Antonio Gershenson
El asesinato y los medios

En la medida en que se hace evidente el fracaso de la campaña de una parte de los medios de comunicación para culpar al gobierno capitalino del asesinato de Francisco Stanley, pasa a primer plano otra confrontación entre los medios que participaron en dicha campaña. Se puede repetir lo que sucedió constantemente durante la campaña electoral de 1997, cuando cada nueva oleada de ataques personales contra Cuauhtémoc Cárdenas se traducía en un aumento de las intenciones de voto a su favor.

No sólo las principales cadenas televisivas, sino estaciones de radio y medios impresos de diferentes entidades recurren a ataques contra otros medios y contra uno u otro precandidato del PRI. Como lo más inmediato es la definición del candidato presidencial, se está iniciando, o reiniciando, una batalla de medios contra algunos de éstos. Esta batalla no se está expresando en la confrontación de programas o propuestas, aunque éstas se hagan, sino en la descalificación del oponente.

La polarización extrema, la actitud de que "todo se vale" con tal de ganar, y la descalificación personal como táctica electoral, son el caldo de cultivo de la violencia y el crimen. Ahora, como hace casi seis años con el asesinato del cardenal y arzobispo de Guadalajara, el primer homicidio de una persona pública y conocida aparece como acto del crimen organizado. Pero entonces siguieron los asesinatos de Colosio, de Ruiz Massieu y de Polo Uscanga, por citar a los más conocidos. Y es muy importante para el país que ahora no estemos ante el primer crimen de la temporada.

Por eso es tan fundamental que haya fracasado, por lo menos por el momento, el intento de linchamiento político y publicitario de funcionarios del Gobierno del Distrito Federal. Y por lo mismo es importante que no se deje resurgir esa línea de acción, caldo de cultivo de más violencia y más asesinatos.

Stanley no era ajeno a la política. Fue, por ejemplo, candidato del PRI a diputado por un distrito capitalino en 1997. Perdió, igual que todos los nominados de ese partido en el DF a diputados federales de mayoría relativa, asambleístas de mayoría relativa y jefe de Gobierno. Pese a ello, los informes publicados hablan de una continuada gestión a favor de dueños de establecimientos muy particulares. Todas las versiones del homicidio publicadas en estas páginas incluyen al crimen organizado, y varias de ellas incluyen, además, elementos políticos. El fracasado intento de linchamiento televisivo fue uno de ellos.

En la ya iniciada campaña electoral habrá, sí, enconamientos incluso dentro de un mismo partido. Pero hay reglas, hay leyes y existe la necesidad de que la confrontación sea política, programática y civilizada. Al mismo tiempo, se sobrepone la llamada precampaña, por ahora, sobre todo dentro del PRI, con la campaña misma por la Presidencia.

Tenemos adelante más de un año antes del día de la elección, bastante más de lo que se acostumbraba anteriormente. Esto implica ver las cosas con una mejor perspectiva y a un plazo más largo. Un problema relativamente menor sería el desgaste de algunos candidatos. El problema mayor sería el desgaste del proceso electoral mismo. Todos lo debemos cuidar.