n Debe impulsarse la vigencia real del estado de derecho: José Luis Piñeyro


La paz en Chiapas pasa por la desmilitarización

Jesús Aranda n La solución al conflicto de Chiapas pasa, necesariamente, por la desmilitarización de la zona de conflicto, el retiro de los soldados a los cuarteles ("no su retiro de la entidad porque sería inviable y secundario"); el deslinde de las fuerzas armadas en la violación de los derechos humanos y el eventual castigo a los responsables de violaciones de los mismos; el deslinde del Ejército Mexicano de los grupos paralimitares y su desmembramiento, así como mayor presencia del Poder Legislativo federal en la entidad a través de comisiones de diputados y senadores, las cuales deben tener carácter resolutivo y propositivo.

Lo anterior fue afirmado por José Luis Piñeiro, especialista en temas militares y seguridad nacional, quien añadió que las medidas anteriores serían parte de un plan general que impulse "la vigencia real del famoso estado de derecho, del todo ausente en la entidad chiapaneca, al menos para la población indígena".

Al participar en un seminario organizado por la Comisión para el Estudio de las Fuerzas Armadas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Piñeyro añadió, por otra parte, que el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas provocó una serie de transformaciones estructurales en el Ejército Mexicano y dejó en evidencia deficiencias de tipo logístico y organizacional, que se atacaron a través de compras de equipo, incremento de zonas militares y una mayor presencia de soldados en diferentes áreas de la vida nacional.

Hasta ahora, dijo, se ha pretendido solucionar (por la parte oficial) el conflicto chiapaneco con la lógica de poder del grupo gobernante y la estrecha razón de Estado, y no la de las necesidades e intereses de la nación. Existe una clara concentración de efectivos militares en el centro y el sur del país, "con descuido en la parte norte", lo que indica que se está pensando en "el control de disturbios internos, reales o potenciales.

Por ello, aseveró, la viabilidad de las propuestas en el caso chiapaneco requiere de una correlación de fuerzas político-sociales que la impulsen y de la eliminación en las esferas del poder de la mentalidad de "no hay de otra", subestimando las soluciones negociadas, en unos casos, y en otros casos, la participación ciudadana amplia y permanente. Además de lograr en la entidad "una mayor presencia del Estado nacional", mediante la participación de sus instituciones de consenso, y acciones variadas, para ganar legitimidad amplia y duradera entre la población, "y no sólo una abstracta legalidad y concreta institucionalidad de coerción combinada con recursos culturales-religiosos señoriales, como hasta ahora ha sucedido en Chiapas".

El también catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana sostuvo que el impacto del conflicto de Chiapas en las fuerzas armadas fue múltiple, particularmente en términos de organización, con la creación masiva de comandos de fuerzas especiales y aerotransportadas; mayores unidades de logística de transporte terrestre y aéreo, y de inteligencia militar; armamento, con considerables compras, o producción de vehículos terrestres y aéreos livianos, así como diverso armamento de tipo individual.

Asimismo, se crearon dos zonas militares y cinco bases aéreas adicionales, se fundaron la Escuela Militar de Inteligencia y la Escuela de Operaciones Especiales, y se fortalecieron los dispositivos de acción, principalmente en contra de la guerrilla y del narcotráfico.

Aumentó el presupuesto militar en 1996

Estas transformaciones internas, dijo, repercutieron en el monto del presupuesto para las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina. Así, para 1996 aumentó su presupuesto en 44.7 y 44.8 por ciento, respectivamente, con relación al año anterior, para quedar en 11 mil 122 millones de pesos y 3 mil 849 millones, respectivamente.

Es decir, indicó, después de la Secretaría de Educación Pública, las Fuerzas Armadas ocupan el segundo lugar en el presupuesto nacional, lo que les permitió adquirir equipo moderno e incorporar a más soldados para cubrir las nuevas zonas militares y bases aéreas, cuyo total asciende a 237 mil 500 efectivos, de acuerdo con la última cifra oficial.

Aún cuando dijo que no existe una cifra exacta sobre el número de soldados que hay en Chiapas, aseguró que su número oscila entre 20 mil y 30 mil, cifra que contrasta con los 70 mil que manejan las organizaciones no gubernamentales. Lo cierto, intercedió el general Luis Garfias, organizador del seminario, es que a veces son un poco "exageradas" las cifras que dan las organizaciones civiles al respecto.

De cualquier manera, sostuvo, la permanencia "masiva y pasiva" del Ejército en Chiapas produce seguramente casos de indisciplina, baja moral y hasta deserciones, amén de que se desacredita la imagen pública de los militares por los operativos de amedrentamiento u hostigamiento contra la población civil, lo mismo que sucede con las operaciones antinarcóticos.

Los cambios en el interior del Ejército significaron la creación de un Cuartel General y de 53 Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (Gafes) en 1997, cuya distribución corresponde a un grupo por entidad, a excepción de Chiapas, donde hay 4; Guerrero, tres, y Tabasco, Puebla, Oaxaca y Veracruz con dos cada una.

Precisamente, apuntó, parece que los Gafes sustituyeron a los 10 mil elementos que conformaron la Fuerza de Tarea Arcoiris en Chiapas, aunque mantienen sus características de amplia movilidad geográfica, capacidad de saturación total del teatro de operaciones y que se trata de personal militar armado y entrenado para las más diversas maniobras en condiciones extremas. Quizá la diferencia entre ambas unidades radica en que los Gafes, por ser grupos más pequeños, tienen mayor movilidad y pueden ser utilizados para acciones antinarcóticos o de emergencia.