La Jornada Semanal, 30 de mayo de 1999
Auspiciada por el Instituto Goethe, se llevó a cabo una mesa redonda acerca de Dada en el Museo Franz Mayer. Fue coordinada por su director, Héctor Rivero Borrel, y en ella participamos Arturo Rodríguez Doring, pintor y teórico del arte, director de La Esmeralda, los artistas plásticos Manuel Marín y Adolfo Patiño, con intervenciones que sumaron ciertos ingredientes de happening a sus consideraciones, centradas específicamente en Hugo Ball. Tuve a mi cargo la introducción al tema. Dada la importancia de dicho movimiento, a continuación doy a conocer lo medular de mi participación.
A causa de la Gran Guerra, varios escritores y artistas de Rumania, Alemania y Francia emigraron a Zurich, desafiando a quienes los obligaban a ir a la guerra. Ya el italiano Umberto Boccioni había muerto en el frente, así como los expresionistas alemanes August Macke y Franz Marc, que tuvieron contacto temprano con Max Ernst. Hay fuerte herencia futurista en los presupuestos de Dada, pero Dada no es un estilo ni promueve el arte; si en último término lo hizo, fue a su pesar. En términos generales Dada es una actitud inconforme, no necesariamente iconoclasta, como tanto se ha dicho y como lo demostraron las exposiciones de Hausmann y Hoch en el Museo Franz Mayer.
Dada buscó manifestar lo siguiente: los contenidos artísticos no encuentran, en ese mundo llevado al infierno, los recipientes aptos para expresarse. ``Dada no es locura, ni sabiduría, ni ironía. Dada no significa nada.'' ¿En verdad no significaba nada? Lo que sigue contradice este enunciado: ``No somos naif, somos exclusivos, somos sucesivos, no somos simples y sabemos discutir bien la inteligencia.'' ``El artista nuevo protesta, ya no pinta.'' ``Todo lo que uno mira es falso'', ``todo es relativo'' (más que nada el pensamiento). Por otro lado, ``el psicoanálisis es una enfermedad peligrosa'' (porque al pretender investigar y curar las neurosis adormece las propiedades antirreales del hombre). ``Casado con la lógica, el arte viviría en el incesto tragándose su propia lógica... El arte no tiene la importancia que nosotros, centuriones de la mente, le prodigamos desde hace siglos.'' Estas frases están tomadas del manifiesto del señor Antipirina, emitido por Tzara en 1918. Desde antes de su bautizo, Dada contaba con varios antecedentes.
La denominación existe desde febrero de 1916: Hugo Ball, su esposa la cantante Emmy Hennings, Hans Arp, alsaciano nacido en 1887 que había participado en la segunda exposición del Blaue Reiter y el pintor Marcel Janco estaban entre los primeros que se agruparon. Tristan Tzara dio cuerpo a la situación junto con Richard Huelsenbeck al reunirse con Ball, que más que nada era un místico y un hombre de teatro, a quien debemos atribuir los primeros performances tal y como los entendemos ahora, en el recién inaugurado Cabaret Voltaire de Zurich. A estos actos espontáneos se les denominaba ``demostraciones'' o ``manifestaciones''. Se dice que, al buscar un denominativo, Tzara, con un abrecartas, cayó al azar en la voz ``Dada'' del diccionario Larousse y que de allí tomaron la palabra. Hasta ahora, según anotaron Ida Rodríguez Prampolini y Rita Eder en el libro Dada documentos, publicado por el Instituto de Investigaciones Estéticas hace dos décadas, no se ha verificado la autenticidad de esta anécdota. En aquel momento Zurich era el lugar donde Lenin escribía ``El imperialismo, última fase del Capitalismo'', visitaba el Cabaret Voltaire y ocasionalmente jugaba al ajedrez con Tzara, Arp y Schwitters. James Joyce se encontraba en Zurich desde el año anterior con Nora, su mujer, pero pretendía regresar a Trieste una vez terminada la guerra. Trabajaba en el Ulises y también frecuentaba el Voltaire. Erróneamente solían identificarlo con los dadaístas.
