n Las de Santa Catarina, Cerro de la Estrella y Socavón, las más afectadas
Suministro de agua a cuentagotas, para 120 colonias de Iztapalapa
n Su distribución ha sido convertida en botín de organizaciones sociales, vecinales y partidos
Elia Baltazar n Al menos un millón 200 mil habitantes de Iztapalapa saben lo que es vivir con el agua a cuentagotas. Aproximadamente 120 de sus 300 colonias dependen del abasto por tandeo o por pipas, principalmente aquellas que se ubican en la Sierra de Santa Catarina, el Cerro de la Estrella y el Socavón, en la parte alta de la demarcación.
Sólo en esta época de estiaje, y según cálculos de las autoridades de Iztapalapa, la población local más afectada por el suministro de agua recibirá, hasta agosto próximo, 5 millones de metros cúbicos de agua, mediante 906 mil 690 viajes de carros tanque, cada uno de ellos con una capacidad de 10 mil litros. Esta tarea la llevan a cabo 75 pipas, y cien más se sumarán a la labor en próximas fechas.
Los habitantes de esta región del oriente de la ciudad reciben, en promedio, 180 litros diarios por habitante, cuando hay zonas de la ciudad en que el suministro se eleva a 500 litros diarios por habitante, según cálculos de la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica (DGCOH).
Así, en Iztapalapa, la suma de factores, como el irregular crecimiento demográfico, el descuido de la infraestructura hidráulica y el limitado abasto, impuesto por la propia carencia del agua, obliga a multiplicar esfuerzos para administrar un bien que, por su escasez, ha sido convertido en botín de organizaciones sociales, vecinales y partidos políticos.
Así, uno de los principales retos para las autoridades que actualmente encabeza Ramón Sosamontes es, precisamente, combatir la venta de agua y su reparto preferencial, pese a las presiones de los grupos afectados por las medidas de control.
Para evitar estas prácticas clientelares, la delegación Iztapalapa cuenta ya con un equipo de supervisores encargados de vigilar que el agua se reparta entre todos los vecinos de las colonias a las que se destina, aun por encima de quienes se autonombran representantes vecinales. También se busca tener un equipo de responsables de válvulas de servicio para que éstas no queden en manos de particulares, pues ha sido práctica común el manejo discrecional del suministro. "Hemos detectado que hay válvulas que se encuentran en casas particulares en el Cerro de la Estrella, y esto no puede ser", dice Ignacio Ortiz, subdirector de Servicios Hidráulicos.
Lo cierto, sin embargo, es que en Iztapalapa el agua no es suficiente, y así lo declaran vecinos de las colonias Xalpa, Apolocalco, Potero y Miguel de la Madrid, quienes aseguran que hay ocasiones en que tienen que esperar hasta una semana para recibir el suministro, pese a que los controles de la delegación demuestran que la distribución en aquellas zonas se lleva a cabo al menos cada tercer día.
ƑQué sucede entonces? El subdirector de Servicios Hidráulicos, y su asesor, Javier Moreno, afirman que no es fácil cumplir con la demanda, pues si bien cada una de las pipas lleva a cabo hasta siete viajes por día, nadie queda conforme, y no hay razones técnicas que los convenza.
"En una sola colonia hay personas que tienen cisternas del tamaño de una piscina, y que exigen se las llenen, aunque los demás tengan que esperar el siguiente viaje. Pero si los trabajadores se niegan, denuncian que se les quiere vender el agua", explican los funcionarios.
La gente, por su parte, insiste en que la venta de agua continúa, y se queja, además, de la mala calidad. "Lo que nos reparten no alcanza ni para un día, y los repartidores le dejan más a quien más les da. Aquí los vecinos juntamos un dinero para darles, pero nunca están conformes", advierte José Manuel Guía, vecino de la colonia Miguel de la Madrid, con domicilio en la calle Ignacio Zaragoza.
Producto del descuido
El mantenimiento de la red hidráulica de Iztapalapa se descuidó a tal punto que 30 por ciento del agua se pierde por fugas, muchas de las cuales no se hacen visibles sino hasta después de varios meses, cuando ya se perdió un importante caudal. "Si no tuviéramos ese problema, posiblemente alcanzaría el suministro para toda la población", asegura Ignacio Ortiz.
Según cálculos de las autoridades, las tuberías tienen, en promedio, una antigüedad de más de 40 años. "No contamos ni siquiera con un mapeo de la red, lo que nos dificulta la localización de válvulas, tomas y tuberías fracturadas", explica Ignacio Ortiz.
