Astillero Ť Julio Hernández López
El ``servidor público federal'' de la Secretaría de Gobernación al que las televisoras, y en especial la de Ricardo Salinas (Salinas, Salinas, ¿acaso hasta la heráldica delata intereses compartidos?) quisieron convertir en mártir el Día de la Libertad de Expresión, tuvo tras de sí una historia ligada al narcotráfico y al regenteo de lujosos antros de vicio y prostitución que, en su momento, fue impulsada por el equipo de Roberto Madrazo, el hankista (Hank, Hank, ¿en qué informes escritos en inglés se ha escrito insistentemente este apellido?) que tanto lamentó la muerte de Francisco Stanley, y que fue de los primeros en enviar corona de flores al pie del ataúd del conductor televisivo.
Y es así como se pueden ir atando los cabos de la historia circular en la que aparecen Stanley, la mafia de Tepito, la distribución de las drogas entre los consumidores de las televisoras, la salida-despido de Televisa, la acogida en Televisión Azteca, las amenazas, el asesinato, el intento de linchamiento político contra Cárdenas, la veloz construcción de un pedestal de héroe para quien sabían que al otro día aparecería en su delictiva dimensión real, los restos de cocaína, el molino para preparar el consumo del polvo, la credencial de la Secretaría de Gobernación expedida durante la gestión del sinaloense Francisco Labastida Ochoa y del hidalguense Jesús Murillo Karam, las explicaciones de Jorge Tello Peón, que como bien se sabe es hechura de Jorge Carrillo Olea...
Tabasco (Madrazo) dixit...
Y las vinculaciones con Roberto Madrazo que según un diario al que se podrá acusar de todo menos de ser adversario del gobernador de Tabasco, el México Hoy, dirigido por Miguel Cantón Zetina, habrían iniciado cuando Stanley fue candidato, luego perdedor, a asambleísta en el Distrito Federal.
De acuerdo con la columna Perfil capitalino, escrita por Juan Manuel Juárez Cortés, cuando Stanley fue candidato tricolor a asambleísta por el primer distrito electoral del DF, le apoyaron directamente ``el diputado de ese entonces, Manuel Gurría Ordóñez, y el presidente de ese perímetro, Floricel Medina''.
Astillero le recuerda al lector que Gurría, gente de toda la confianza del profesor Carlos Hank González, fue gobernador de Tabasco, justamente antes que Madrazo; y que Floricel es un hombre del primerísimo círculo de Madrazo Pintado, encargado un tiempo de relacionarse con los periodistas con un maletín negro, pesado y valioso a un lado, y que actualmente es el titular, ¡ironías de la vida! de la contraloría tabasqueña.
Pero el diario México Hoy publicó en su misma edición de ayer otra columna, Agravios, de Felipe Victoria Zepeda, en la que da una versión bastante grave del entorno en el que se dio aquella campaña.
Pacorro, el padrino
Para empezar, el columnista del diario de capital tabasqueño dice que ``desde hace años'', Stanley era ``padrino de antros y tugurios de la zona rosa, así como de casas de cita''.
Recuerda el columnista Victoria Zepeda que cuando Stanley quiso ser representante por el distrito electoral que comprendía la colonia Roma, ``fueron unos cabareteros asociados quienes le financiaron la fallida campaña''.
Se trataba, asegura el citado texto, ``de los dueños del famoso Jemma, de Insurgentes casi esquina con Yucatán; del misterioso bar gay Le Barón, así como de El Isis, La Hostería y El Campirano''.
Según la columna, ``esos empresarios de bares nocturnos, donde se explotaba la prostitución, se defraudaba a los tarjetahabientes, y corría la droga, hicieron su `socio padrino' a Stanley, condicionándolo a que les diera su apoyo para que se clausuraran negocios de la competencia y crecer más ellos, formando inclusive una asociación de restauranteros, en donde aquel que no se inscribiera recibiría las represalias de las autoridades delegacionales, después de ser `quemados' por Paco en cualquiera de sus programas''.
