Algunos ejemplos memorables
Raquel Peguero n Cuando en 1984 comenzó a sonar por el mundo el título de la película de Jean-Luc Godarad Yo te saludo María las antenas religiosas del planeta comenzaron a alertarse, y México no fue la excepción. Por las calles de la ciudad comenzaron a aparecer volantes que denunciaban el proyecto de traer la cinta "engendrada en los antros infernales", con la que prentenden "desprestigiar el santísimo nombre de la Virgen María".
Se alentaba a la protesta, y ésta no se hizo esperar, así que, sin siquiera ser vista, la polémica historia fue rechazada. Sin embargo -cuenta José Felipe Coria-, gracias al video se pudo ver en una función semiclandestina en el Bar-Nueve, que días después, sin explicación alguna, fue clausurado.
La fuerza Pro Vida se instaló a sus anchas a partir de ese momento, así que cuando a Martin Scorsese se le ocurrió filmar La última tentación de Cristo, cuatro años más tarde, y se supo que también tenía intenciones de poblar las pantallas del país, el terror cundió de nuevo. Pero ahí la bronca no fue tanta, porque desde Estados Unidos -reseña de nuevo Coria- venía la consigna de que no se pasara en México por considerarse un país de "alto riesgo", gracias a una minoría de fanáticos racistas. De esta forma, la película "ingresó con otro nombre, se pasó como regalo de aniversario a los empleados de la distribuidora, se presto a Cineteca para solaz de los supervisores, se enlató de nuevo y se mandó a Estados Unidos, donde permanece en las bóvedad de la Universal Pictures, esperando tiempos menos oscurantistas e inquisidores para poder exhibirse en México".
Estas líneas, publicadas por el crítico en Este país en 1992, parecen recién salidas del horno. No sólo no se ha visto la película en salas, sino que no fue hasta hace unos días que pudo ser distribuida legalmente en México, pero en video. La novedad es la legalidad, porque la cinta, en ese formato, no era difícil de conseguir en el mercado pirata; además, también pudo ser vista en televisión, gracias a la antena parabólica, a traveés de la cual muchos la pescaron para difundirla sin problema de ninguna especie.
Por estos días se ha intentado levantar una polémica por su comercialización en video, a partir de que, la semana pasado, los casetes comenzaron a circular en tiendas. Los derechos para su venta en este formato fueron compardos por CIC video, una filial de la Universal Pictures en América Latina, cuyo director de mercadotecnia, Nicolás Rubio, dijo a la agencia Ap que la razón por la que la cinta nunca se exhibió en salas fue por "falta de interés, pues nunca hubo objeción del gobierno". Lo que no explicó fue por qué se tardaron tres meses en dar el permiso y que cuando salió a la venta lo hizo casi clandestinamente.
Algunos se preguntarán qué cuenta la película que no logra salir de la lata. El pecado de Scorsese fue dejarse seducir por la dualidad de Jesús, Dios y Hombre, y mostrar que soñaba con casarse, tener hijos, ser igual a todos. Fue por ello que La última tentación de Cristo fue calificada de anticristiana, y censurada no sólo en varios países latinoamericanos -donde, por ejemplo en Chile hace apenas dos años, pudo tener sus cinco minutos en pantalla tras una polémica que creció al infinito e hizo que después de autorizada, fue retirada-, sino también en Estados Unidos, donde sufrio ataques.
Douglas Brode, en su libro Las películas de los años ochenta reseña lo que sucedió durante su estreno en el vecino país del norte: "Mientras los fundamentalistas estaban ocupados montando piquetes contra una película totalmente reverente que no habían visto, temerosos de que la vieran sus hijos y perdieran la fe, la última película de Fredie Krueger se exhibía en salas cercanas y sin piquetes en la entrada, donde los adolescentes aplaudían y admiraban a su satánico héroe".
Y como vemos, todo sigue igual, a pesar de que Yo te saludo María pudo salir a la pantalla mexicana hace dos años, gracias a los oficios de la Filmoteca de la UNAM, que la proyectó en su ciclo El cine que debimos ver -ahora se ha convertido, en el Festival cinematográfico de verano-, lo cierto es que la película de Scorsese no ha tenido tanta suerte, porque los tiempos oscurentistas e inquisidores de los que habla Coria nos siguen manteniendo como en la caverna de Platón: golpeando las sombras. nombre, se pasó como regalo de aniversario a los empleados de la distribuidora, se presto a Cineteca para solaz de los supervisores, se enlató de nuevo y se mandó a Estados Unidos, donde permanece en las bóvedas de la Universal Pictures, esperando tiempos menos oscurantistas e inquisidores para poder exhibirse en México".
Estas líneas, publicadas por el crítico en Este país en 1992, parecen recién salidas del horno. No sólo no se ha visto la película en salas, sino que no fue hasta hace unos días que pudo ser distribuida legalmente en México, pero en video. La novedad es la legalidad, porque la cinta, en ese formato, no era difícil de conseguir en el mercado pirata; además, también pudo ser vista en televisión, gracias a la antena parabólica, a través de la cual muchos la pescaron para difundirla sin problema de ninguna especie.
Por estos días se ha intentado levantar una polémica por su comercialización en video, a partir de que, la semana pasado, los casetes comenzaron a circular en tiendas. Los derechos para su venta en este formato fueron comprados por CIC video, una filial de la Universal Pictures en América Latina, cuyo director de mercadotecnia, Nicolás Rubio, dijo a la agencia Ap que la razón por la que la cinta nunca se exhibió en salas fue por "falta de interés, pues nunca hubo objeción del gobierno". Lo que no explicó fue por qué se tardaron tres meses en dar el permiso y que cuando salió a la venta lo hizo casi clandestinamente.
Algunos se preguntarán qué cuenta la película que no logra salir de la lata. El pecado de Scorsese fue dejarse seducir por la dualidad de Jesús, Dios y Hombre, y mostrar que soñaba con casarse, tener hijos, ser igual a todos. Fue por ello que La última tentación de Cristo fue calificada de anticristiana, y censurada no sólo en varios países latinoamericanos -donde, por ejemplo en Chile hace apenas dos años, pudo tener sus cinco minutos en pantalla tras una polémica que creció al infinito e hizo que después de autorizada, fuera retirada-, sino también en Estados Unidos, donde sufrió ataques.
Douglas Brode, en su libro Las películas de los años ochenta reseña lo que sucedió durante su estreno en el vecino país del norte: "Mientras los fundamentalistas estaban ocupados montando piquetes contra una película totalmente reverente que no habían visto, temerosos de que la vieran sus hijos y perdieran la fe, la última película de Fredie Krueger se exhibía en salas cercanas y sin piquetes en la entrada, donde los adolescentes aplaudían y admiraban a su satánico héroe".
Y como vemos, todo sigue igual, a pesar de que Yo te saludo María pudo salir a la pantalla mexicana hace dos años, gracias a los oficios de la Filmoteca de la UNAM, que la proyectó en su ciclo El cine que debimos ver -ahora se ha convertido, en el Festival cinematográfico de verano-, lo cierto es que la película de Scorsese no ha tenido tanta suerte, porque los tiempos oscurantistas e inquisidores de los que habla Coria nos siguen manteniendo como en la caverna de Platón: golpeando las sombras.