n Lejos, un paro interminable, pese al factor Vallejo


Largo y sinuoso, el camino del diálogo en la universidad

Hermann Bellinghausen n Largo y sinuoso es el camino del diálogo, pero empieza a abrirse paso, muy apenitas, en la UNAM. Los estudiantes en paro enfrentan sus contradicciones. El Consejo General de Huelga es descrito por una estudiante de Ciencias como "un dinosauro lento, que tardó en dar la vuelta, pero ya lo hizo". El CGH da testimonio de su disposición al diálogo, siempre y cuando satisfagan condiciones mínimas para que éste ocurra.

La asamblea sabatina del CGH, en la Preparatoria 3, Erasmo Castellanos Quinto, parecía relativamente sencilla, dados los acuerdos que traían la mayoría de las escuelas, en un mismo sentido: reconocer a la Comisión de Enlace, ahora dotada de capacidad resolutiva, como punta del hilo para trazar los mecanismos del diálogo entre paristas y autoridades.

Pero aunque se van tejiendo mayorías y hasta consensos, el galimatías se enreda en las buenas intenciones de corrientes, contracorrientes, independientes que ya parecen corriente e independientes a secas.

Las desconfianzas y radicalidades que han nutrido en parte al movimiento estudiantil encuentran cada día motivos para no ceder. En esta ocasión fue el episodio entre granaderos y estudiantes del CCH Vallejo, con el resultado de 24 detenidos, que la prensa gubernamental se apresuró a llamar "vándalos" y "seudoestudiantes" con especial satisfacción.

El ir y venir de los detenidos entre la agencia del Ministerio Público y la Procuraduría General de la República, de suyo espectáculos, tuvo al CGH como su caja de resonancia, y de hecho terminó por interrumpir la importante asamblea, para que los delegados se desplazaran a la delegación Venustiano Carranza.

Así, al tiempo que transcurría y se desbordaba la asamblea del CGH, con un dispositivo de seguridad digno de mejores causas, la policía regresaba de la justicia federal a la delegacional a los detenidos de Vallejo. Alrededor de 25 pick-ups y Suburban escoltaban a los "peligrosos" ceceacheros, trepidando por las calles de la ciudad. "Ni con el Mochaorejas le hicieron tanto al cuento", comentó un testigo presencial.

Pero como la simultaneidad se pinta sola, a esas mismas horas se presentaron en la Prepa 3, Ricardo Pozas Horcasitas, Cristina Puga y Angel Díaz Barriga, miembros de la comisión de enlace del rector, con la pretensión de encontrarse con los huelguistas. Aunque ingresaron a los patios del plantel, los comisionados del rector vieron frustradas sus intenciones.

"Todavía no hay la decisión de hablar con ustedes", les decía uno de los estudiantes que rodearon a los tres funcionarios universitarios, y los invitaron a retirarse. El nuevo episodio represivo refor- zaba las desconfianzas, y algunos oradores de la asamblea insistían en que la propuesta de las autoridades era un engaño, que el verdadero mensaje de diálogo estaba en el episodio de los ceceacheros en una bodega de la Valle Gómez, fallida sede de clases y trámites extramuros, otro lugar donde el doble lenguaje de las autoridades universitarias ha encontrado la resistencia de los estudiantes.

Consensos y fragilidades

Primera de una larga lista de oradores cuya sola elaboración tomó media hora a la mesa, la delegada de Ciencias, Marjorie González, puso las cartas sobre la mesa: "Esta es la discusión más difícil e importante que ha enfrentado este CGH. El camino del diálogo está minado por los ultras de rectoría". Se pronunció por que la asamblea llegara al punto en que "los no vengan de rectoría y los sí de nuestra parte".

Mencionó "la responsabilidad enorme de este movimiento" que lleva sobre sus hombros las posibilidades de triunfar. "Ya lo hicimos en las calles; ahora podemos desnudarlos en el debate".

Por lo menos 23 escuelas venían con esa certidumbre, mientras otras 10 consideraban que no existen condiciones para el diálogo.

Pronto, las posiciones más duras se hicieron oír: "La propuesta de diálogo es una trampa. Debemos rechazarla. Las autoridades quieren negociar la huelga al menor costo posible", decía otro delegado, suscitando gritos, aplausos y silbidos.

"No a la venta de la huelga. No a la claudicación".

Otro más argumentaba: "Entregar nuestro formato de diálogo a la comisión no es levantar la huelga. Debemos demostrar que tenemos las riendas".

Mientras uno de Ingeniería subrayaba el que el rector los reconocía como interlocutores por primera vez, y que ese era un triunfo del movimiento, otro, también de Ingeniería, consideraba que "el rector es el que busca darse carácter de interlocutor".

La discusión podía ser infinita, pero era evidente para todos que la suerte estaba echada. Cada vez más, el problema del CCH Vallejo metía ruido en el encendido debate. "ƑCómo podemos hablar de diálogo mientras golpean y detienen a nuestros compañeros?", clamaban los estudiantes que traían la información.