Guerra de mafias
De acuerdo con la versión del México hoy (que se reproduce con todas las reservas del caso, pero tomando en cuenta el evidente vínculo que ese diario tiene con el Tabasco madracista, lo que le da un valor especial a los comentarios), los socios de Stanley entraron en guerra con otros operadores de antros que, al ver a Paco salir de Televisa, ``se consiguieron un poderosísimo padrino en esa empresa para nivelar fuerzas''. En el contexto de esa guerra subterránea estaría, según eso, la explicación de la muerte del animador de televisión.
Y en ese contexto estaría, también, la condición de ``servidor público federal'' de la Secretaría de Gobernación que jurídicamente tenía Stanley. Tanta era su fuerza, que conseguía represalias delegacionales contra restaurantes y bares rejegos, que conseguía protección para antros, que apadrinaba facciones en guerra mafiosa, que conseguía credenciales de Gobernación para mejor servir a sus intereses.
El que a dos campañas sirve...
Y en ese contexto son explicables los desfiguros hechos por el equipo de campaña de la Secretaría de Gobernación, que primero reconoció abiertamente, en un breve comunicado, que la credencial era cierta y expedida a petición del interesado; que luego quiso matizar y ampliar la información; que al otro día, ayer, expuso al subsecretario Jorge Carrillo Olea (perdón, Jorge Tello Peón) a una nerviosa y confusa aparición ante los medios para tratar de explicar razones subjetivas, no jurídicas, no institucionales, por las cuales se dio una comprometedora credencial.
Y es que, mientras el nuevo director de Normatividad de Gobernación, el citado Martínez (el anterior, Marcos M. Souberville, seguramente renunció para incorporarse a la campaña de Labastida Ochoa) decía que la credencial se le entregó a Stanley porque pretendía abrir una empresa de seguridad pública (explicación de cualquier manera insuficiente, ilegal, torpe), el subsecretario que antes había sido largos años director del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), Tello Peón, hablaba del liderazgo de opinión de Stanley como consideración para darle con rapidez una credencial para que pudiese portar armas. Otro subsecretario, Jesús Murillo Karam, decía mientras tanto que no había ninguna irregularidad en el otorgamiento del documento oficial, pues ``está en los términos'' que tiene la oficina expedidora.
Tras la cortina de humo: los donativos de Cabal
Pero, mientras tanto, el asesinato de Stanley tiende una fuerte cortina de humo que diluye el impacto de las nuevas revelaciones de Carlos Cabal Peniche, quien asegura que Ernesto Zedillo sabía de la primera donación, por 15 millones de dólares, que el tabasqueño (¿otra vez Tabasco? ¿otra vez Hank? ¿otra vez Madrazo? ¿otra vez los negocios densos?) hizo para la campaña de Colosio que coordinaba quien después, ya como candidato sustituto, recibió otros 5 millones de dólares en un encuentro realizado el 12 de enero de 1994, a las 13:30 horas, en la que ``nos reunimos y discutimos personalmente la segunda donación''.
Y tanta textura tiene esa cortina de humo que también opaca, diluye, oculta hechos como la investigación que en Costa Rica pretende hacer la asamblea legislativa sobre los negocios e intereses de Hank (¿otra vez?) en aquella nación, donde compró influencia política, como ahora lo ha hecho en Baja California; donde impulsó a Fernando Castro Trenti para que fuese el nuevo presidente del PRI estatal, apoyado por el senador Amador Rodríguez Lozano, que es el principal promotor de Madrazo en aquella entidad peninsular.
La divina impunidad no fotografiable
Pero, mientras tanto, El Divino, Angel Isidoro Rodríguez, come tranquilamente en el Bellinghausen de la zona rosa de la capital del país, y se niega a que le tomen fotografías, y por medio de sus escoltas amenaza abiertamente a Duilio Rodríguez, reportero gráfico de La Jornada.
Duilio, y otros más que no tenemos credencial de servidores públicos federales, es decir, decenas de millones de mexicanos, simplemente somos ciudadanos sin protección en este momento de peligrosísimo descontrol institucional en el que, quiérase o no, se está revelando con claridad el peso decisorio que el narcotráfico pretende tener en la sucesión presidencial.
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