n Un pediatra pidió al Congreso local acudir a la OPS


Vecinos de Peñoles, 98 años expuestos al plomo

Matilde Pérez U., enviada /II, Torreón, Coah. n Una niña sonriente, limpia y bien peinada, mira de frente: "šMi nivel de plomo es bajo, únete a mí!". Es parte de la propaganda con la que Met Mex Peñoles trata de contrarrestar la protesta social. La foto aparece en un volante con el llamado: "Unete al programa para abatir el plomo en la sangre. Una trabajadora social pronto te visitará. El problema tiene solución. Estamos trabajando". Y copiando el estilo de un partido político concluye: "En equipo por nuestros hijos, šsí se puede!".

Desde hace 98 años, quienes habitan en las zonas aledañas al complejo metalúrgico no ferroso más importante de Latinoamérica, Met Mex Peñoles, olvidaron lo que es un ambiente libre de polvos venenosos. Ahora, en los albores de un nuevo siglo, sólo algunos reclaman ese derecho y, en medio de la emergencia ambiental por la confirmación de altos niveles de plomo en la sangre en no menos de 3 mil niños, las autoridades federales y estatales caen en contradicciones.

El pediatra José Manuel Velasco Gutiérrez, de la Clínica del Diagnóstico, desde noviembre del año pasado demandó la atención de los servicios estatales de salud por los numerosos casos de niños con plomo en la sangre que llegaron a su consultorio. También pidió a la Comisión de Salud del Congreso del estado su intervención, para solicitar la presencia del equipo de expertos ambientales de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Y es que los menores de 14 años con más de 10 microgramos de plomo por decilitro en la sangre sufrirán trastornos en la inteligencia; aquellos que tengan más de 20, tendrán, además, problemas auditivos y en el sistema nervioso central; los que rebasan los 45 microgramos requieren ya de medicamentos. Los niños, explica, absorben plomo 40 veces más que un adulto, y es más fácil que el metal se deposite en sus huesos, lo que daña irreversiblemente su crecimiento.

Los científicos advirtieron sobre el problema desde el pasado octubre

Pe–oles-fabrica En el ámbito científico, el asunto se presentó, en octubre del año pasado, en el 16 Congreso Nacional de Investigación Biomédica. Allí, el doctor Gonzalo G. García Vargas, de la Universidad Juárez, de Durango, expuso un resumen del estudio Evaluación de la exposición a plomo en niños residentes en el área conurbada de las ciudades de Gómez Palacio y Torreón, en el que participaron cinco investigadores más, algunos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN. En marzo de este año, la publicación extranjera especializada Toxicological Scien ces llevó el caso al ámbito internacional.

Explica que la toxicidad por plomo en los niños que habitan en las colonias cercanas a la vieja zona industrial de Torreón quedó demostrada recientemente, y puntualiza que no fue hasta 1990 que Estados Unidos recomendó a la comunidad internacional bajar de 25 a 10 microgramos por decilitro el límite admisible del metal en la sangre.

Lo ocurrido en Torreón ųadvierteų muestra que la contaminación ambiental está haciendo crisis. En tanto, el director de Ecología del gobierno de Coahuila, Rodolfo Garza, y el delegado estatal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Rogelio Cepeda Sandoval, ase- guran que ninguna vivienda de la colonia Luis Echeverría será derribada mientras no se concluya con el "aspirado" total de calles y casas. Sin embargo, la Subsecretaría de Gobierno en la Comarca Lagunera de Coahuila ordenó el comienzo del derrumbe de 400 viviendas, a pesar de que sólo 60 propietarios han aceptado vender a la empresa, 280 avalúos están en estudio y cerca de 150 familias que rentan habitación rechazan la propuesta de recibir el monto de 4 a 6 mensualidades para que "se vayan" a otra zona.

En agosto ya no deben vivir familias en esas 20 manzanas, consideradas de alto riesgo e inhabitables, puntualiza José Luis Villarreal González, subsecretario de Gobierno para Asuntos Políticos del gobierno de Coahuila. Agrega que el asunto no es un problema patrimonial, sino de salud pública, y tajantemente descarta que esto derive en la posibilidad de que se "obsequien" viviendas o se edifique un complejo habitacional exclusivo para quienes deben abandonar sus casas.

