Otra vez la historia de la paja en el ojo ajeno, cuando se olvida la viga en el propio.
Esto es lo que pasa en la relación entre México y Estados Unidos en materia de lucha contra el narcotráfico. Los esfuerzos de las autoridades nacionales no son suficientes para lo que exigen los vecinos del norte, pero por ningún lado se aprecia que ellos actúen con severidad contra los jefes de su mafia ni contra los funcionarios que, indudablemente, están coludidos para dejar pasar los grandes cargamentos de enervantes que llegan desde diversas partes del mundo para su creciente número de consumidores.
Por desgracia, México no está libre de este azote. Hay indicios ciertos acerca del aumento en el consumo de drogas y las grandes bandas de narcotraficantes son un grave problema para la seguridad nacional desde hace ya varios años. Sin embargo, hay todavía una enorme diferencia entre lo que es ese problema en la vecina potencia del norte y lo que significa en nuestra nación.
Mencionados como presuntos implicados en el tráfico de enervantes, ni el ex regente y ex gobernador del estado de México, Carlos Hank González, ni el secretario del presidente Zedillo, el chihuahuense Liébano Sáenz, necesitan abogados. Pero ofende a la sociedad mexicana que de nueva cuenta se haga responsable a nuestro país de un problema que ``heredamos'' por nuestra vecindad con Estados Unidos.
Lo que está en el fondo de estas denuncias y de acciones como la lamentable operación Casablanca -contra banqueros mexicanos inculpados de lavado de dinero, pero no se actúa con la misma energía contra los banqueros estadunidenses- es el intento de que México conceda más libertad a las autoridades de Washington para actuar en nuestro territorio y de tener a su alcance a todos los ciudadanos mexicanos que ellos consideran presuntos culpables, a pesar de que las acusaciones provengan de quienes realmente han sido delincuentes, pero se salvan de la acción de la justicia al convertirse en soplones.
Por eso, la airada respuesta de la secretaria de Relaciones Exteriores, Rosario Green, al destacar que el éxito de la cooperación en la lucha contra el narcotráfico no se puede medir por el número de personas extraditadas por estar vinculadas con estos delitos llamados contra la salud.
``Es muy difícil decir que en la medida en que México no extradita, el país no está cooperando. Este enjuiciamiento no lo acepto. Lo he refutado muchísimas veces a aquellos congresistas (de Estados Unidos) que creen que esa es una medida'' de la cooperación, señaló la canciller.
La cosecha
No todo son diferencias entre México y Estados Unidos. Hay espacios de buen trato, como la visita del secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda del vecino país, Andrew Cuomo, quien junto con el secretario de Desarrollo Social, Esteban Moctezuma Barragán, realizará una gira por Chiapas para supervisar sobre todo un programa de vivienda en MotozintlaÉ La Fundación Luis Donaldo Colosio, del PRI empezará hoy formalmente los trabajos para preparar la plataforma electoral de la campaña presidencial priísta, que será un instrumento muy importante para captar la simpatía de los grandes sectores popularesÉ