n Pobreza y desigualdad, el gran reto de AL y el Caribe, dicen mandatarios
Inauguró Zedillo la junta del Grupo de Río
Rosa Elvira Vargas, David Aponte, Blanche Petrich n Doce años después, las naciones que conforman el Grupo de Río se reúnen de nuevo en México, y lo hacen con el recurrente "anhelo común'', de que la pobreza y la desigualdad "dejen de ser la gran deuda histórica y social de América Latina''.
La aspiración del continente, dijo el presidente Ernesto Zedillo en la cena-inauguración de la cumbre del Grupo de Río, es conformar una región integrada por el bienestar. Que no sea un área de ''esfuerzos frustrados, pesimismo e incertidumbre''.
Hacia esos objetivos se encaminan los principios compartidos y los consensos que han ido adoptándose en esa docena de reuniones previas. El Grupo de Río, aseguró el mandatario mexicano, tiene ya un patrimonio histórico, político y diplomático.
El brindis fue respondido por el uruguayo Julio María Sanguinetti, decano de estas cumbres, quien hizo un discreto reclamo a Europa y a Estados Unidos "por el drama que hoy se vive en Yugoslavia''.
Sin entrar a discutir intenciones y propósitos de la ofensiva de la OTAN en los Balcanes, el mandatario sudamericano señaló que aquella ocurrió "por aparte'' de la organización internacional "que nosotros nos hemos dado'', es decir, la ONU y el Consejo de Seguridad, creados precisamente para resguardar la paz, "y esto ha ocurrido porque no ha habido la voluntad política de pasar por ahí''.
De manera excepcional, Sanguinetti se refirió a la política interna de México. Y calificó al gobierno de Ernesto Zedillo como "un capítulo histórico, porque marca un jalón entre los dos Méxicos: uno que conquistó la paz sobre un proyecto singular, pero hegemónico, y éste, que abre el camino hacia el nuevo siglo con un talante abierto, con un partido que hoy mismo se abre al debate interno y con un Presidente que asume un estilo republicano''.
En el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos, Zedillo ofreció una cena a la que asistieron los siete presidentes que participarán en los trabajos de la Cumbre de Río, que iniciarán y concluirán hoy mismo, y a la que se incorporarán, apenas lleguen a primeras horas de la mañana, los presidentes Carlos Saúl Ménem, de Argentina, y Ernesto Pérez Balladares, de Panamá.
De este modo, anoche durmieron ya en México Julio María Sanguinetti, de Uruguay; el general Hugo Bánzer Suárez, de Bolivia; Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; Alvaro Arzú, de Guatemala; Luis Angel González Macchi, de Paraguay; Jamil Mahuad, de Ecuador, y el teniente coronel Hugo Chávez, de Venezuela. No llegarán por diversos problemas internos en sus países, e incluso de salud, y por tanto sólo enviaron representantes, Alberto Fujimori, de Perú; Andrés Pastrana, de Colombia; Eduardo Frei, de Chile, y Janet Jagan, de Guyana.
Zedillo dirigió un mensaje en el que repasó la evolución de los países del área desde que se creó este mecanismo de concertación política en los convulsionados 80, y de la cual retomó la dramática definición de década perdida, que en su momento le confirió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Celebró que "prácticamente'' toda América Latina y el Caribe vivan en democracias "que se perfeccionan día a día'', y se ocupó de la economía ųtema frecuente en otras disertacionesų, pero sólo para vincularla con la posibilidad de que, a través de aquélla, se multipliquen las oportunidades y se finque la justicia social.
"Los latinoamericanos estamos conscientes de que nuestra región sigue padeciendo graves rezagos y carencias, que nos desafían la desigualdad social y la pobreza que todavía sufren millones de hombres y mujeres en la región'', admitió el mandatario mexicano. Zedillo había señalado antes que si bien en el corto plazo algunas economías latinoamericanas afrontan problemas financieros que demandan la aplicación de ajustes ''ineludibles'', existen ya las bases que permiten prever un gran dinamismo para la región en el mediano y largo plazos, por lo que confió: "América Latina puede mirar con confianza hacia el futuro''.
Durante siete horas, los mandatarios trabajarán en la biblioteca de Los Pinos a puerta cerrada, y aunque se previó una discusión sin agenda, tres temas serán el eje central de ésta: crisis financiera internacional; la reunión de América Latina y el Caribe con las naciones de la Unión Europea y, el diseño de un esquema de cooperación en materia de desastres naturales.
"Trabajaremos sin conclusiones preconcebidas'' y procurando que los acuerdos sean resultado directo de las deliberaciones, puntualizó Zedillo.
De inmediato trazó, sin embargo, que en el análisis de la situación económica del continente, habrá que detenerse en los problemas coyunturales y en las respuestas integrales, congruentes y eficaces que aquellos demandan.
Todos los convocados harán ese examen, animados "por el anhelo común de que la pobreza y la desigualdad dejen de ser la gran deuda histórica y social'' de esta región.
Y respecto a la posición que llevarán América Latina y el Caribe a su encuentro con Europa, el próximo mes en Brasil, dijo que si bien ese encuentro dará un impulso decisivo a las relaciones entre dos regiones que comparten un gran pasado y deben compartir más un gran porvenir, a quienes vivimos en este continente "nos interesan las perspectivas económicas y las relaciones de nuestra región con el mundo, precisamente porque lo que más nos interesa es el desarrollo social de nuestros pueblos''.
Inicio pero a la vez conclusión de los ciclos políticos de la región y de lo que llamó el "cambio más dramático'' en esta docena de años, el presidente Zedillo dijo que América Latina ha logrado su vida democrática.
"En efecto, la democracia se ha restablecido ahí donde había sido marchitada y está echando raíces fuertes en nuestras naciones'', aseguró el mandatario mexicano, quien trajo a Octavio Paz a la mesa, y luego lo haría también Sanguinetti. Evocaron los conceptos del poeta: ''sin democracia los cambios son contraproducentes, mejor dicho, no son cambios''.
La cena se cambió de sede, pues originalmente se había anunciado que se serviría en el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional. Incluso, al conocerse el cambio, se temió que la reunión naufragara debido al bloqueo que realizaron durante la tarde maestros disidentes en las calles aledañas a Los Pinos.
Finalmente, todo resultó conforme a lo previsto, e incluso el presidente Zedillo sostuvo los dos encuentros bilaterales que se le habían programado con Hugo Chávez y González Macchi.
La cumbre, vital para América
Gustavo Castillo: Nunca como hoy se requiere que los países latinoamericanos mantengan acercamientos crecientes hacia la reorganización de la estructura financiera internacional, planteó el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, a su llegada para asistir a la XIII reunión del Grupo de Río.
A su vez, el paraguayo Luis Angel González Macchi afirmó que "mantener un gobierno democrático es el único camino por donde podemos transitar y pensar en desarrollar a nuestros pueblos, económica y socialmente". A su llegada al hangar presidencial cada mandatario participante en la reunión, pronunció un breve mensaje. Cardoso expuso que México y Brasil son naciones que no "tenemos distinciones en nuestra visión del mundo'', y puntualizó que todos los países de la región "están interesados y empeñados en la reorganización de la estructura financiera internacional y en una participación más correspondiente al peso de nuestros naciones''.