n Verónica Castro, de paseo en el Festival Acapulco Milenio; ''doy el salto donde sea'', dice
Una cenicienta sin príncipe... y sin televisora
Arturo García Hernández, enviado, Acapulco, Gro. n Verónica Castro no es nada más una cenicienta de telenovela. También lo es en la vida real: ''Mi vida es el cuento de la que nada tiene, de la que no era nadie y tuvo la oportunidad de estudiar, de prepararse, de salir adelante, de ganar dinero, de comprarse su casa y tener estabilidad. Entonces, el cuento se ha cumplido muy bien conmigo''.
Pero la felicidad completa no existe. Su triunfo tuvo un precio: la soledad. Una cenicienta sin príncipe azul.
Retirada durante un tiempo de la vida pública, después de años de fulgurante carrera, la protagonista de Los ricos también lloran y Rosa salvaje se encuentra en este puerto para participar en el Festival Acapulco Milenio y promover su nuevo disco, Ave vagabundo.
A pesar del maratón de entrevistas a que se ha visto sometida, luce fresca y radiante. Su rostro está libre del rictus de fastidio que lucía antes de su temporal retiro. La viveza y picardía son, de nuevo, los signos de identidad de sus ojos, abismales y perturbadores como su escote. No dejan de ser espectaculares sus 47 kilos contenidos y delineados por un vestido azul rey. La exquisita madurez.
Todavía disfruta el recibimiento del público el domingo, cuando encabezó un desfile artístico por la costera Miguel Alemán:
''Estuvo padre. Yo no creí que hubiera tanta gente. Son esas cosas las que me hacen sentir bien. Ahora estoy disfrutando lo sembrado y veo que valió la pena''.
-ƑAcaso tuvo dudas de la huella que dejó?
-No, pero, bueno, te separas del trabajo, del público, no tienes trabajo ni la ventana directa que es la televisión ni un disco sonando en la radio. Entonces estás como muy encerrada. Aunque la gente, en la calle o en el súper, me reconoce y me saluda, como que no es suficiente para ver hasta dónde llegué, hasta dónde se quedaron satisfechos y hasta dónde realmente quieren que regrese a hacer algo.
-Pues ahora tiene disco nuevo, Ave vagabundo.
-Fue algo que realmente no esperaba hacer. Fue casual. En pláticas de parranda, Ana Gabriel me dijo: ''te voy a hacer un disco y vas a ver''. De repente me entero que ya tiene las canciones y que sólo hay que meterle la voz. Bueno, okey. Creo que estaba preocupada por mí y lo hizo para ponerme a trabajar, como diciendo ya estuvo bien de flojera. Y la verdad quedé muy a gusto, pero a ver qué pasa.
-ƑNo tenía ganas de volver?
-No tenía planeado el regreso ni de esta manera ni en este momento ni con un disco. Pero, te digo, están pasando cosas bonitas y me siento contenta, cómoda y muy a gusto con el público, porque él es mi medidor número uno.
-Su nombre ya está en la historia del espectáculo y de la televisión, pero aún es joven para decir que su carrera terminó, Ƒa qué más aspira cuando además lo tiene todo?
-La verdad, no sé. Creo que simplemente a regresar y comprobar que pasó algo muy bueno, muy positivo, que no fue en vano tanta entrega y tanto sacrificio; tanto esfuerzo y tanta soledad. Entonces regresar y ver a la gente y oír lo que te dicen es muy bonito, como que te regresa el almita y dices: qué padre, valió la pena.
-Ahora parece estar distanciada de Tel evisa, pero resulta difícil imaginarla fuera de una empresa de la que usted fue y es un símbolo.
-ƑSabes qué pasa? Que llega un momento en la carrera de una persona en que ya no importan las marcas, los sellos, las etiquetas. Importa hacer cosas interesantes o divertidas para el público. Realmente nunca me basé en una firma o en una marca para salir adelante. Me basé en mi trabajo, traté de que funcionara lo mejor posible y le eché todas las ganas del mundo, pero no por una marca sino por mí y por el bien del público al que te debes.
-ƑYa está más allá del bien y del mal?
-Creo que ya. Ya me terminé mi ración de ganas de trabajar, de estar en la pantalla. No es que no quiera regresar, sino que fue tanto el trabajo, que digo: ''bueno, estuvo muy bien. Mi carrera fue muy fructífera''. Si regreso, regreso bien, con toda la seguridad del mundo. Si hay un bonito proyecto, una buena historia para una telenovela, pues me la aviento. Si hay un buen programa, divertido, que la gente realmente lo sienta, pues lo hago encantada. Pero si no, hasta ahí quedó.
