La Jornada miércoles 19 de mayo de 1999

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Lo peor del primitivo acto de destape realizado ayer por Francisco Labastida Ochoa no fueron sus términos prehistóricos (cargada, bufalada, demagogia), ni la cruda ratificación de una añeja sospecha (que Pancho era el bueno y todo lo demás, como las elecciones priístas abiertas, es mero teatro), sino la estremecedora confirmación de que la falta de oficio político de la cúpula del poder está arrojando al país en manos de los más turbios y peligrosos segmentos del priísmo y de la política nacionales.

Los halcones, los porros, los mapaches

Sabido es que la candidatura del ex gobernador de Sinaloa ha concitado en su derredor, entre otros, a personajes y corrientes cuya característica es la vocación por la mano dura, por el aplastamiento del contrincante, por el uso de los recursos bajos en la contienda.

Ayer, en el vespertino destape realizado en el Fiesta Americana, parte de ese elenco se hizo presente con claridad. Entre los asistentes a la ceremonia de primera unción estuvieron preclaros varones como el diputado veracruzano y líder charro de los rieleros, Víctor Flores, gritando a diestra y siniestra que ya había candidato.

El equipo del pasado y del futuro

Otros elementos preocupantes, por cuanto enuncian la continuidad de la política seguida en Chiapas, son quienes en Bucareli forman parte del equipo guerrero, como Adolfo Orive y Jorge Alcocer.

El equipo central está formado también por subsecretarios de famas e historias que poco incitan a entender que los vientos de la democracia soplan por la pradera priísta: Emilio Gamboa Patrón (el responsable de preparar el apoyo de medios a la campaña, mencionado con insistencia en relación con asuntos espinosos), Jesús Murillo Karam (el priísmo dinosáurico en plena expresión, responsable de seguridad pública cuando en Huejutla no pudo impedir que casi en su presencia hubiera un linchamiento), Humberto Lira Mora (que acaba de canjear su presunta vocación democratizadora en el estado de México por el encargo de atender los asuntos religiosos) y Diódoro Carrasco (cuyas historias oaxaqueñas no obstan para que aparezca encaminado a ocupar la titularidad de Bucareli, en caso de que Liébano Sáenz no dejase la secretaría particular de la Presidencia o Miguel Limón Rojas la Secretaría de Educación).

No hay autoridad, sino equipo en campaña

Y es que, con esa falta de sensibilidad, de oficio, de conocimiento de los tiempos y las formas, son ellos, todos, quienes hoy combinan la función de encargados de la política interior con la de promotores partidistas, es decir, quienes están a cargo de la conducción del país, en ausencia del Presidente de la República, que viaja por California.

Es así como México y sus problemas estarán, aunque sea por unas horas (24 que fuesen), en manos de una confesa camarilla priísta cuyo interés expreso no es en estos momentos la atención republicana de los asuntos públicos sino la promoción partidista, facciosa, de su candidato a gobernar.

Solís Acero, al servicio del PRI

(Y, a propósito de esa insana colusión de intereses, de esa siempre negada pero también siempre evidente utilización de los espacios públicos para el beneficio priísta, Ƒqué dirán ahora quienes meses atrás se desgarraban las vestiduras cuando se decía que Felipe Solís Acero era, como secretario técnico del IFE, un instrumento de Gobernación para controlar el aparato electoral federal? ƑQué dirán viendo que el citado Solís Acero, por el que tanto abogó José Woldenberg, es ahora ni más ni menos que el secretario técnico... de la Comisión para el Desarrollo del Proceso Interno del PRI, y que su conocimiento de la geografía electoral, de las demarcaciones, šde los distritos, que son la clave de la elección tricolor!, estará ahora al servicio del PRI y de Fernando Gutiérrez Barrios? ƑY qué dirán los organizadores de la antes mencionada comisión cuando sepan que una de sus integrantes, Sara Rocha, ha sido una repudiada presidenta municipal de Real de Catorce, en San Luis Potosí, a la que el Congreso del estado ha abierto una investigación cuya conclusión en curso es la de inhabilitarla dos años como servidora pública por las irregularidades cometidas durante su gestión?)

Madrazo, el crítico

La descomposición es tanta que, de pronto, como flor en el pantano, emerge la figura del crítico, del opositor, del político con genuina vocación de modernidad. De entre el mar de declaraciones vacuas con las que se pretende hacer creer que la consulta priísta es seria, Roberto Madrazo Pintado se muestra reticente, advierte de los riesgos de la simulación. Así andarán las cosas en el PRI para que el propio gobernador tabasqueño, el emblema del despilfarro, el rey de la mano dura, el heredero de dos Carlos (Hank y Salinas), sea la voz de alerta.

Bartlett, el convalidador

Porque, Manuel Bartlett, el feroz opositor, el enhiesto declarante, ya está demostrando lo difícil que es tener la lengua larga y al mismo tiempo una amplia cola. Listo está el ex gobernador de Puebla para seguir jugando el papel de comparsa, haciendo como que empuja, como que lucha, para en el fondo ser sólo un convalidador más. Los fantasmas de Camarena pesan...

La finta de Alemán

Alemán, por su parte, se desdibuja con toda aplicación. El fue, como en el futbol, el ejecutor de la finta importante con la que se abrió la oportunidad para que, sin marca encima, Labastida pudiese colocarse adecuadamente. El gobernador veracruzano cumplió bien la jugada de distracción que le encargaron, y ahora se replegará hacia el medio campo, en espera de que más delante lo saquen de la asfixia de Jalapa y lo regresen a la política de ligas mayores, acaso como bien premiado secretario del gabinete.

Los cien días de campaña

Moctezuma, por su parte, cerrará la pinza con su programa de 100 días de presunto combate a la pobreza. La combinación de tecnología electoral con satisfacción efímera de necesidades sociales podrá dar buenos resultados para la campaña interna y para la del 2000.

ƑQuién?

ƑRoque? Bueno, don Humberto no merece muchos comentarios. Su brody lo quiere reciclar colocándolo como un presunto perdedor en una contienda que no es de su tamaño, aspirando a que el ganador lo premie el siguiente sexenio con algo más que una aseguradora.

Así que, como verá el lector, lo peor no fue el destape, la confirmación de las abrumadoras sospechas, sino el entorno, las circunstancias, la ratificación de que entre los tumbos provocados por la falta de oficio político están creciendo la fuerza y la importancia de la franja más dura, más antidemocrática, más llena de compromisos e intereses preocupantes.

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