PURASANGRE Ť César Güemes
El Hielero
1. Gatillero de profesión, asesino en serie por placer, Richard Kuklinski, El Hielero, probó todos los métodos conocidos para su labor, del estrangulamiento a la sierra eléctrica, del cianuro a la peculiar técnica de congelar los cadáveres de sus víctimas para despistar a sus posibles perseguidores. Lo atraparon, cierto, pero no antes de que sacara de este mundo por lo menos a cien personas. Este es un apunte de su testimonio, producto de siete horas de entrevista que concediera para la televisión estadunidense, realizada en la prisión de alta seguridad de Trenton.
2. Siempre con voz tranquila, impávido, mascando con parsimonia un chicle, escucha las preguntas y responde:
ųƑQué siente al matar?
ųNada. Nada en lo absoluto.
ųƑQué armas usaba al salir a la calle?
ųCuando salía para un trabajo llevaba tres pistolas y una daga. Una Derringer en cada bolso, más un revólver en el tobillo, por si acaso.
ųƑAlguna vez usó una escopeta en un semáforo o algo así?
ųUn semáforo en rojo. Seguíamos a un tipo, se detuvo en la esquina, me acerqué a él, disparé la escopeta y le volé la cabeza. Nunca vio la luz verde.
3. El asistente del procurador Robert J. Carroll define al Hielero: ''Kuklinski no es un multihomicida maniático, ni un drogadicto suelto con una ametralladora. No lo impulsan deseos sexuales perversos, no bebe, no apuesta. Es un depredador de seres humanos."
4. Sigue la entrevista y la inteligencia instintiva del Hielero sale a flote:
ųƑHay algún asesinato que le remuerda la conciencia, que lo acose?
ųNada me acosa, ningún asesinato. No pienso en eso. Por esto me es difícil contarlo. Para poder decirles cuándo maté a alguien tengo que pensarlo. Y si lo pienso, acabaré haciéndome daño. Así que no pienso en eso.
ųƑSi hubiera podido elegir, cambiaría?
ųQuizá sí. Me habría gustado ser diferente, ser mejor para mí. Tener otra perspectiva de la vida. Pero no puedo cambiarla. Cuando era muchacho, descubrí que si lastimas a los que te molestan, te dejan en paz. Los buenos siempre acaban perdiendo. Cuando no me metía con nadie, todos me lastimaban. Un día decidí que ya era suficiente, tomé una barra de hierro y me encontré con seis muchachos. Pensaban que podían jugar con mi cabeza. Y hubo una guerra. Ahí aprendí que es mejor dar que recibir. He lastimado a muchos sin razón alguna.
5. El equipo de Abel Flores, de Canal 22, rescató el documento. El agradecimiento es parte natural del periodismo.
6. Mientras Kuklinski masca impasible su chicle, dentro de 13 días entra en circulación Hannibal, la esperada novela de Thomas Harris que continúa la saga del luminoso doctor Lécter. Los buenos siempre acaban perdiendo. Los lectores siempre ganan.