n Madrazo Pintado invoca las figuras de su padre y Luis Donaldo Colosio
En Villahermosa, ideario madracista con sabor a destape
Arturo Cano, enviado, Villahermosa, Tab., 4 de junio n Roberto Madrazo lanza la mirada al nublado cielo sobre el río Grijalva y con ademanes de orador de escuela primaria invoca las figuras de su padre y de Luis Donaldo Colosio, para confirmar que su batalla pro la candidatura presidencial del PRI va en serio. Abajo, en el sillerío, centenares de políticos tabasqueños disfrutan un regalo cortesía del gobierno estatal, el libro Sucesión y sociedad 2000, que contiene el ideario de Carlos Alberto Madrazo, y donde se lee, por ejemplo: ''El dinero no es todo. Con él no se compra el derecho de entrar a la Historia'' (página 67).
Nadie parece inmutarse.
Para los asistentes a la conmemoración del 35 aniversario luctuoso de Carlos A. Madrazo, esas frases no tienen sentido, menos después de que el gobernador Madrazo declaró que las aportaciones de un ex banquero extraditable de nombre Carlos Efraín de Jesús Cabal Peniche (15 millones de dólares a Luis Donaldo Colosio, cinco a Ernesto Zedillo y cinco al propio Madrazo, según el preso en Australia) son ''un caso cerrado''.
Madrazo va ahora por los capítulos abiertos.
ƑQuién dice que Labastida no puede?
''El viejo reflejo de la línea es el nuevo camino hacia el fracaso para quienes lo quieren seguir'', sentencia Madrazo a la sombra de una estatua de su padre que él mandó sustituir por una más grande, y en la cual el Ciclón del Sureste tiene un gesto más combativo que la anterior.
Tablones de triplay, moños blancos y negros colgados en los árboles, flores y coronas, muchas coronas. El escenario para que el gobernador Madrazo proclame que el PRI debe ser un puente entre lo viejo y lo nuevo, y la emprenda otra vez contra el siempre fácilmente vapuleable centro: ''Hace 30 años, también, el sistema centralista y vertical inició un proceso de decadencia del gobierno''.
El ácido anticentralista no apareció en febrero de 1996, cuando desde el centro ordenaron los desalojos de perredistas que bloqueaban pozos petroleros ("fue un manotazo del Presidente'', diría esa ocasión López Obrador). Entonces, Madrazo consideró la medida una ''prueba indiscutible del avance nacional en la restitución del imperio de la ley. Reconocemos en su decisión una sólida convicción federalista y republicana''.
Fue otro capítulo. Hoy, el precandidato Madrazo quiere retomar la estafeta de su padre y de Colosio, quienes ''vieron que en la reforma democrática del PRI nos estábamos jugando el futuro del país''.
Sobre el ideario de su padre y el ejemplo de Colosio (que Labastida no se lo apropie), dice Madrazo cuando arranca la primera salva de aplausos, ''he decidido participar en el proceso interno de mi partido''. Madrazo y la herencia por delante: su padre salió de Tabasco para ''luchar por la democracia; el ciclo se repite, quiero llevar la fuerza de Tabasco, la fuerza de las regiones para impulsar la democracia en los nuevos tiempos''. Aquí, esa fuerza se ve, se siente. En anuncios repartidos por toda la ciudad, en los medios electrónicos y los periódicos, en las fachadas de todos los edificios públicos donde se ha pintado el lema del gobernador e incluso en los botes de basura que lucen la antes opositora frase de ''sí se puede''.
Sí se puede. Aunque la ''nueva generación de promotores de Tabasco'' -en las fotos de 1994 aparecían Cabal, Madrazo, banqueros y políticos- esté incompleta.
En todo caso, quien recordó a Cabal antes de sus declaraciones australianas fue el propio Roberto Madrazo, cuando al salir de una entrevista con el presidente Zedillo (quien no gobernará con Madrazo ''hasta el 2000'', si el tabasqueño gana la candidatura) reconoció las aportaciones del ex banquero a su campaña, y a las de Colosio y Zedillo.
En Los Pinos y en el PRI no
acaban de salir del enredo
Lo que no se encontró en las célebres cajas del perredista Andrés Manuel López Obrador ni en el escándalo del Fobaproa fue hallado en una sola declaración del gobernador Madrazo, aunque las cifras exactas estén pendientes.
En Los Pinos, Madrazo contó una historia. Frente a la Laguna de las Ilusiones, el 10 de septiembre de 1994, su versión era otra: ''No hay ningún vínculo entre el señor Carlos Cabal y mi campaña (por la gubernatura), no hay recursos de él en el desarrollo de la campaña'', juraba, bajo una palapa, en medio de un amplio jardín, después de apurar el último trago de su Gatorade.
Por entonces, el candidato panista Juan José Rodríguez Prats calculaba que el PRI estatal llevaba gastados 150 millones de pesos en sus campañas.