Es la sobreexplotación de los mantos acuíferos uno de los principales problemas para la demarcación, pues ya se calcula un hundimientos de aproximadamente cinco centímetros por año. "Este hundimiento diferencial, así como las fallas geográficas, provoca constantes fugas en una red descuidada y vieja". Incluso, dice el funcionario, hay tuberías que no se utilizan por su estado físico y su antigüedad.
Por ello, existe la necesidad de sustituir la red hidráulica con materiales de mayor calidad, lo cual también permitiría evitar la coloración chocolatosa del agua, provocada no sólo por la oxidación de sales a consecuencia del cloro que se le añade al agua potable, sino por el material que se desprende de la tubería al momento de las descargas de agua.
A pesar de la preocupación que lo anterior provoca en los habitantes de la demarcación, estudios de la DGCOH han comprobado que esta coloración no tiene consecuencias sobre la salud, dada su pronta sedimentación.
Un obstáculo enfrentan las autoridades: en Iztapalapa no se cuenta con un mapa de la red. "Sólo la conocen bien dos trabajadores del área que llegaron a la delegación cuando ésta comenzó a construirse: ellos saben dónde están las válvulas, las conexiones, las rutas".
Distribución desigual
Mientras en las zonas del poniente de la ciudad los habitantes reciben en promedio 280 litros por hora al día, en Iztapalapa esta cantidad se reduce a 110 litros por hora al día, y en la parte alta de la delegación la cifra se reduce a 50 litros por hora al día.
El volumen de presión que actualmente funciona en la delegación es de entre mil 500 y mil 600 litros por segundo, cuando lo normal sería mil 800 litros por segundo. Por lo anterior, el agua no llega a las colonias más altas de la demarcación y aun provoca retrasos en el suministro de agua para las pipas que la reparten. "Con una presión normal las llenamos en cinco minutos, mientras que cuando baja tardamos hasta media hora, lo que retrasa la entrega en las colonias", explica Javier Moreno.
El problema, sin embargo, esperan que se resolverá con la puesta en marcha de los tres pozos de La Purísima, con lo cual se sustituiría el servicio de pipas por un tandeo en horarios y días más continuos.
Actualmente, de los 588 pozos con que cuenta el Distrito Federal, 148 se encuentran en esta delegación, con lo que se alcanzará un volumen de distribución de 180 litros por segundo, explicó el subdirector de servicios hidráulicos de la demarcación.
Para atender la demanda de la población de Iztapalapa no bastan las acciones inmediatas, pues hace falta ver a futuro, dado el ritmo de crecimiento de la demarcación. "Hemos abusado tanto de la explotación de los mantos acuíferos, que sólo en esta zona se registran hundimientos de aproximadamente cinco centímetros al año, si no es que más", dicen los funcionarios. Por lo anterior, consideran indispensable pensar en la alimentación del subsuelo, y para ello se construyen en la demarcación pozos de absorción.
Las cifras de la DGCOH indican que a principios de 1998 había en Iztapalapa un déficit de volumen de agua de 40 por ciento, con las obras que se han llevado a cabo la carencia se superó 30 por ciento. Pero en la demarcación casi la mitad de los habitantes espera algún día abrir una llave y recibir el agua.
Muy cerca del cerro Tecuatzin, en la Sierra de Santa Catarina, se encuentra la colonia Paraje Bellavista. De origen irregular, como todas las de la zona, allí se asientan aproximadamente 400 familias que han aprendido, literalmente, a exprimir el agua.
Aunque mal construidos y todavía peor planeados, los habitantes de la zona cuentan con los servicios de luz, drenaje y red hidráulica, pero no hay agua, pues ésta sólo les llega por pipas, ya que la presión no es suficiente por la altura a la que se encuentran.
Por las condiciones del camino, sólo llegan hasta allí las pipas que se encuentran en las mejores condiciones, "pero sólo pasan por aquí una o dos veces cada 15 días".
En este lugar, el agua que sirve para bañarse más tarde se emplea para lavar la ropa y luego para regar las plantas o asentar la tierra de los patios. La que se destina al aseo de los trastes se utiliza hasta dos veces, y luego llega al baño.
Un tratamiento especial merece el agua para la comida, a la cual se aplican gotas para matar los gérmenes, aunque la mayoría de las amas de casa recurre a la sal en grandes cantidades, luego de hervir el líquido hasta media hora.
No hay para lujos, y los niños lo saben, por eso, en lugar de un vaso de agua, siempre pedirán un refresco, es más seguro.