n Camino de cualquier parte es el título de su más reciente libro
Expresar un asombro frente a la realidad, fin de la poesía: Mitre
n Pedro Páramo me asombra por su maestría y porque siempre se descubre algo nuevo, señala
Angélica Abelleyra n Entre el cielo de Vicente Huidobro y el infierno de Arthur Rimbaud, el poeta boliviano Eduardo Mitre (1943) se queda en la tierra, y en ella se ubica con las dos caras que vislumbra en su ejercicio escritural: de una parte, el lado elegíaco que nace de la nostalgia, la experiencia del tiempo y del olvido; de otra, la cara celebratoria en el cuerpo del amor y del erotismo. De ambas, el autor da cuenta en su más reciente volumen Camino de cualquier parte (Visor Libros) o el poemario que acaba de presentar en nuestro país durante una corta estancia que también contempló el lanzamiento de Nupcias y urnas (El Tucán de Virginia/ CNCA), antología bilingüe (francés-español) de 14 poetas de Bélgica, seleccionada y traducida por el escritor nacido en Oruro, conocedor de Huidobro y abierto admirador de Juan Rulfo y su novela Pedro Páramo pero, sobre todo, de Susana Sanjuan, a la que considera ''una de las voces más entrañables" de nuestra literatura universal.
De su nexo con México, de sus ''compañeros de viaje" Fernando Pessoa y Octavio Paz; de su cercanía con José Juan Tablada y Xavier Villaurrutia; de la difusión que ha impulsado de la poesía boliviana contemporánea, ''desdeñada injustamente"; de sus propios poemas que no sólo miran con entusiasmo un árbol, un crepúsculo o una silla sino que se indignan de lo sucedido en Bosnia y Colombia, Chechenia y Chiapas, platica el hacedor de Ferviente humo, Líneas de otoño, Mirabilia y El árbol y la piedra, poetas contemporáneos de Bolivia, entre otros títulos.
Para empezar, Mitre se refiere a ''Carta a la inolvidable", uno de los poemas centrales en Camino de cualquier parte, que es una misiva que dirige a Susana Sanjuan, personaja en Pedro Páramo.
''Para mí es una parte importante del libro porque es un ejemplo de cómo el poema se va generando a sí mismo y se conduce por vías inesperadas. Al iniciarlo estaba constituido por nueve líneas y al final se convirtió en uno de nueve páginas. El poema tuvo su propia dialéctica en la que establezco un paralelo entre el mundo de Comala, regido por la codicia, la violencia y el crimen, y el mundo nuestro y actual, mediante analogías de Bosnia, Ruanda, Chechenia y hasta Chiapas."
Plegaria frente a la atrocidad
Abunda el autor que, respecto de lo que acontece con las comunidades indígenas en el sureste de México, él no toma partido. ''Expreso sólo cierto cansancio de que no se llegue a ningún acuerdo entre la guerrilla zapatista y el gobierno mexicano. Si bien acabo de llegar a México y toda mi información se basa en relatos de mis amigos y en la versión de la prensa internacional, sobre Chiapas creo que ha habido una suerte de paréntesis, de un compás de espera para negociar no con este gobierno sino con el que pueda venir.
''Pero más allá de Chiapas, ligo esta situación con la violencia en Colombia, con el narcotráfico, con los crímenes durante la dictadura argentina y todo se integra en una especie de plegaria frente a la atrocidad."
-Julio Ortega ha relacionado a su poesía con el deslumbramiento. ƑLa asume como impulso para escribir?
-El origen del poema es siempre una experiencia previa. En los poemas se expresa un asombro frente a la realidad, como señala Octavio Paz: el olvidado asombro de estar vivo. Así que yo me adhiero al asombro frente al mundo, las cosas, los seres y los encuentros que se traducen en el lenguaje.
-ƑCómo hace el poeta para no descartar el asombro?
-Es cada vez más difícil. Tal vez deberíamos cultivar eso que William Blake llamaba una segunda inocencia unida al conocimiento y, en su caso, a cierta sabiduría. El asombro alimentado por una conciencia de nuestra aptitud pero también del privilegio de que cada instante alberga una posibilidad.
-ƑEl oficio, la técnica que adquiere el poeta pueden mermar la eficacia del asombro?
