Nuestra borrosa y deficiente percepción

Juan Soto Ramírez

La percepción en los sentidos

Independientemente de que en la lengua existan cuatro clases de células receptoras que ayudan a distinguir los sabores, que tres clases de células en la retina sensibles a una longitud de onda diferente de la luz sean las que permitan reconocer colores, que el sistema olfativo esté compuesto por seis o siete clases de receptores, etcétera, cuando percibimos no olemos, tocamos, saboreamos, escuchamos ni degustamos por separado, sino que simplemente sucede todo a la vez. Más aún, tenemos la posibilidad de percibir objetos borrosos: entre el rojo y el amarillo aparece el naranja; entre lo agrio y lo dulce, lo agridulce; entre lo duro y lo suave, lo terso, y así sucesivamente. Sin embargo, el dilema no termina ahí, porque también estamos en posibilidad de distinguir entre un rojo suave ųamable y sonrienteų y uno chillante ųagresivo y pasionalų. Ello porque los procesos de percepción no se encuentran restringidos a la actividad celular, aunque quienes se dedican a la investigación en neurobiología cognitiva terminan por olvidarlo.

estimulos fiscales La percepción, por antonomasia, siempre es social, de otra manera las longitudes de onda no tendrían nombres de colores ni lo compuesto por glucosa podría ser llamado dulce. La percepción es social en tanto que alcanza a constituirse como una forma de conocer el mundo, de experimentarlo, pero no a nivel biológico. El problema de la percepción se agudiza aún más cuando uno se da cuenta de que existen los olores frescos, agresivos, suaves, etcétera, de tal suerte que se vea caracterizada por los efectos cinestésicos de la complejidad social. Al no poder ubicar perfectamente todos y cada uno de los fenómenos de la percepción se tiene que recurrir a las metáforas para describirlos. La percepción se convierte en un dilema de lenguaje y no de tecnicismos provenientes de la biología o la psicofisiología. Cuando a un olor se le describe con las cualidades de los sabores (dulce, agrio, amargo, etcétera), ocurre que la percepción comienza a ser borrosa, porque con las propiedades de un conjunto se explica a los elementos de otro muy distinto. Es decir, los sentidos se mezclan. Se toman las propiedades de uno (gusto), para describir al otro (olfato). Y mientras todo eso sucede, los estudios en neurobiología cognitiva siguen empecinándose en suponer que la percepción, mediante los sentidos, puede seguirse ubicando a través de vectores que son resultado de frecuencias ondulatorias, longitudes de onda, etcétera.

La percepción fuera de los sentidos

La percepción no está ligada exclusivamente a los sentidos tampoco (gusto, oído, tacto, olfato y vista), sobre todo porque existe el equilibrio: lo que otorga unicidad a cada experiencia vivida. De otra manera la percepción no podría ser selectiva: lo que es relevante para unos es irrelevante para otros, de tal suerte que mientras el poeta observa en un atardecer la epopeya delirante que anuncia el final de un gran romance, el astrónomo podría volverse sensible a las emisiones de rayos ultravioleta, y así sucesivamente. Un pedazo de pan puede ser una cosa totalmente diferente para el biólogo que para el pintor, sin que el pan tenga propiedades distintas: lo que para uno es evidente, para el otro no lo es. La percepción, por naturaleza, también es engañosa y se amolda, más que a nuestras necesidades, a nuestra conveniencia: de manera continua nos engañamos percibiendo lo que queremos percibir.

Cuando decimos rojo y pensamos en un color, no todos imaginamos la misma longitud de onda, pero entendemos a qué nos referimos. De igual modo, no sabemos si resulta agradable o desagradable para quien lo imaginó, ni mucho menos lo que despierta en cada uno de nosotros, pero seguimos entendiendo a qué nos referimos. Todo porque cada percepción está orientada hacia algún punto en el espacio, y al no poder rescatar todas y cada una de las características del objeto percibido, sino sólo una parte, se vuelve borrosa y, en consecuencia, deficiente. Si no he sido claro, trate de definir el sabor de boca que le dejó esta breve información.

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