-Se termina un ciclo.
-Fue un ciclo interesante en el que se me permitió hacer lo que quise y no defraudé a nadie y menos al que más me interesaba: a don Emilio Azcárraga Milmo. Desgraciadamente se nos fue, pero con él cumplí hasta donde me exigió. Cumplí hasta entregar mi vida toda.
-ƑLe debe usted algo a Televisa o Televisa le debe algo a usted?
-No. Todo fue mutuo. Don Emilio me tuvo mucha confianza, mucha fe y me dio mucha libertad. Y yo entregué mi vida, mi salud, el tiempo de mi familia. Fue totalmente recíproco. Me quedé tranquila con lo que hicieron por mí y ellos están tranquilos porque saben que luché y peleé mucho los mercados para que Televisa fuera número uno en todas partes donde me presentaba. Estamos a mano por ahora.
-ƑSe cansó de ser cenicienta?
--No, fíjate. Quisiera ser cenicienta toda la vida. Quisiera tener esa ilusión y ese sueño que siempre tuve en la telenovela. De repente sí me metí mucho en los personajes y me la creía. Soñaba que iba a ser cenicienta toda la vida. A Rosa salvaje la viví tan intensamente y tan fuerte que me costaba trabajo creer que yo no era Rosa aalvaje. Igual me pasó con Los ricos también lloran. Yo era Mariana. Finalmente me meto tanto en la historia, soy tan profundamente estanislavskiana, que de pronto dices ''Ƒy quién soy yo?'' Me causaron problemas con mi personalidad, pero los disfruté a mil por hora. No me gustaría dejar de ser la cenicienta.
-ƑFue cenicienta en la vida real?
-De hecho, mi vida es el cuento de la cenicienta, Ƒno? De la que nada tiene, de la que no era nadie y tuvo la oportunidad de estudiar, de prepararse, de salir adelante, de ganar dinero, de comprarse su casa y de tener estabilidad. Entonces, el cuento se ha cumplido muy bien conmigo.
-ƑQué opina de los cambios que vinieron en Televisa tras la muerte de Azcárraga Milmo?
-Pues son momentos de cambio, pero no nada más en la televisión. Es cambio político, social, de pensamiento. Estamos tratando de ver las cosas con más claridad, a lo mejor con más agresividad, pero con más veracidad. Son cambios duros, difíciles de aceptar, pero finalmente tiene que crecer el país y con él la gente. Ojalá al final, por así decirlo, el capítulo sea positivo para todos.
''Porque hay cambios en la televisión difíciles de aceptar. No me gusta, por ejemplo, la agresión, me pone muy nerviosa, el amarillismo no me hace nada de gracia, me deja mal sabor de boca. Ese tipo de programas me ponen mal. No estoy de acuerdo. Ojalá pronto haya un giro hacia algo más romántico, más dulzón, más divertido, para volver a entrar en un huequito en la televisión y hacer reír a la gente, mandarlos a la cama con paz y tranquilidad''.
-ƑY si ese giro viene de Tv Azteca?
-Doy el salto a donde sea, con la gente que lo quiera hacer. Yo, encantada. Porque además creo que es una necesidad, hace falta soñar y ser positivos y creer que eres el príncipe de la historia. Hay que recuperar la capacidad de ilusión.
--ƑEs usted la última diva de la televisión, de esta época de la televisión?
-No sé. Diva es como una diosa, Ƒno? Pues yo no me siento ni diosa ni diva. Sí creo que, afortunadamente, fui de las últimas generaciones que tuvieron respeto por esto. Fui de las últimas que esto lo tomaban por pasión, por amor, con entrega total.
A propósito de Ave vagabundo, Verónica Castro dice que Ana Gabriel escogió esa canción y ese título para el disco, porque la conoce bien:
''Sabe que soy como una ave, que me gusta volar por todos lados, que aprecio mucho la libertad, que es lo más bello que tengo en la vida, y porque me gusta vagar por todas partes''.
-Y esta ave vagabunda, Ƒalguna vez se sintió enjaulada?
-Sí, cuando tienes contratos. Quizá por eso ahora estoy evadiendo las exclusividades. Y quizá por eso tampoco me casé, porque siempre evado el contrato que me ate forzadamente a algo. Por eso ahora quiero trabajar con toda la libertad del mundo y he decidido mejor trabajar por proyecto, sin necesidad de estar atada a nada ni a nadie y tener la posibilidad de hacer lo que y quiera y donde yo quiera.
Un cuento con final feliz.