-Eso que llaman oficio debe estar siempre al servicio de la fidelidad de la expresión, de la intensidad; no debe servir al despliegue artificioso sino a la emoción y al sentimiento. Se trata de que el lenguaje sea fiel a la vivencia poética.
-En su libro habla de la humildad ante la escritura. ƑEl poeta, para serlo, requiere dosis de humildad o de soberbia?
-Rimbaud aconsejaba a los poetas eso de la humildad como actitud. Cuando uno no está en el plan de iluminado, tal vez el oficio se traduzca en estar al servicio del lenguaje, utilizarlo para expresar con intensidad la experiencia privilegiada que es la poesía, como el amor.
Escasa, la edición de poesía en Bolivia
-En sus páginas ubica a Fernando Pessoa como un amigo. ƑQué otros colegas le acompañan?
-Están Octavio Paz y Pablo Neruda; el primero con un homenaje y el segundo con un poema crítico por esa dimensión siniestra y opresora que tuvo al no querer ver cosas cuando estuvo en Bucarest, creo que por razones ideológicas. Pero también están Wallace Stevens y otros poetas que leo y releo como compañeros de viaje.
Además de Paz, entre los mexicanos que le importan a Eduardo Mitre están José Juan Tablada y Xavier Villaurrutia. Del primero, dice, se ''enamoró" cuando era estudiante en Pittsburgh por sus poemas ideogramáticos y los haikú. Al segundo le ha rendido homenaje en algunos textos en los que establece relaciones ''entre el mundo fantasmal de Pedro Páramo y el mundo especular de la poesía de Villaurrutia". Y más aún, añade, ''hago unas analogías entre la pasión tal y como se expresa a través de Susana Sanjuan y tal como se manifiesta Villaurrutia. Quizá resultarán comparaciones académicas, pero creo que existen".
-Además de la cualidad espectral en la obra de Rulfo, Ƒqué le ha motivado esa novela para convertirla en obsesión?
-Ahora imparto un seminario sobre Rulfo en la Universidad de Cochabamba. Lo que me asombra en él es su maestría, su lenguaje, su construcción de una verdadera obra maestra, inagotable verbalmente, en la que siempre descubres cosas nuevas, una novela por demás leída que sin embargo resulta siempre asombrosa.
-La doble condición de formarse en Europa y formar como maestro a otros poetas en Estados Unidos, Ƒqué herramientas le proporcionó para analizar la poesía en Bolivia?
-Tener una formación en Francia me dio acceso a la tradición moderna y contemporánea de la poesía francesa, en esa lengua, lo cual fue un obsequio inmenso. Luego, Estados Unidos fue la mejor plataforma para conocer la literatura latinoamericana, debido a sus excelentes bibliotecas. Cuando salí de Bolivia era casi imposible encontrar Piedra de sol o las obras tempranas de Paz. A él lo conocí en la librería universitaria de Austin. Así que para advertir lo que sucedía con la literatura en Perú o Argentina lo mejor era estar en EU. Por otra parte, tuve la suerte de contar con un gran maestro y amigo: Guillermo Sucre.
''Pero el conocimiento no me sirvió para apartarme de la literatura de mi país sino al contrario: he escrito tres libros de crítica que tratan de dibujar un mapa parcial de la poesía boliviana, desde el modernismo hasta nuestros días. Lamentablemente, como sucede en otros países de nuestro continente, en Bolivia las ediciones de poesía son estrechas y ya es mucho si logran una distribución nacional. A lo máximo a que puede aspirar un poeta es que su libro circule en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y circunstancialmente en Sucre. Hay un problema grave de distribución, además de que persiste un desdén injusto por ciertos autores, como Gregorio Reynolds, con una obra irregular pero muy importante a final de cuentas", apunta el escritor que ha difundido a conocidos bolivianos y a otros por descubrir como Oscar Serruto, Jaime Sáenz, Julio de la Vega, Pedro Shimose, Edmundo Camargo y Jesús Urzugasti, entre otros.
Luego de su estancia en nuestro país, Eduardo Mitre irá a Medellín para participar en el festival de poesía que organizan los escritores en esa ciudad colombiana. Y en septiembre, la Universidad de Cochabamba será la sede de un seminario que impartirá en torno de la obra poética y ensayística del Nobel Octavio Paz .