Carlos Bonfil
El alumno

En 1891 el escritor estadunidense Henry James publica El alumno (The pupil), una novela corta, de apenas 60 páginas, misma extensión de otras dos nouvelles de composición parecida, La bestia en la selva (1901) y La banca de la desolación (1909). El tema central del relato en que se inspira El alumno (L'éleve, 1996), segundo largometraje del francés Olivier Schatzky (Fortune express, 1991), es la observación inclemente que hace un niño de 12 años Morgan Moreen (Caspar Salmon, imponente), de la corrupción moral de su propia familia, de sus muy fallidas pretensiones aristocráticas, y de sus imposturas y estratagemas al volverse un clan de vividores sociales después de la quiebra financiera del padre (Jean Pierre Marielle).

Esta mirada infantil, esa inteligencia instintiva y precoz de Morgan, la que James describe en La vuelta de tuerca o en Lo que Maisie sabía, de inmediato seduce a Julien, el preceptor (Pemberton en la novela), quien se abandona a una intensa complicidad intelectual y afectiva con su alumno. Lo interesante entonces es la forma en que los papeles se invierten, y el tutor avasallado se convierte en discípulo de su propio alumno. Nada tiene que enseñar y sí todo por aprender de este niño enfermo (de una afección cardiaca, sugiere la novela), el cual le revela, a base de máximas y epigramas, su propia personalidad y la hipocresía moral de quienes lo rodean (''La antipatía es involuntaria, la simpatía también", es una de sus múltiples sentencias).

La adaptación de esta novela a cargo de la guionista Eve Deboise y del propio realizador, no ofrece mayores sorpresas. En su forzado nomadismo por Europa, la familia Moreen no elige ya Venecia como refugio, sino una ciudad polaca, aunque Francia sigue siendo el irremplazable destino de esta aristocrática familia inglesa venida a menos. Olivier Schatzky la describe, con desenfado, como un conjunto de farsantes, dueños de un cinismo profesional, aventureros e irresponsables, parecidos una familia de cómicos trashumantes. La composición del padre de familia es notable. Marielle, uno de los mejores actores cómicos franceses, confiere a su personaje un brío considerable y un lado pintoresco que contrasta, no sólo con la pulcritud académica de la ambientación de época, sino con la sensibilidad extrema de Morgan, el niño extraño de ojos inmensos y palidez acentuada que los padres disimulan en las fiestas, el motivo de orgullo familiar y a la vez de vergüenza inmencionable. El niño genio que expone a la luz la mediocridad de su familia. El fenómeno circense, el freak incómodo que vuelve transparente el juicio que Henry James pone en boca del preceptor Pemberton:

''Jamás había él visto una familia tan brillantemente equipada para el fracaso."

El alumno llega a México con tres años de retraso, y esa misma distancia permite ubicarla mejor con las numerosas adaptaciones de James que se han podido ver aquí recientemente, desde Retrato de una dama (Portrait of a lady), Las alas de la paloma (The wings of a dove) o La heredera (Washington Square). Es evidente el contraste con esas adaptaciones, la ausencia de estrellas hollywoodenses, la ambientación histórica, esmerada, pero sin alardes escenográficos (Schatzky evita filmar Venecia, y prefiere decorados más austeros). La apuesta es por un cine más intimista y por un delicado juego de actuaciones entre Vincent Cassel (protagonista, un año después, de El odio) y el niño Caspar Salmon, una verdadera revelación. Un tropiezo de la cinta es curiosamente la música de Romano Musumara, quien transita de una propuesta muy sobria, a la grandilocuencia final donde intervienen coros celestiales perfectamente prescindibles. El tono que sugiere la cinta se opone a esa retórica, por lo que resulta inexplicable una idealización contraria al desenlace propuesto por James, y al tono mismo que casi todo el tiempo maneja el filme.

A pesar de estos reparos, es justo reconocer el oficio de Schatzky, quien recupera un relato poco conocido de James, lo traduce en imágenes sugerentes, y elabora, a partir del pretexto de la trama, una reflexión sobre la amistad que sobrevive a la mediocridad moral de su entorno social. Cabe esperar que la cinta de Schatzky también sobreviva al espíritu comercial de la cartelera más allá de su primera semana.