En concierto, 22, 23 y 24 de mayo, en el Auditorio Nacional
El rock nunca tuvo la culpa: Miguel Ríos
Arturo Cruz Bárcenas n Más joven que nunca, Miguel Ríos se presentará mañana, el 23 y el 24 de mayo, en el Auditorio Nacional. Rockero de ideas, expuso algunas de ellas; ésta dan fe de la voluntad y convicción de un español universal que no se siente rockstar.
Dice: "No he necesitado tanto ver los cambios que se están dando en el rock para seguir viviendo porque, entre otras cosas, no he querido impostar. A los 54 años no puedo hacer la música de Molotov, sería ridículo. Creo que estoy en esto porque me ha tocado vivir, de los 80 a los 90, un paréntesis donde las ugencias históricas ya no existían. La suerte de ser una persona que lleva mucho en esto es que no le temo al no éxito. La búsqueda de aceptación no te impide probarte. Haga lo que haga lo haré desde la estética del rock y no veo por qué no pueda cantar a Kurt Weill, y tampoco tengo por qué no emocionarme con una canción de José Alfredo Jiménez".
Agrega que cuando tuvo la idea de formar la Big Band fue para darse un poco de gusto y hacer con ella una gira por España. Fue para festejar sus 53 años y los 35 de carrera grabando discos; "no fue con el fin de volver a tocar lo que interpretó Duke Ellington, tampoco a Glen Miller, sino de fusionar el rock con la música que él contribuyó a que desapareciera. O sea las big band desaparecen porque el rock nace y el mundo de los crooners se va; el rock arrasa con todo. El criterio para escoger las canciones de mis disco con la Big Band se sustentó en que los temas se pudieran arreglar desde el concepto contemporáneo de la música. El arreglista viene del mundo contemporáneo. Desechamos canciones como Bienvenidos, Antinuclear, porque formalmente son canciones del mundo del rock. Escogimos, por ejemplo, Año 2000, porque quisimos imitar el mundo de la música dixi, de Nueva Orleans. Este disco no iba ni a existir. Hicimos una gira de 12 conciertos, en 12 ciudades, simplemente para divertimento, para probar una cosa diferente. Nos divertimos tanto que fuimos grabando y nació el disco. No es esto en sí, sino un espectáculo".
Respecto de la diferencia de Rock and Ríos, dijo, este cd tiene una estética diferente. "El primero nació como un disco en sí, no de una gira. Fue de 1982, y de entonces a 1997 hay una velocidad diferente, pero no con menos intensidad; son diferentes los matices, las motivaciones. Evidentemente tengo menos fuerza que en ese entonces, pero ahora canto mejor que en el Rock and Ríos. Es como hablar de dos identidades".
El rock, siendo una materia universal, no tiene la misma vibración, el mismo momento, en todos los países, precisa el cantautor. "Por poner un ejemplo, el rock que se hace en Venezuela no es el mismo de México, o en España. Siendo la misma intención, tiene distintos momentos. La gente tiene vivencias diferentes; lo que vive un tío en Los Angeles, enmedio de un supercarro, con 40 rubias, es diferente al del chaval de la ciudad de México, que puede hablar incluso de las dificultades para hacer esa música. Los cambios notorios estilísticos que yo descubro me llevan a que el rock como m ateria cultural es lo más manejable que hay para el cruce, para la manipulación de diferentes informaciones musicales. Concretamente, lo que yo hago en el Big Band es mezclar diferentes informaciones musicales e intentar que algo surja de eso. El advenimiento de lo latino dentro del mundo del rock es fundamental; es lo que de verdad nos está separando del mundo sajón, porque antes, cuando yo empezaba no había, formalmente, una gran diferencia. Ahora existe un deseo de comunicar cosas que no ocurría cuando yo comenzaba. Lo latino es la música tradicional; ahora hay vanguardistas, experimentales, hasta gente como yo o El Tri".
Miguel señala que la infraestructura en el rock es básica para comunicarlo. "Si no sonamos bien qué podemos comunicar, por más buena voluntad de tengamos. Pero la más grande diferencia en relación con el rock sajón y el de nosotros (en España) no fue técnico, sino que había una especie de xenofobia, primero porque no había muchos grupos y los que existían no despertaron interés en los medios; sólo importaba lo que existía afuera. Es más había un cierto desprecio por lo que no viniera con la bandera de lo sajón. Hay que decirlo: las bandas tampoco estaban en un momento de madurez, como sí lo están ahora. En 82, 83, 84, había emisoras que no ponían canciones en español. En México no había ninguna radio que transmitiera rock en castellano. Es más, todos los grupos tenían nombres en inglés; El Tri se llamaba Three Souls In My Mind, Kenny and The Electrics. Pero todo eso es un pasado reciente. Hablamos de una historia de hace un cuarto de hora. ƑQué es lo que ha pasado? Que la industria se ha dado cuenta de que esto es un gran negocio. Y hay que aliarse con el diablo para que esto salga y, en ese sentido, sería una santa alianza para el rock. Siendo rigurosos, con una mínima memoria histórica, para conseguir un disco de rock en castellano había que ir a donde vendieran cosas folclóricas, porque el rock en español no era considerado rock. Sin mucho desparpajo, hay que decirlo, los programadores de radio preguntaban si el rock en castellano podía hacerse. Ahora hemos dado un paso de gigantes, por la voluntad de los creadores, de los chavales que han agarrado una guitarra y se han dicho 'šme vale madres! Yo quiero cantar esto y hablar de las cosas que suceden a mi alrededor".
Antes se decía que el rock sólo se podía cantar en inglés, por la capacidad de éste para construir frases cada vez más sintéticas. Y que ello influía en el afán de comunicación. "Hemos aprendido a frasear. Además, por ejemplo, se está cantando flamenco en japonés. La universalización de la música es un hecho. No me cuesta trabajo oír una canción de Joaquín Sabina, Fito Páez o Charly García, que me están hablando de mi realidad".
--ƑQué de la velocidad y de la intensidad? ƑEs por el paso de los años? ƑMás intenso, menos veloz?
--Yo no siento tanto ahora la necesidad de componer un tema como Banzai, como lo sentí cuando lo compuse. No soy la misma persona que escribió esa canción en 1978; soy el mismo pero diferente. Banzai lo escribiría ahora Molotov. Lo que ocurre es que eso del marketing obliga a muchos a seguir adoptando los roles y los moldes de la gente joven cuando no tiene esa edad, y eso es patético. A mí me produce un cierto patetismo ver a gente haciendo cierto tipo de cosas que, desde mi punto de vista, a mí me produciría un cierto pudor. No tengo porque repetirme. ƑQué pasa? Que la velocidad no tiene que ver con la intensidad. Yo puedo cantar algo a menos velocidad pero con el mismo grado de intensidad. Intensidad y velocidad son cosas que no son mensurables, pero que sí tienen un cierto grado de emoción paralela. Por eso en conciertos separados por el tiempo puede haber la misma energía brutal.
--A estás alturas, Ƒel rock no tuvo la culpa?
--No la tuvo. Lo que más me entusiasma es que sin tener la paternidad de los grupos que vienen detrás, es que los siento parte de mí. Habrá más modernos, gente más talentosa que yo; también quien nunca me haya oído, pero si va al concierto, ahí seremos unos tíos.