En la réplica, el ahora precandidato presidencial explicaba sobre los dineros: ''Hay un comité de financiamiento que ha hecho bailes, rifas, eventos de lucha libre, así se ha financiado parte de la propaganda. Finalmente, el problema de la equidad no está en los recursos, creo que los medios de Tabasco realmente están abiertos, lo digo con mucha honestidad, abiertos a todos''.
Nadie imaginaba entonces las cajas de López Obrador. Ni las revelaciones de Cabal. Ni las declaraciones del presidente Zedillo (mi elección fue legal pero inequitativa). Pero todavía menos se imaginaba que en este 1999 Roberto Madrazo estaría buscando la candidatura del PRI a la Presidencia.
''Yerran quienes creen que el pueblo está acobardado'', decía Carlos Madrazo. La porción de pueblo -cincuenta camiones estacionados en el malecón- que asiste al inicio de la despedida del gobernador aplaude, lanza vítores, conserva el respeto a la autoridad y no duda quién será el ganador de la contienda priísta: ''Le suplicamos que nos deje la regularización de Gaviotas Norte'', dice una pancarta; ''Una súplica, antes de que Usted se vaya a la Ciudad de México autorice la regularización de terrenos'', reza una manta.
En su discurso, Madrazo da seguridades a los tabasqueños: ''Soy un hombre de lucha, no de componenda... La lucha por las candidaturas ha salido de los corredores y de las antesalas... La línea es que no hay línea''.
Antes, el gabinete de Madrazo escucha el himno a Tabasco, cantado por Teresa Peralta, Yekina Pavón y Alberto Angel El Cuervo. ''Amanece. Siempre Tabasco, siempre Tabasco. Somos la fuerza para seguir''.
Esa fuerza tiene aliados en otras partes del país. Aquí se aparecen, por ejemplo, algunos de los 600 operadores que Madrazo ha repartido en los 300 distritos electorales. Vienen a montar fugaces guardias de honor: un Frente de Apoyo Patria Nueva de Aguascalientes; un montón de licenciados de Chihuahua, Michoacán, Hidalgo, Yucatán, hasta completar 17 entidades representadas (Sinaloa es una de las ausentes).
Cada delegación se lleva aplausos de los mil quinientos asistentes -otros tantos esperan frente al palacio de gobierno-, cifra lejana a los 15 mil que calculaban los medios locales el día anterior. Con estos soldados va Madrazo a la batalla, con ellos y una frase de su padre, reproducida en gigantescas letras y en cientos de volantes: ''No tememos a la democracia, la buscamos y la defenderemos porque ella demostrará siempre que el pueblo está con nosotros''.
Que él es el candidato de la gente, dice Madrazo. El que enfrentará a las ''fuerzas regresivas que temen perder sus privilegios y se atemorizan frente al cambio''. Y en medio de apretujones, gritos y confeti caminó unas cuadras hacia el palacio de gobierno. Madrazo se despide como llegó. Miles de militantes priístas entran con él a la sede estatal, como a principios de 1995 (sólo que aquella vez tuvieron que desalojar, a golpes, a los perredistas que bloqueaban las entradas).
Atrás deja el gobierno del ''cambio cierto'' y mil historias de sus batallas no sólo contra el ''agresivo perredismo'' y el ''panismo oportunista'', como él calificaba: denuncias a granel, la revuelta contra Esteban Moctezuma, los pleitos constitucionales contra el Presidente, el espectáculo del parche en la Cámara de Diputados, el ''secuestro'' del gobernador en la ciudad de México, el éxodo, las marchas y plantones, los barrenderos que se desangran. En la Plaza de Armas, este 4 de junio de decisiones, son episodios olvidados, menores.
Cuando, a media mañana, Madrazo sale brevemente al balcón, la multitud se desata en el grito de campaña retomado por la mercadotecnia electoral: ''šSí-se-puede!''. Con el programa de Madrazo padre que, dice el gobernador, hubiera evitado ''escisiones y costosas derrotas electorales''. Madrazo hijo ofrece curar las heridas y mantener la fuerza del PRI ''desde las regiones''.
El libro repartido profusamente en el acto incluye una carta de Carlos Madrazo, fechada en mayo de 1968, donde el extinto político planteaba la posibilidad de crear un Frente nacional o un nuevo partido. En el mismo libro se explica que hoy se viven vicios similares que ''amenazan con enturbiar la legitimidad democrática del candidato del PRI, y en las actuales condiciones de una sociedad plural y heterogénea, motivar su primera derrota histórica''. ƑNuevo partido o Frente Nacional?, preguntaba Carlos Madrazo en 68.
ƑEl proyecto vive 30 años después?
Corren versiones de que entre los madracistas se amaga en esa dirección, aunque en una de las últimas entrevistas de su vida, recuperada en estos días por un diario tabasqueño, Carlos A. Madrazo ya había desistido de la idea de una fuerza alterna: ''Yo tengo la certidumbre de que todo el poderío oficial haría en mil formas naufragar un proyecto de esta naturaleza''. Entonces, Ƒsí se puede?