"No nos vamos", ha sido la respuesta de algunas de esas familias de arrendatarios, cuyos ingresos mensuales son, en promedio, de mil 200 a mil 500 pesos, de los cuales destinan una tercera parte al pago de techo. Irse a otra zona implicaría quedarse con menos de un tercio de su ingreso, luego de pagar su vivienda.

María del Carmen Hernández Villegas habla sobre su drama: "Yo estoy pagando a Infonavit; le debo 101 mil pesos, y por mi casa me dan 127 mil pesos". Otras familias aseguran que ellos "no están contaminados" y, por tanto, les deben dar una casa equivalente en otro lugar, no dinero.

La oferta gubernamental es: avalúo y pagos que van de 80 mil a 300 mil pesos; pago de cuatro a seis meses de renta, y orientación a quienes sean sujetos de crédito a fin de que acudan a las diversas empresas constructoras, para lo cual se convocó a Industriales de la Vivienda, Asociación Civil. "Convencimiento y no desalojo, ni presiones con cortes de los servicios públicos", asienta Villarreal González.

Un ambiente enfermo

También existe un enredo entre las instituciones y la empresa sobre el tonelaje y el destino de los polvos con plomo recolectados en las calles de la Luis Echeverría en las últimas nueve semanas. Las autoridades ambientales y la empresa hablan de 120 toneladas y la subsecretaría de Gobierno de la Comarca Lagunera de Coahuila, de 150 toneladas.

El gerente de Vinculación y Desarrollo Social de Met Mex Peñoles, Luis Rey Delgado García, confirma que 90 toneladas de esos polvos regresaron al proceso industrial. Si tienen plomo, hay que aprovecharlos, dice. El delegado estatal de la Profepa señala que se almacenan para sujetarlos a un análisis de laboratorio y regresarlos al proceso productivo, mientras que la Subsecretaría de Gobierno establece que se concentran en contenedores cerrados en las instalaciones de la empresa, la cual deberá llevarlos al confinamiento de residuos peligrosos que está en el municipio de Mina, Nuevo León.

A su vez, las autoridades ambientales especifican que los estudios de suelo en un área de 2 mil metros cuadrados alrededor del complejo metalúrgico y el monitoreo permanente de los polvos que arroja éste, así como la instalación de 99 por ciento de los equipos anticontaminantes, serán determinantes para levantar la fase dos (reducir 50 por ciento la actividad), que se impuso a Peñoles desde el pasado 6 de mayo.

A lo que menos puede aspirar Peñoles es a un certificado de industria limpia, dice el delegado estatal de la Profepa, y agrega: tendrán que acostumbrarse al trabajo permanente de inspección y verificación cada semana, hasta que termine la emergencia ambiental.

El director estatal de Ecología asegura que se realizaron varios estudios de suelo para definir que Peñoles era la fuente de contaminación de plomo, cadmio, zinc y arsénico, los cuales se presentaban en altos niveles en las áreas más cercanas a la planta. A partir de ellos se tuvo la certeza de que once colonias son las más dañadas por la presencia de plomo y que se combinaban dos fuentes: la acumulación histórica y la actual. Por eso, agrega, se ordenó el barrido de las calles, y si al término de ese proceso sigue plomo acumulado en el suelo, se procederá al lavado con un detergente especial en esa extensa zona.

Met Mex Peñoles contrató a mujeres de la colonia Luis Echeverría para efectuar ese barrido, Ellas, sin tapabocas ni indumentaria especial, cada mañana de mayo salieron con su escoba a juntar parte de esas 120 toneladas de polvos con plomo acumuladas también en las colonias Zacatecas, Del Bosque, Vicente Guerrero, Eduardo Guerra, Torreón Jardín, Torreón y Anexas y Nueva Aurora.

En las dos primeras semanas de mayo, la limpieza total no se inició por falta de equipo técnico adecuado, indica Cepeda Sandoval, pero, dice, Peñoles ya contrató el servicio de una empresa especializada en recolección de residuos industriales peligrosos, cuyo personal, con indumentaria especial y aspiradores industriales, limpiará las 11 colonias.

Insiste en subrayar que los análisis de suelo también serán periódicos "hasta garantizar que coexista la industria con los asentamientos humanos". También servirán para asegurar a los habitantes de Torreón que el área verde que Peñoles prevé establecer en esas 20 manzanas y en la antigua estación de ferrocarril no tendrá un suelo contaminado.