), según lo dispuesto por el reglamento de pagos. No obstante, insistamos, el ingreso por cuotas equivaldría a 80/100 por ciento del rubro de ''servicios de educación'', y ahí será invertido, mejorando su calidad.

En el escenario demencial de que los alumnos pagaran los 8 mil millones de pesos del presupuesto universitario, la educación seguiría siendo un servicio público (sector 4), mediado por la política, y no un market-driven education system: aun en ese escenario, la UNAM no estaría privatizada.

La antinomia mercado o derecho, de otra parte, es falsa. Quienes se enfrentan en el mercado, escribe Marx, ''deben reconocerse uno al otro como propietarios privados. Esta relación jurídica, cuya forma es el contrato ųlegalmente formulado o noų, es una relación entre voluntades en la que se refleja la relación económica''. No hay relación de mercado al margen del derecho. Lo que se demanda, en realidad, no es la educación como derecho, sino que exista legalmente la disposición administrativa de la gratuidad para la educación superior.

En México, las leyes otorgan a todos el derecho a la educación. Establecido este derecho, la educación ha ser organizada, para ser impartida. Las bases se establecen en la Constitución, y el edificio organizativo lo construye la Ley General de Educación: un ala del edificio es ''la descentralización por servicio'', que corresponde a la educación superior a cargo de organismos descentralizados como la UNAM. Para ésta, la Constitución no prevé la gratuidad.

Todo en regla. Si algunos sectores sociales y el PRD quieren que la educación superior en la UNAM sea no 95 sino 100 por ciento gratuita, deben ganar en el Congreso que eso diga la Constitución. Es hora de levantar una huelga sin sentido.