Los delegados que veían perdida su postura de no a la comisión de enlace fueron los más entusiastas en insistir que la asamblea se pospusiera para después. Con la venia de la mesa, este segundo debate se sobrepuso al primero, hasta que se votó que la asamblea del CGH terminaría cuando el punto del diálogo quedara discutido.

No obstante, los que proponían ir a cerrar Insurgentes chocaban con quienes insistían: "Salvemos el punto del diálogo y nos vamos".

Para hacerse oír había que gritar, así que el CGH devino estruendoso. Los inconformes de la ENEP Acatlán, en desacuerdo con la asamblea, subieron al escenario anunciando que se retiraban, que romperían sus votos y adiós.

El auditorio les rugió: "Unidad, unidad, unidad", mientras los de Acatlán, visiblemente enojados, acusaban a la asamblea de claudicante, y de negarse a ir con los ceceacheros detenidos.

Otros delegados de Acatlán gritaban desde lo alto del auditorio, mostrando sus papeletas de voto: "Acatlán se queda". Una mesa permisiva con el sector inconforme condujo al semicaos el debate, pero enmedio de la escandalera se votó la continuación del punto, con visible mayoría que consideraron económica.

Pero como ese dicho inglés y nombre de canción que advierte "nunca digas que acabó hasta que haya terminado", las diferencias mostraron cómo, además de consensos y fortalezas, la asamblea es frágil.

Habían quedado archivados de momento otros puntos urgentes del orden del día, como la fecha y el lugar del encuentro con la comisión de rectoría, en caso de que, como a la postre ocurrió, se votara a favor de este encuentro.

A pocos días de la consulta metropolitana que efectuará el movimiento estudiantil de la UNAM, el punto fue enviado a los asuntos generales, junto con las "demás propuestas pequeñas", según de inicio determinó la mesa.

La horizontalidad, y el compromiso de la mayoría con los procedimientos consensados, hacen sensible al CGH a las minorías inconformes. Como se sabe, los consensos aquí son variables, impredecibles. No obstante, la apuesta por una huelga interminable no predomina en el ánimo de los paristas, a pesar del factor Vallejo, o sea, la represión y la insistencia de rectoría de romper la huelga por la presión "académica" de clases, trámites y exámenes pese a todo.

Así que, inevitablemente, la disposición del CGH al diálogo va matizada por la condición de que cese la represión y se suspendan las actividades extramuros.

Durante la asamblea, el secretario de Asuntos Universitarios del STUNAM, Pedro Hernández López, reiteró el apoyo a la huelga estudiantil, y que su exigencia por el diálogo la dirijan al rector Barnés.

Paralelas que no han de juntarse

Mientras el "dinosaurio lento" del CGH iniciaba sus deliberaciones en la Prepa 3, era reinagurado el auditorio (Che Guevara, oficialmente Justo Sierra, en la Facultad de Filosofía y Letras, con una sesión de nostalgia y respaldo a la huelga de seis miembros del Consejo Nacional de Huelga que en 1968 rebautizó este recinto.

Ante un auditorio lleno y semioscuro, Joel Ortega insistía que no todos los líderes del 68 están en contra de esta huelga, Raúl Jordán reconocía la continuidad legítima entre el presente movimiento estudiantil y el protagonizado por él y sus compañeros de mesa hace 31 años.

Participaban también Adriana Corura, Enrique Avila, el poeta Leopoldo Ayala y Fausto Vega. Este último habló, más que del 68, del Che Guevara; una emocionada reminiscencia personal.

No lejos del aula Justino Fernández, sobre cuya placa hay un cartel: "Ay José, cómo me acuerdo de ti en estas Revueltas", la superposición simbólica queda plasmada en otra placa para el auditorio reinaugurado:

"Durante el movimiento de 1968 los estudiantes bautizaron este auditorio con el nombre de Ernesto Che Guevara. Con ese acto, la comunidad se lo apropió, convirtiéndolo en un espacio privilegiado de encuentro entre los universitarios, y éstos con la sociedad.

"En plena huelga, los estudiantes de 1999 rendimos homenaje a aquellos estudiantes y al comandante reinaugurando este auditorio con el nombre que la comunidad reconoce".

Mientras los paralelismos con el 68 sean estos y no otros, todo bien. Porque esa misma noche, en los separos de la delegación, el ambiente era otro.

Al grito de "presos políticos, libertad", un millar de estudiantes abarrotaban las oficinas del Ministerio Público, donde los agentes y unos cuantos policías se interponían entre los manifestantes y los separos donde estaban recluidos los alumnos del CCH Vallejo. "Este no es un problema legal, es un problema político", gritaba un padre de familia, y la tensa concurrencia proclamaba: "suéltenlos, suéltenlos".

Buen problema tenía entre manos el delegado de Venustiano Carranza, Iván García Solís, veterano comunista que conoció de éstas y de otras peores.

Trepando sobre los hombros de sus compañeros, un joven alcanzaba las ventanitas minúsculas de las celdas donde estaban recluidos siete ceceacheros, que se habían identificado gritando sus nombres, y pidieron cigarros.

Finalmente, los 24 detenidos fueron liberados después de la medianoche.