Nuevas líneas de producción
Miguel Angel Barrón Meza
Supongamos que a usted lo nombran administrador de una fábrica de automóviles en quiebra. ƑQué criterios emplearía para que la fábrica fuera rentable de nuevo?: (i) la fábrica debe manufacturar el mayor número posible de automóviles por año; (ii) el tiempo promedio de producción de cada automóvil debe ser el mínimo; (iii) el costo de producción de cada automóvil también debe ser mínimo; (iv) el índice de rechazos debe mantenerse lo más bajo posible. Sustituya usted la palabra fábrica por universidad pública, automóvil por alumno titulado, tiempo de producción por tiempo de titulación, índice de rechazo por índice de deserción. ƑQué cree que obtendrá?: šEl nuevo modelo del CUPIA (Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines) para el reparto del subsidio gubernamental a las universidades públicas! (La Jornada, 5 de mayo de 1999).
El novedoso esquema de asignación de recursos se someterá próximamente a las autoridades educativas y al Congreso de la Unión para su aprobación, y deberá entrar en vigor a partir del próximo año, según se acordó en la sesión número trece del CUPIA, que se llevó a cabo el 3 y el 4 de mayo pasados en Ciudad Obregón, Sonora; el flamante esquema pretende dejar atrás "la anarquía y la falta de criterios" con que, desde hace varias décadas, se han entregado los subsidios gubernamentales.
Producir un millón de coches por año es tarea relativamente fácil; el problema es venderlos, y esto es algo que depende fundamentalmente de la calidad del coche, del precio, de la profundidad de penetración de la campaña publicitaria, y de las condiciones (competencia, saturación) del mercado. Si la oferta es mayor que la demanda, se prevé una guerra de precios entre los productores. De igual manera, titular muchos estudiantes no es difícil; el problema será garantizar su inserción al mercado de trabajo y sus posibilidades de desarrollo en el mismo, lo cual dependerá de los conocimientos y habilidades que el estudiante haya aprendido durante su estancia en la universidad. La campaña publicitaria correrá a cargo de los rectores y sus equipos de trabajo, quienes deberán involucrar a los empresarios locales en el proyecto educativo de la universidad. La saturación del mercado de trabajo generará una guerra por los subsidios entre las universidades.
Utilizando un modelo industrial de producción en línea es muy sencillo proponer ideas para cumplir con los lineamientos del esquema propuesto por el CUPIA: la producción debe ser en serie, como en una cadena de montaje (los alumnos no deberán ser retenidos demasiado tiempo en alguna etapa de la carrera, por ejemplo, en las asignaturas del tronco común, so pena de aumentar el tiempo promedio de producción); deben sustituirse los obreros viejos e ineficientes con modernos robots para bajar los costos de producción (profesores de asignatura jóvenes, que trabajen ininterrumpidamente y por poco sueldo, en lugar de los caros profesores-investigadores de tiempo completo); ofrecer diferentes presentaciones del producto que se ajusten a una amplia gama de presupuestos (técnicos superiores, egresados de licenciatura convencionales, diplomados, maestros, doctores), etcétera.
Con este esquema de financiamiento se corre el riesgo de romper el necesario equilibrio entre docencia e investigación a favor de la misma. Al privilegiarse la enseñanza los profesores descuidarán la investigación, y transmitirán a los estudiantes conocimientos obsoletos. Desde una perspectiva histórica la redefinición del papel de las universidades parece depender más de modas que de una planeación objetiva y racional; en la década de los setenta y las anteriores, las universidades en lo general actuaban casi exclusivamente como enormes fábricas de profesionistas. A mediados de los ochenta y hasta 1998 el gobierno presionó a las universidades para que lograran la excelencia en la investigación por medio de las publicaciones en revistas internacionales y el Science Citation Index (suplemento Science in Latin America; Nature, volumen 398, número 6,726, primero de abril 1999). Actualmente se presiona para que la investigación salga de los cubículos y los laboratorios universitarios y se vincule con la industria, y el énfasis principal se haga de nuevo en la docencia.
El modelo académico de universidad tecnológica (UT), con su relativamente bajo índice de deserción, es uno de los favoritos del gobierno: responde a las necesidades del mercado, ofreciendo carreras cortas relacionadas con la industria y los servicios. Desafortunadamente para el gobierno, su implantación no se puede todavía generalizar por los altos costos anuales por estudiante: 22 mil pesos por año, comparados con los 15 mil 650 en las universidades públicas (Comunicado 4, Observatorio Ciudadano de la Educación, www.observatorio.org).
Los criterios de eficiencia mercantil han llegado a las universidades públicas de la mano de sus propios rectores; pronto, las nuevas líneas de producción estarán en marcha. Esto último es el siguiente capítulo de la tragedia universitaria nacional.
Comentarios a:
[email protected]