La Jornada lunes 7 de junio de 1999

UNA IDEOLOGIA MISOGINA

De nueva cuenta, la Arquidiócesis Primada de México distorsiona la labor de las secretarías de Educación Pública y de Salud. En su órgano Desde la fe, esa instancia de la Iglesia católica afirma que ''reconocidas feministas'' tratan de introducir ''ideologías extrañas'' en las campañas de educación sexual, prevención y planificación familiar que realizan las dependencias mencionadas. Al mismo tiempo, la publicación religiosa se lanza contra las concepciones de género vigentes hoy en el mundo, algunas de las cuales son retomadas en un folleto editado por el DIF.

Con respecto al primer punto, cabe señalar que ni la SEP ni los organismos del sector salud buscan introducir en sus programas de educación sexual, prevención y planificación familiar ninguna ideología, extraña o no, en la sociedad mexicana. Por el contrario, parten del reconocimiento de los hábitos sexuales reales y de las prácticas de procreación que se presentan en nuestro entorno para proponer medidas que fortalezcan, en ese contexto, una mejor integración familiar y social, mayores posibilidades de realización personal e instrumentos y prácticas profilácticos y sanitarios que eleven, en términos generales, la calidad de vida de la población.

La expresión ''ideología extraña'' se aplicaría mejor, en el México actual, a la doctrina oficial de la Iglesia católica en materia de sexualidad, según la cual las únicas actividades genitales lícitas son las que se realizan en el contexto de las parejas heterosexuales casadas por lo religioso y con el propósito de procrear.

En otro sentido, por lo que hace a la condena del arzobispado capitalino a lo que denomina ''ideología de género'', tal ataque no es sino una expresión más de la proverbial misoginia que impregna a la Iglesia católica desde tiempos remotos. Basta con observar el sitio relegado y secundario que se reserva a las mujeres dentro de las estructuras y organizaciones eclesiásticas para entender el porqué del escándalo arzobispal ante todo pensamiento que apunte a la igualdad de derechos y deberes entre los géneros y a la libre realización de las personas, independientemente de sus preferencias sexuales.

Finalmente, expresiones de machismo, misoginia y homofobia como las contenidas en la más reciente edición del órgano de la Arquidiócesis de México, no lograrán imponer ideologías -éstas sí- medievales, en una sociedad a punto de ingresar al tercer milenio.

En todo caso, tal vez tales expresiones aporten pistas para entender la crisis del catolicismo en el mundo actual y su retroceso ante otras ofertas espirituales.