Dada tiene varios antecedentes. Como acciones proto-dadaístas conviene señalar el Manifiesto futurista de Marinetti en 1908 y el de la pintura futurista de 1911, firmado por Severini, Boccioni y Picabia, entre otros. El Armory Show de 1913 en Nueva York, con Marcel Duchamp como figura principal (la rueda de bicicleta, el escurridor de botellas, el urinal, la pala para quitar la nieve, titulada ``En anticipación del brazo roto'', son de 1916-1917). A lo que él aportó en 1913, el Desnudo bajando una escalera más otras dos pinturas sobre jugadores de ajedrez, se suman sus collages y objetos ensamblados que son anteriores al bautizo de Dada y lo mismo sucede con las pinturas, ensamblados y fotografías de Man Ray, que se trasladó a Europa a conocer a los dadaístas hasta 1921. Francis Picabia había realizado acciones protodadaístas en Nueva York, Barcelona y París, pero sus ``pensamientos sin lengua'' aparecieron hasta 1919, mismo año en que se reunió en Zurich con quienes allí se encontraban. Max Ernst y Richard Huelsenbeck actuaron en Colonia, Georg Grosz en Berlín, Kurt Schwitters en Hanover.
Confluyen entonces en Dada presupuestos que vienen del cubismo, del futurismo, del expresionismo alemán, teatro y cine incluidos; de los inicios del arte abstracto, del uso del collage, de los epígonos de la poesía simbolista (el coup de dés de Mallarmé) y del psicoanálisis mismo, puesto que ``Barrer, limpiar'' ``Ego = a No Ego'' son expresiones psicoanalíticas. Sweepeng Chimeney fue la denominación que Anna O (Berta Pappenhein) dio a la cura a través de la palabra cuando fue paciente de Breuer. Por su parte, Max Ernst era decididamente freudiano; empezó a leer textos de Freud desde 1913. Richard Huelsenbeck era médico psiquiatra.
Después del bautizo del movimiento, su internacionalización se efectuó en varios núcleos. El principal y mayormente importante tuvo su sede en Berlín. En efecto, Huelsenbeck se trasladó a esa ciudad desde Zurich en enero de 1917 y entre 1918 y 1920 los escándalos Dada en Berlín se aceleraron considerablemente. Uno de los primeros fue la tardeada del 12 de abril de 1918, seguida de una matiné el 6 de junio, que tuvo lugar en el Café Austria. Allí leyó Raul Haussman sus poemas sonoros por primera vez. Estaba convencido, como anota Floris M. Neususs, de que la inadaptación de la percepción humana se encontraba en el origen de las catástrofes ocasionadas por el hombre. Esta idea provocó que desarrollara un ardor exaltado, casi misionario, se antoja que similar al que décadas más tarde fue propio de Joseph Beuys. Sus creaciones plásticas, en ese momento, son expresionistas, pero sus textos, la tipografía que utiliza y los montajes son típicamente Dada, igual que los de su pareja Hanah Hoch, cuyos fotomontajes de la época Dada fueron exhibidos en el MOMA de Nueva York, en el mismo periodo en que tuvo lugar allí la exposición de Manuel Alvarez Bravo. Hoch parece haber conservado raíces dadaístas-surrealistas en su trabajo hasta el fin de sus días.
En el Berlín de ese tiempo otro dadaísta, Oberdada Baader, actuó en los suburbios de manera abiertamente subversiva. Por ejemplo, pidió el Premio Nobel para Dada y tuvo una acción espontánea en la Catedral de Berlín, donde interrumpió al predicador que efectuaba su homilía. Se hizo nominar ``Presidente de la Tierra'' en febrero de 1919, aunque la prensa habló más de ``su muerte y resurrección'' que de eso. A principios de ese año se emitió un nuevo manifiesto. ¿Qué es Dada y qué busca Dada en Alemania? El texto comienza con la siguiente demanda: ``la unión revolucionaria internacional de las mentes creativas de todos los hombres y mujeres, teniendo como parámetro un comunismo radical'', a la que siguen otros requerimientos del siguiente tipo: ``comidas diarias en la Plaza Postdam a expensas del gasto público para todos los creadores. Adherencia compulsiva del clero y de la docencia a los artículos de fe dadaísta, introducción del poema simultaneísta como plegaria del Estado Comunista, sumisión de todas las leyes y decretos a la Central Dadaísta para su aprobación o desaprobación y regulación inmediata de las relaciones sexuales en acuerdo con los lineamientos establecidos por el dadaísmo internacional, a través del establecimiento del Centro Sexual Dadaísta''.
