n Gobernación analiza los casos de Zacatecas, SLP, Tamaulipas y BCS


Por la sequía, podrían sumar doce las entidades declaradas zona de desastre

n Realizan evaluación técnica n Tomás Yarrington y Ricardo Monreal piden apoyo federal

De los corresponsales n Los gobernadores de Tamaulipas y Zacatecas, Tomás Yarrington y Ricardo Monreal, demandaron a la Secretaría de Gobernación que sus entidades sean declaradas zonas de desastre por la sequía. Entretanto, el mandatario panista de Baja California, Alejandro González, consideró que los estados beneficiados por la medida de la dependencia federal no fueron escogidos por su afinidad partidista, sino por tratarse de los más afectados, y para el gobernador de Nuevo León, también del PAN, Fernando Canales, la estrategia para enfrentar la falta de lluvias "no es el subsidio, sino el trabajo de todos".

Tomás Yarrington, mandatario priísta, explicó que es necesario que Tamaulipas sea declarada zona de desastre, ya que el estiaje ha provocado la pérdida de más de 300 mil hectáreas de cultivos. En el ámbito ganadero, sus dirigentes señalaron que la falta de lluvias ha puesto en riesgo a 15 por ciento del hato ganadero, que se estima en más de un millón 200 mil cabezas.

Por su parte, el gobernador perredista de Zacatecas, Ricardo Monreal, hizo un llamado a la Secretaría de Gobernación para que el estado sea considerado como zona de emergencia "a la brevedad posible", ya que "la sequía aquí es la misma que en Coahuila o Sinaloa", acotó.

Según el reporte de la Comisión Nacional del Agua, las tres más grandes presas de Zacatecas se encuentran a un nivel mínimo histórico de su capacidad de almacenamiento, lo que afecta a las regiones agrícolas de Fresnillo, Tabasco y Río Grande.

En Baja California, el gobernador Alejandro González Alcocer refirió que en el estado "la situación aún no es grave", aunque reconoció que se han tomado ya medidas para contrarrestar la falta de agua, y entre éstas se encuentra la entrega de un paquete emergente de más de un millon de pesos para los ganaderos del sur de la entidad.

En tanto, el dirigente de los ganaderos de Nuevo León, Arturo de la Garza Tijerina, afirmó que la entidad atraviesa por una situación dramática por la sequía y no hay apoyos para la población rural, ya que el gobierno del estado no ha gestionado los recursos necesarios ante la Federación ni ha pedido que se declare a la entidad zona de desastre.

Refirió que desde el pasado 21 de abril el secretario de Agricultura, Romárico Arroyo Marroquín, autorizó 7.4 millones de pesos, pero los recursos no han sido aplicados, porque falta el visto bueno del gobernador.

En respuesta a de la Garza Tijerina, el gobernador Canales Clariond señaló que la sequía no es ninguna novedad, ya que "si el estado tiene 186 años de vida independiente, tiene también 186 años de sequía", pero además, expuso, "la estrategia para mí no es el subsidio y el apoyo, es el trabajo de todos, y afortunadamente la mayor parte está respondiendo".

La Unión Regional Ganadera (URG) de Nuevo León aseguró que la sequía y la crisis económica provocaron que el hato ganadero de la entidad se redujera de 600 mil a menos de 300 mil cabezas en los últimos cinco años.

A su vez, el gobernador de Chihuahua, Patricio Martínez García, cuya entidad ya fue declarada zona de desastre, aseguró que la medida "demuestra que el gobierno federal sí ayuda en momentos difíciles".

Apuntó que además de los 71 millones de pesos disponibles que había reunido el gobierno estatal para paliar contigencias propias de la falta de lluvias, ahora fluirán recursos adicionales en los próximos días.

En Durango, los habitantes de diversos municipios realizan oraciones en las parroquias para pedir por las precipitaciones pluviales, y para el próximo jueves está programada una misa en el lecho del río Zanas, en la región de La Laguna, informó el arzobispo José Trinidad Medel Pérez.

Señaló que el fenómeno de la sequía no sólo ha provocado problemas en el campo y la ganadería, sino incluso de índole social, al haber incrementado la desintegración en el medio rural, ya que algunos habitantes han emigrado para buscar el sustento de su familia. (Alfredo Valadez, Emmanuel Salazar, Carlos Figueroa, corresponsales, y agencias)

n El invierno 98-99, uno de los más secos que se recuerden en la historia del país


En riesgo, aun el abasto de agua para consumo humano

Andrea Becerril /II y última n La ausencia de lluvias y el bajo nivel de almacenamiento en las 137 presas más importantes del país, cuyo volumen de agua sigue bajando, no sólo ha provocado mortandad de ganado y pérdida de cosechas. La prolongada sequía que se padece en el norte, nororiente y noroeste del país, pone además en peligro el abasto de agua potable para el consumo humano, sin que los apoyos federales lleguen con la celeridad necesaria.

El gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, advirtió del alto riesgo que corren 250 mil habitantes de las zonas áridas de esa entidad, donde varios sectores pidieron al obispo Fernando Chávez que encabece una jornada de fe "para rogar a Dios que llueva".

En Sinaloa, agricultores de Los Mochis, desesperados rompieron candados y se apoderaron de agua del módulo de riego de Cahuinahua, y los campesinos de Mocorito han comenzado a abandonar sus comunidades por la falta del líquido vital, y se teme que haya una emigración masiva a Estados Unidos, como ocurrió en épocas pasadas.

El invierno 1998-99 fue uno de los más secos que se recuerde en la historia del país, ya que no se presentaron las tradicionales lluvias llamadas equipatas, en Baja California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango y Tamaulipas, lo que provocó el bajo almacenamiento en las presas.

Hasta el pasado 13 de mayo, según datos de la Comisión Nacional del Agua (CNA), las 137 presas de riego de mayor relevancia en el país estaban a 18 por ciento de su capacidad, con 8 mil 585 millones de metros cúbicos de agua, es decir, 3 mil 624 metros cúbicos menos que el año pasado.

El nivel de las presas ha ido además descendiendo, y las de Sinaloa están al 10 por ciento. Es dramático, según expresó el gobernador Juan S. Millán. De ahí que se inicien incluso disputas entre agricultores, que han tomado ya medidas de presión que podrían repetirse ante el temor de perder sus cosechas.

A Sinaloa le siguen en gravedad Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas y San Luis Potosí. El calor reseca la tierra, agota las presas, y la lluvia que podría revertir la situación no llega.

Las autoridades municipales de Guachochi temen que los indígenas tarahumaras que ahí habitan busquen emigrar a otras ciudades de Chihuahua, ya que podrían perderse sus cosechas de maíz y frijol, de las que se alimentan, ya que siembran para el autoconsumo.

La Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) autorizó el pasado viernes una inversión de 90 millones de pesos para apoyar a los habitantes de la Tarahumara, que en parte se habrán de destinar para obras de agua potable, abrevaderos y pipas para el traslado del líquido a las comunidades.

En la capital de Chihuahua, 300 mil de sus 850 mil habitantes tienen problemas de suministro de agua potable y se requieren recursos para apoyarlos.

Un caso similar ocurre en Navojoa. Ahí, el cierre de la presa Adolfo Ruiz Cortines originó que se secaran canales de riego, lo que afectó a varias rancherías, como Tesia y El Siviral, donde sus habitantes han reducido al mínimo su consumo de agua.