n Inaugura retrospectiva en el Marco de Monterrey


Alechinsky asume el lienzo como ejercicio de meditación

n Incluye tintas, acrílicos, óleos, cartas, mapas y grabados

Angélica Abelleyra n Los puentes construidos desde hace 34 años entre el artista belga Pierre Alechinsky y México se prolongarán con la muestra antológica que el integrante del Grupo Cobra inaugurará esta noche, a las 20 horas, en Monterrey. Si antes esos vasos comunicantes fueron Octavio Paz y Alberto Gironella; Carlos Fuentes y Francisco Toledo, Rufino Tamayo y sitios arqueológicos en Yucatán, coordenadas en París y las ciudades de México, Madrid y Oaxaca, ahora la obra establecerá nexos con otros creadores y espacios mexicanos y desde el norte del país se explayará en tintas, acrílicos, óleos, cartas, mapas y grabados como 84 ejemplos de medio siglo de trayectoria.

Antecedida por una estancia de dos meses en la Galerie Nationale du Jeu Paume de París, llegará al Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de Monterrey, donde el propio autor nacido en Bruselas en 1927 hará la apertura junto con Daniel Abadie, director de la galería parisiense donde inició el recorrido. En la capital regiomontana permanecerá hasta mediados del próximo agosto e irá a Bogotá, Colombia.

Radicado en Francia desde 1951, narrador en forma y músico amateur que toca la flauta transversa, Alechinsky es un profesional del dibujo, la litografía, la cerámica y el grabado. De todos estos medios presentará obra producida no sólo desde 1948 sino que pondrá a juicio del público sus trabajos más recientes. Según el curador Daniel Abadie, la retrospectiva ''contribuirá a una mejor comprensión" de la obra de Alechinsky, pues a veces ''la inteligencia en su trabajo se confunde con habilidad. No es sorprendente que su obra divida a las personas y que haya fuertes resistencias" en relación con el artista, señala.

Influenciado por la caligrafía oriental, desde 1983 su nexo con la tinta china y el papel se afianzó en sus pinturas. Es en este orden que el crítico de arte Michel Sicard une su trazo con la poesía. "Para él, un lienzo es un ejercicio de meditación, un poema: una estrella, una cascada, un árbol, olas, rocas...". Experimentador constante, en 1965 descubre en Nueva York el acrílico y esa cualidad de secado rápido en el material se hermana con su impulso artístico que traslada a los más disímbolos soportes: papel de Japón, vergé, de plata, viejas facturas, páginas de registros contables, mapas de geografía y de navegación aérea, sobre los que hace ''comentarios marginales" o ''tartamudeos" acerca de cada pieza.

La pintura no es visión sino exorcismo

Sobre la creación artística de su amigo Alechinsky, cuando éste desplegaba sus piezas en el Museo Guggenheim de Nueva York, allá por 1987, así se pronunciaba el poeta Octavio Paz:

''Algunos dicen, ya que el mundo exterior existe, que es preciso negarlo; otros que, como no existe, es preciso inventarlo; incluso otros más, que solamente existe el mundo interior. Pierre Alechinsky menea la cabeza y, sin decir nada, pinta un rectángulo dentro del cual encierra el Central Park de Nueva York, visto desde su ventana, al atardecer, con los ojos cerrados. El rectángulo rodea al parque; está dividido en espacios irregulares, todos de forma rectangular también, como los palcos de un teatro, las celdas de un convento, las jaulas de un zoológico. En el interior, dentro de cada palco, hormiguean seres extraños que, no obstante, parecen algo familiares: Ƒquiénes son, ellos o nosotros, nos ven o los vemos? Dentro del rectángulo, Central Park se ha convertido en una cobra verde, negra y dorada. ƑSerá una anamorfosis de Alicia, dama de diamante en nuestro juego de barajas sonámbulo? La pintura no es visión sino exorcismo".

Esas consideraciones surgieron casi a finales de los años ochenta. Pero la relación del belga con nuestro país había iniciado en 1965, cuando llegó aquí, conoció algunos sitios arqueológicos en Yucatán, se acercó a Gironella, Tamayo y Luis Buñuel. Aquella impresión sobre el pasado prehispánico le dejó al parecer huella.

El escritor Alain Jouffroy siempre dijo que los manuscritos iluminados de Alechinsky eran ''códices" y que al pintor-escritor lo asociaba más a Octavio Paz que a Julio Cortázar. Luego, en 1980, al realizar el logo de Europalia en Bruselas, el creador hizo ''una serpiente de dos cabezas, que se ríe con el hocico abierto", y dos años más tarde en el Centro Cultural de México en París presentó un trabajo al alimón con Alberto Gironella: 12 tauromachies a deux pinceaux (12 tauromaquias a dos pinceles).