n Descarta Ituarte un "giro" en Gobernación
Violenta y contradictoria, la disolución de la Conai: Ruiz
Elio Henríquez, corresponsal /I, San Cristóbal de las Casas, Chis., 6 de junio n Este 7 de junio se cumple un año de la disolución de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), y quien fue su presidente, el obispo Samuel Ruiz García, reafirma que la decisión fue la más correcta porque "ya no era un instrumento utilizable para las partes en conflicto, pues el diálogo se había mandado a latitudes más lejanas y se preveía que en ese momento la campaña electoral lo iba a rellenar todo y no iba a haber espacios para la reanudación de un diálogo serio y fuerte".
En entrevista con La Jornada, el prelado sostiene que el momento para decidir la desaparición de la Conai fue importante porque "ya no podían pasar uno o dos días más sin que se le tuviera como cómplice de lo que estaba sucediendo: la agresión a los municipios autónomos, la intervención del Ejército en tales o cuales lugares..."
Subraya que de seguir activa después del 7 de junio las consecuencias para la Conai hubieran sido que se utilizaría su nombre para "manipular la voluntad supuesta de un diálogo, cuando estaba maniatada para poder protestar por aquello que era violatorio de los propios acuerdos".
La Conai, insiste, "no podía continuar inactiva y reticente o complaciente con todo aquello que estaba pasando; así, su desaparición no fue sólo una renuncia ni un desmantelamiento, sino una denuncia de lo que pasaba" en la entidad.
Asegura que la disolución de la instancia mediadora, fundada en octubre de 1994, fue "contradictoria, violenta, rápida, de improviso, pero no desprovista de una reflexión anterior y un consenso interno; es decir, no fue una decisión precipitada", pues ya se había planteado en su interior esa posibilidad por considerar que había cumplido con su función y debido a una serie de factores y al cambio de actores, de manera que la relación entre las partes en conflicto y la situación en general ya no era la misma.
Con traje y corbata, de buen humor y buena salud, el obispo que dentro de cinco meses cumplirá 75 años -en noviembre renunciará a su cargo- y 40 al frente de la diócesis de San Cristóbal, expresa que la Conai "no fue una instancia que simplemente llenó un hueco histórico, sino que tuvo una vigencia, e independientemente de cómo la configuraron las personas en una primera o en una segunda etapa, era necesaria".
Además cubrió "ciertas expectativas como garantizar la fidelidad o la credibilidad de una parte hacia la otra, servir en cierta forma de traductora, influir en la opinión pública en lo que convenía para que el proceso de paz tuviera su respaldo cuando había instancias que daban versiones diferentes, aunque eso resultaba cuestionante a veces para una o ambas partes; pero creemos que algunas fallas que hubo, que se pueden tener por errores de interpretación, no fueron de nivel macro sino pequeñas", asevera.
Difícil, reanudar el diálogo
Samuel Ruiz opina que la mediación que presidió cumplió históricamente con una tarea, "y al desaparecer lo hizo con gran estimación por la gente y se sintió el peso del hueco que en esos momentos dejaba, cuando no había otra instancia que pudiera entrar, y en ese sentido encontramos correcta la decisión".
-Ha pasado un año sin la Conai. ƑCree que en este momento es necesario crear otra o un organismo de ese tipo?
-Si hay un diálogo, se necesita un intermediación -contesta, y pide al vicario de Justicia y Paz de la diócesis, Gonzalo Ituarte, quien lo acompaña en la entrevista, que abunde:
-Si no hay diálogo, no parece haber cambiado demasiado la situación este año. No parece que las partes tengan propuestas en cuanto a la relación entre ellas como para que sea necesaria y pertinente una mediación; más bien, cada una define su propio camino, no se ve que haya habido alteraciones sustantivas de una de las partes (el gobierno). La otra (el EZLN) ahora impulsa una formación civil orgánica amplia a nivel nacional, pero no apunta hacia momentos inmediatos de restauración de la relación.
"No parece que eso sea lo prioritario; más bien lo prioritario sigue siendo cómo lograr que se creen condiciones favorables para el diálogo y que la situación de las comunidades sea menos negativa, menos tensa, con menos presión militar, con la solución del problema de los paramilitares, que sigue pendiente, y de la pobreza y la reiterada marginación ante políticas que tienen origen en el sistema autoritario del gobierno del estado que no responden ni toman en cuenta a la población, sino que son parciales.
-Hay quienes opinan que en este sexenio es difícil que se reanude el diálogo entre el gobierno y el EZLN...
-Pues sí, está muy difícil; no se ven señales ni que el relevo en la Secretaría de Gobernación represente cambios significativos en la política a aplicar. Se siguen afirmando las mismas cosas de la etapa anterior, siguen los mismos funcionarios responsables de eso, como Emilio Rabasa. No hay nada que permita imaginar que habrá un giro de la autoridad gubernamental, y tampoco por parte de los zapatistas se anuncia un elemento novedoso que implique un cambio.