El contexto en el que se dan las provocaciones es tenso. Los espartaquistas de Berlín integraron el Partido Comunista Alemán desde el 30 de diciembre de 1918. El canciller Friedrich Ebert masacró a un contingente de manifestantes en enero de 1919. Los dirigentes, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo fueron capturados y cruelmente ejecutados. Existe un dibujo de Georg Grosz alusivo a la represión que ese mismo año, en el mes de marzo, se llevó a cabo a partir de una huelga organizada por los socialistas independientes... Eso ocurre poco antes de la fundación de la República de Weimar, que forma parte de una historia paralela y en muchos sentidos contrastante, puesto que su estética se vincula a la de la Bauhaus.
Otro de los principales núcleos Dada fue Colonia, donde Max Ernst organizó, en 1920, una demostración tumultuosa que atrajo a muchísimos visitantes: el ingreso se efectuaba por un toilet público, las ``obras de arte'' se exhibían en el suelo y una muchachita vestida de Primera Comunión recitaba poesía obscena. Este modelo fue seguido infinidad de veces por los surrealistas, incluso en la exposición de 1938 en París. Hoy día, acciones de ese tipo tal vez no asusten a nadie, pero ni siquiera ahora, en muchos países, tales hechos serían tomados a la ligera, como lugares comunes. Desde luego, en 1920 tan no lo eran que la ``demostración'' pronto fue cancelada por las autoridades.
Sin poder asegurarlo del todo, pienso que fueron precisamente los collages de Max Ernst (que tanto influjo tuvieron, incluso en México -recordemos a Agustín Lazo) los responsables de la traslación de Dada a París. Breton no pudo contener el deseo de hacer una exposición de Max Ernst, que tuvo lugar el 2 de mayo de 1920 en la librería Ausans Pareill en ausencia del autor. Aunque atrajo muchísimo público, fue ignorada por los críticos de arte conocidos y, en cambio, suscitó reportajes de prensa en páginas de sociales. Quedó la sensación de que lo que Ernst presentó rebasaba el acto de su exhibición, como rebasaba también las acciones Dada que la acompañaron. Eran ``trabajos'' que mostraban la ``maravillosa facultad de lograr la convergencia de dos realidades separadas, sin cancelar el campo de la experiencia'', anotó Breton. En otras palabras, Dada, movimiento anti-arte, era salvaguardado por el arte mismo. La exposición de Ernst causó la separación de Picabia del grupo, motivo por el cual emitió el siguiente veredicto ese mismo mes de mayo: ``El espíritu Dada sólo existió entre 1913 y 1918... Después, perdió su interés'', pero la aseveración es cierta sólo en parte.
Los 7 manifiestos Dada de Tristan Tzara fueron traducidos al castellano con muy buen conocimiento de causa por el mexicano Huberto Haltter, con la colaboración del novelista Héctor Manjarrez en 1972 para Tusquets. Al leerlos, se deduce que tienen como eje la práctica de negarlo todo: ``la destrucción es la única acción purificadora''. Derruir, desechar, combatir contra todo y contra todos, contra Dada mismo es la consigna. Hoy día habría que reconstruir varios de esos parámetros.
Las exposiciones de Haussman y Hoch pusieron en evidencia ángulos privilegiados de la estética Dada, y pese a que se trató de un movimiento en contra de la estética, como todas las piezas son posteriores a 1922, es posible concluir que, en efecto, Dada se estetizó, tal y como lo previó Duchamp. En México, la influencia Dada se dejó sentir con fuerza sobre todo en la tipografía a través de Los Estridentistas, cuyos presupuestos son deudores del primer futurismo. No es el momento de hablar de los múltiples resurgimientos Dada que, con distintas connotaciones, empezaron a aparecer hacia finales de los años cincuenta, en buena medida como reacciones al Expresionismo Abstracto. La generación Beat tuvo que ver con ellos. Beuys, con seguidores en todas partes del mundo, marca un posterior resurgimiento que varios críticos y filósofos cuestionan hoy día. No tanto las actitudes Dada que en su momento fueron legítimas, sino sus puntos críticos son los que prevalecen. Hugo Ball se convirtió en místico católico y después del Cabaret Voltaire dejó de participar en acciones dadaístas.