Tomando en cuenta la ``Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos'', adoptada el 9 de diciembre de 1998 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y por la Cumbre de Defensores de Derechos Humanos celebrada en París, el 4 de junio pasado, Amnistía Internacional hizo público un informe titulado ``Más protección, menos persecución. Defensores de derechos humanos en Latinoamérica'', en el que, entre otras cosas, expone las diversas formas con que los gobiernos de América Latina, los grupos paramilitares, e incluso algunos grupos armados de oposición, han tratado de silenciar el trabajo de los defensores de derechos humanos a lo largo de los últimos tres años, y que van desde las ejecuciones extrajudiciales y la tortura (Colombia), hasta las amenazas e intimidaciones (Brasil), pasando por las acusaciones difamatorias -según las cuales las organizaciones de derechos humanos actúan a favor de la oposición armada-, las detenciones arbitrarias e ilegales, así como la necesidad de abandonar los propios hogares e incluso tener que emigrar del país, porque sus vidas corren peligro (Colombia, Brasil, Ecuador, Guatemala, Haití, México y Perú).
Para Amnistía Internacional, en muchos países, las medidas que prevén las leyes nacionales para la investigación de violaciones a los derechos humanos, siguen siendo endebles y adolecen de defectos estructurales, pues las violaciones no son investigadas por un organismo independiente y a menudo se desconocen los resultados de éstas. En algunos países (como México) las violaciones a los derechos humanos que cometen miembros de las fuerzas armadas siguen estando sometidas a la jurisdicción especial militar, a pesar de que sea otro el precepto de la Constitución, y los presuntos autores de violaciones a los derechos humanos tampoco son suspendidos del servicio activo mientras se desarrolla la investigación. Las medidas legislativas que en algunos países conceden inmunidad procesal a los autores de violaciones a los derechos humanos pueden también obstruir las investigaciones correspondientes, sobre todo cuando se refieren a violaciones cometidas en el pasado contra miembros de organizaciones de derechos humanos (Argentina y Chile).
Ante la ineficiencia de los mecanismos nacionales para la investigación de violaciones a los derechos humanos, los defensores latinoamericanos tratan frecuentemente de obtener reparación presentando denuncias individuales ante mecanismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, o los comités de derechos humanos, y en el de la ONU contra la Tortura. Sin embargo, el incumplimiento de sus resoluciones o recomendaciones son motivo de creciente preocupación en algunos países (México, por ejemplo), además de que la reticencia a someterse a la vigilancia internacional hace que algunos de ellos no hayan reconocidos la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para recibir quejas individuales, o, como en el caso de México, del Comité de Derechos Humanos de la ONU, o del Comité contra la Tortura.
Con el fin de proteger a los defensores de derechos humanos de nuevas violaciones y salvaguardar su libertad para desempeñar su trabajo, Amnistía Internacional pide a la Organización de Estados Americanos (OEA) la adopción de 11 medidas en su Asamblea General. Estas recomendaciones se concretan en la adopción de una resolución encaminada a proteger a los defensores de los derechos humanos, incluido el establecimiento de una relatoría especial sobre defensores de los derechos humanos dentro de la CIDH, y el establecimiento de un sistema de estatuto consultivo ante la OEA para las organizaciones no gubernamentales. Pide igualmente a todos los gobiernos de Latinoamérica que pongan en práctica las recomendaciones de la organización para la protección de los defensores de los derechos humanos, como una clara muestra de su voluntad política de garantizar que los principios de la Declaración sobre Defensores son más que buenas intenciones y promesas en el papel.