Luis Javier Garrido
El regreso
El regreso a México el 12 de junio de 1999 de Carlos Salinas de Gortari, oficialmente ausente desde marzo de 1995, constituye un nuevo error de cálculo del que ha sido considerado el mayor criminal de Estado de nuestra historia reciente. La prepotencia con la que Salinas se manifestó en las horas en que ha estado en el país constituye una evidencia más del forcejeo que existe por el poder en el grupo gobernante y de la complicidad que manifiestan el gobierno actual --y su candidato-- con los poderosos intereses que tiene el salinismo en la economía, las finanzas y el narcotráfico, pero es también un desafío para la nación y una provocación para la sociedad a la que se desprecia ignorándose lo que ha cambiado.
1. Los primeros días de junio de 1999 serán recordados como una semana negra en la que Carlos Salinas de Gortari ha lanzado un verdadero desafío al país. Luego de la ejecución del animador Paco Stanley muy probablemente a manos del narcosalinismo, de una nueva andanada calumniosa de los medios salinistas contra el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas (7 de junio), y tras las declaraciones del ex banquero Carlos Cabal Peniche desde una prisión de Melbourne acusando a Ernesto Zedillo de utilizar recursos suyos (y del narco) en la campaña de 1994 (8 de junio), Carlos Salinas hace su reaparición política en el país, con todo el apoyo de la mayoría de los medios masivos de comunicación, culpando al gobierno de Zedillo de ineptitud en el manejo de la economía y de violar la ley en el caso de su hermano.
2. El significado de la reaparición no escapa a nadie: es una prueba de fuerza y a la vez un acto de prepotencia por el que Carlos Salinas pretende evidenciar su impunidad y advertir a la burocracia política, y de paso al gobierno estadunidense, que él va a ser el factótum en la sucesión presidencial combatiendo a Cuauhtémoc Cárdenas en estrecha alianza con Labastida.
3. El retorno de Carlos Salinas evidencia ante todo que en México no existe un Estado de derecho ni hay transición alguna. Las evidencias de los últimos años han demostrado que Carlos Salinas cometió todo género de ilícitos contra el patrimonio y los derechos de la nación y de los mexicanos, y las investigaciones de la Procuraduría helvética y de diversas agencias de Washington han probado que es, sin el menor asomo de duda, uno de los principales capos del narcotráfico en América Latina. Y sin embargo el procurador General Jorge Madrazo no ha procedido a detenerlo, como era su responsabilidad hacerlo: anteponiendo otra vez las reglas "no escritas" del "sistema" que le dan impunidad e inmunidad a los ex presidentes (y que el grupo gobernante pretende que ya no existen) a los derechos de la nación.
4. Las escandalosas declaraciones de Carlos Salinas a Sergio Sarmiento, de Televisión Azteca, transmitidas casi en directo a las 14 horas (y retrasmitidas en dos ocasiones), su rueda de prensa a los medios y su entrevista exclusiva a Chapultepec 18, de Joaquín López Doriga, de Televisa, constituyen también, por otra parte, una afrenta para el gobierno y para Ernesto Zedillo en lo particular, dejándolo como un gobernante en extrema debilidad o como un cómplice sin pudor. La ausencia de Salinas del país y su consiguiente impunidad se explicó en función de esas reglas "no escritas" y ahora, al regresar y culpar de nuevo del desastre económico de los últimos años al gobierno de Zedillo, Salinas rompe con ese pacto entre los dos y hace evidente que tiene una alianza con Francisco Labastida, que deja a Zedillo como un gobernante sin autoridad alguna: forzado a ser cómplice de todo.
5. Los paralelismos de la historia ponen las cosas en su sitio. La ruptura en 1935 entre Cárdenas y Calles fue real y la de Zedillo y Salinas en 1995, si se atiende a los hechos, no ha dejado de ser una simulación. Cuando en junio de 1935, luego de una larga ausencia del país, Plutarco Elías Calles regresó a México e hizo declaraciones contra el gobierno cardenistas pretendiendo subordinar a su autoridad a la clase política, el presidente Lázaro Cárdenas respondió de inmediato cesando a los callistas del gobierno y hablando con todo el peso de su autoridad moral, y en abril de 1936, al volver al que se creía todavía "el Jefe Máximo" de la Revolución una vez más a México, Cárdenas lo despachó en un avión hacia San Diego. Zedillo, por el contrario, ha gobernado con los salinistas (no en balde siguen Farell en la Contraloría y Madrazo en la PGR) y haciendo las políticas del salinismo, pretende dejar en la silla presidencial a un hombre cuya candidatura negoció con su predecesor y, como si fuera poco, se ha sumido ante estas evidencias de poderío.
6. La prepotencia de Carlos Salinas se sustenta sin duda en su poderío económico, y ahí la responsabilidad del gobierno actual es muy grande pues nada hizo por desmantelar un imperio edificado con recursos del narco y del peculado. Clave de la supervivencia política de Salinas ha estado en su capacidad de asociarse con los principales empresarios nacionales, hacerlos sus prestanombres (Roberto Hernández, Roberto González Barrera, Gilberto Borja, Carlos Hank, Roberto Alcántara, Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego, Claudio X. González, Emilio Azcárraga) y por esa vía adueñarse de los principales recursos, empresas, bancos del país y pretender por lo mismo que sus intereses son los intereses del "sistema".
7. La reaparición de Carlos Salinas no hubiera podido tener el impacto que tuvo, sin embargo, sin el papel determinante de algunos medios de su propiedad, que son los mismos que han llevado la campaña permanente contra el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas en la capital. Plutarco Elías Calles era propietario en 1936 de un pequeño periódico, El instante, que no tenía influencia alguna en la sociedad y Carlos Salinas, por el contrario, tiene el control editorial del diario Crónica, y de Televisión Azteca, compró según se afirma un porcentaje de Televisa, goza de influencias determinantes en otros medios escritos y tiene a sus órdenes a una corte de académicos y periodistas sin los cuales no hubiese podido darle impacto a su fugaz retorno. ƑQuién podrá creer en los meses que vienen que Sergio Sarmiento es un periodista y no un "patiño" de Salinas, o que Televisión Azteca no es de su propiedad?
8. La cobertura excepcional de Televisión Azteca a las actividades de Carlos Salinas, en una serie de emisiones que simulan ser objetivas pero que sólo le hacen el juego a este peligroso individuo (pretendiendo que existe una división de opiniones en el pueblo mexicano en torno a él y una campaña de linchamiento de ciertos sectores en su contra), evidencia algo más: el poderío del narco sistema.
9. El retorno a México de Carlos Salinas, aun y cuando fugaz, es sin embargo, y por sobre todas las cosas, un desafío a amplios sectores de la sociedad mexicana, a los que no solamente llevó a la miseria con sus políticas perversas sino a los que ha agraviado con la impune actividad criminal que han llevado a cabo él y su familia. Esa sociedad civil que ve como una nueva ofensa la subordinación --y complicidad-- de Ernesto Zedillo y de Francisco Labastida ante quien tiene que rendirle cuentas a la nación.
10. La historia no da sin embargo vuelta atrás, y la sociedad mexicana, que está en movimiento en 1999, le va a pasar la factura por sus crímenes no sólo a Carlos Salinas, sino también a quienes hoy en día, desde la cúspide del poder político y económico, lo están hoy encubriendo y defendiendo sus intereses contra los derechos de la nación.