n Se desconoce el paradero de uno más
Llevan a San Cristóbal a dos de los catequistas detenidos
Juan Balboa y Elio Henríquez, corresponsales, San Cristóbal de las Casas, Chis., 2 de junio n Dos de los tres catequistas que ayer fueron detenidos junto con el sacerdote Jerónimo Hernández (liberado poco después) en el crucero Piñales, ubicado en los límites entre Ocosingo y Chilón, fueron trasladados a San Cristóbal de las Casas, donde esta noche rendían declaración ante el Ministerio Público, para responder a las acusaciones presuntamente infundadas de militantes priístas.
Por otra parte, los indígenas Manuel Pérez Constantino (dirigente del movimiento Xi'Nich y miembro del Congreso Nacional Indígena) y Jesús Hernández Gutiérrez fueron presentados ante las autoridades judiciales de esta ciudad. Mientras, hasta esta noche se desconocía el paradero de Florentino Pérez Tovilla, quien aparentemente fue liberado en Bachajón, municipio de Chilón, a donde en principio fueron remitidos los catequistas junto con Jerónimo Hernández.
Pérez Constantino fue golpeado y amarrado por los priístas, quienes al detener al párroco Jerónimo Hernández lo acusaron de ordenar a simpatizantes zapatistas instalar retenes para evitar que militantes del PRI comercialicen madera y que el gobierno estatal introduzca materiales para comunidades opositoras al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Unos 300 campesinos afiliados al PRI se concentraron desde el lunes pasado para desalojar a cientos de simpatizantes del EZLN, civiles zapatistas que iniciaron el pasado fin de semana una serie de movilizaciones pacíficas con el fin de no permitir la entrada de drogas, alcohol y materiales que los gobiernos municipal, estatal y federal canalizan a comunidades que aceptaron ''ser parte de la contrainsurgencia'', según afirmaron dirigentes del municipio autónomo zapatista Ricardo Flores Magón.
''Salí de la iglesia de La Arena a la una de la tarde (del martes). Una hora después llegué al crucero Piñales, en donde fui detenido por varias personas que bloqueaban el camino que conduce a Palenque. En un inicio no los identifiqué, pero después de una hora que me ordenaron quedarme dentro de la camioneta empecé a reconocer a varios de ellos'', recuerda en entrevista el párroco jesuita Jerónimo Alberto Hernández López.
''Algunos de los campesinos (todos del PRI) me identificaron como 'el padre Shel, el mero mero dirigente zapatista', decían. Estos intentaron agredirme --agrega--, pero fueron detenidos por otras personas''. Otros lo acusaban: ''Ya te conozco: ahora eres padrecito y en un rato te vuelves el subcomandante Marcos''.
''Me ordenaron pasar a una casita en donde se encontraban algunas autoridades de las comunidades aledañas. Me interrogaron varias horas. Me preguntaban si yo había dado la orden de poner los retenes, cosa que negué siempre en lengua tzeltal. Finalmente me pidieron que les dijera (a los rebeldes) que no volvieran a poner retenes. Les repetí que no los conocía, pero le reiteré que como Iglesia estamos por soluciones pacíficas y el diálogo.
''Salí y hablé con la gente. Las autoridades del municipio de Chilón llegaron y me dijeron que me acompañarían para que no tuviera problema, pero se llevaron a Manuel Pérez Constantino, Florentino Pérez Tovilla y Jesús Hernández a la cárcel de Bachajón, a pesar de no tener delito alguno'', asegura.
Por esta agresión, los centros de derechos humanos Fray de las Casas, de Derechos Indígenas y el Comité de Defensa para la Libertad Indígena emitieron un documento en el cual manifiestan su preocupación por la detención ''arbitraria'' de Jerónimo Hernández y reprueban el ''libre uso de la violencia por parte de simpatizantes priístas con la anuencia de las autoridades que estuvieron presentes, y el trato inhumano de los detenidos durante su traslado''.
A Jerónimo Hernández la vida le ha dado innumerables sorpresas. En su trabajo pastoral ha sido hostigado constantemente por los finqueros de la región norte de Palenque, una de las zonas ganaderas más importantes de Chiapas.
En 1994 fue detenido porque los agentes de inteligencia del gobierno federal lo confundieron con el subcomandante Marcos. El 8 de marzo de 1997 fue detenido ilegalmente en una operación policiaca. Estuvo incomunicado, lo torturaron y lo llevaron a Tuxtla Gutiérrez. Permaneció dos días en los sótanos de la Procuraduría General de Justicia del estado.
El martes, el párroco de El Arenal fue acusado una vez más de ser el subcomandante Marcos. ''Son puras mentiras y pretextos que inventan para agredir a la diócesis de San Cristóbal de las Casas'', subraya.