Tres Palenques y aventuras gastronómicas siniguales


Por la mañana, un viaje a las tierras de las buenas vibras

Fabrizio León Diez, enviado, Palenque, Chiapas n El viaje turístico a la zona arqueológica de Palenque motiva a otros viajes. Están los místicos, como los hacen cantidad de personajes extranjeros que van a tomar las vibras del sol en las mañanas frente al Palacio Real o quienes suben a la torre u observatorio para acostarse en la plancha e imaginar lo que veían los iniciados mayas. Por cierto, la torre está cerrada al público porque hubo un suicidio y un accidente fatal de una turista italiana que perdió el equilibrio por hacer de un video, sin querer, su toma final.

El Templo de las Inscripciones está en remodelación, por lo que no se puede bajar a la tumba de Pacal Botán. Lo mismo pasa con la tumba de la Reina Roja, que está a un lado.

--Era la amante del mero chingón --nos dice Pascual, un custodio asignado a la zona.

En la tarde, luego de bañarse en las aguas del río que por ahí pasa, a las 17:00 horas, se puede contemplar la mejor puesta de sol y su luz, que, esa sí, puede cargar de una energía especial que durará mientras no nos acabemos las neuronas.

Tres Palenques

Hace unos días pasó por aquí el guitarrista del grupo de rock Bon Jovi; iba rumbo a la zona zapatista a entregar los donativos que recibieron por los conciertos que han hecho por esta causa indígena en Europa. La mujer que lo acompañaba, nos cuenta Javier Scherrer, era una francesa muy guapa de 20 años, que controlaba todo. Le decía qué pagar, cómo y a dónde dirigirse; "a veces dormían juntos" y otros días cada quien por su cuenta, nos chismosea nuestro guía. También hace semanas llegaron unos japoneses en busca de las imágenes de astronautas que están plasmadas en los muros de los templos y que, dicen, son los primeros contactos extraterrestres con este hemisferio. Ven lo que quieren y los interpretan como a ellos les importa.

Por la avenida principal de la zona arqueológica deambula una holandesa con la mirada perdida y, descalza, camina hacia el sol. Viste de azul, está despeinada y nada murmura. Es muy güera, no trae sostén, ni carga botella de agua. Tampoco suda, ni mira, ni nada.

ƑQué más? El calor y el sudor es la constante en las calles y una amabilidad exacta está en boca de todos los habitantes. Los meseros en el restaurante La Selva tienen la paciencia de explicar, a los chilangos, por qué no se puede anexar la propina en el baucher y son capaces de renunciar a ella, con tal de no discutir necedades con quienes han bebido más de 10 margaritas de primera factura.

La comida

Un día se debe de dedicar sólo a comer.

Levantarse tarde y bañarse. Caminar en busca de aspirinas y beber agua con alka seltzer, es una buena medida, si es que se afectó el día anterior. Sudar y saludar en el mercado es la opción, para medir las coordenadas del pueblo. Y a las 13 horas habrá que tomar un taxi y convencerlo de enseñarnos dónde se come comida exótica. De principio no mencione la palabra venado, armadillo o tepezcuincle, porque puede ahuyentar la experiencia. Si usted le cae bien al chofer, éste lo llevará a La Cabaña, un restaurante a la orilla de la carretera y ahí usted se expondrá a una aventura gastronómica sin igual. Una fonda familiar que en medio de sus instalaciones tiene un letrero que reza: "Tiempo mínimo para preparar un platillo 15 o 20 minutos. Si tiene usted prisa no pida nada".

Un caldo de camarón y cabeza de mojarra con hoja santa. Tepezcuincle asado o al mojo de ajo. Faisán en adobo. Salpicón de venado y armadillo en caldillo. Cuatro cervezas y una botana de queso son parte del menú. Pero no corra la voz, porque es el único lugar donde puede comer esto y no falta la autoridad ecológica que quiera molestar a los dueños, que se esmeran en la cocina con recetas sin adjetivos.

Una noche antes, en esas pláticas entre bebidas frías y mujeres que no conoces, una ejecutiva de cuenta de famosa empresa de publicidad nos decía que ahora la tendencia publicitaria en boga es el correr la voz. Pues a ver si es cierto.

La noche

Si por alguna razón quiere ver qué hay de diversión en la noche, más allá de los restaurantes, alguna disco o un bar del pueblo donde los parroquianos van a jugar un dominó o la carambola, no sin antes cenar de manera ligera, puede explorar la zona de tolerancia que, discreta y muy segura (bueno...como todas), existe en Palenque, está el centro nocturno La Pantera Rosa, que funciona hasta las 2 de la mañana, o El Tío Chueco, que de manera muy modesta nos muestra un show con bailarinas que con su desnudeces nos pueden llevar casi al amanecer. Las chicas no salen con los clientes y el servicio de bar es muy bueno. Ellas lo podrán acompañar a beber y le contarán su propia interpretación de la cultura maya y la función de las pirámides. No suba a esa hora, a menos que...